Informa el diario Milenio del domingo 30 de diciembre que en los últimos diez años los diputados se han metido a la bolsa 3 mil 211 millones de pesos en dinero “no auditable”. Esto significa que esa suma no incluye salarios, ni seguros médicos ni de vida, ni pasajes de avión, ni viáticos, ni la larga lista de babosadas que se llaman “otras remuneraciones”.
Los diputados tienen en tan alta estima su valor que nada más en el mes de diciembre de 2007, cada uno de los quinientos prohombres y promujeres se adjudicó:
$75, 702 de salario.
$44,025 por “Asistencia legislativa”.
$27,665 por “Atención ciudadana”
$101,230 de aguinaldo.
Un total de $248,622 para cada diputado.
El erario público –cuya administración es privilegio de los mismos prohombres- se vio así aligerado de la suma de 124 millones, 311 mil pesos, sólo en el mes de diciembre.
Y lo único que tuvieron que hacer a cambio fue apersonarse en la cámara ocho veces, culiatornillarse, bostezar, pasar lista y proceder a la pagaduría.
La cámara de diputados tiene una página web. Es muy interesante. Por ejemplo, uno se entera de cosas como ésta.
Como se puede observar, la sesión del 14 de diciembre comenzó a las 12:32 y terminó a las 12:45. Trece minutos de ardua labor (doce de los cuales fueron para pasar lista).
Senadores
El mismo día, pero en el Reforma, se cuenta que 30 senadores/as -la tercera parte de los 128 que componen la cámara “alta”- no presentaron siquiera una iniciativa en el último periodo de sesiones de 2007.
38 prohombres que se limitaron a apersonarse en la cámara de senadores, culiatornillarse, bostezar, pasar lista y…
Sí, claro. En una democracia, los partidos políticos son un mal necesario. El problema con los nuestros es que son tan malos que parecería que es a la democracia a la que consideran innecesaria.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.