Javier Marías
Vidas escritas.
Edición ampliada
Madrid, Alfaguara,
2012, 286 pp.
Ivan Turgueniev se enamoró de una cantante llamada “La García” y vivió con ella y con su marido durante un largo (y aparentemente pacífico) periodo; Thomas Mann tomó nota de sus vicisitudes gastrointestinales regularmente a lo largo de su vida; Vladimir Nabokov aborrecía los insecticidas y el bidé. Aunque podemos afirmar con certeza que ninguno pasó a la historia de la literatura por ello (sino por haber escrito respectivamente Primer amor, La montaña mágica y Lolita), no podemos decir con igual rotundidad si el experimento amoroso, el estreñimiento y el rechazo al bidé no contribuyeron de algún modo a la confección de esas obras maestras, y esto debido a que no existe forma de determinar de manera objetiva qué cosas hacen que un escritor escriba un libro importante y cuáles lo convierten sencillamente en un idiota. Muy posiblemente, el placer que nos provoca la lectura de anecdotarios de escritores se derive precisamente de ello; es decir, de nuestra incapacidad (y nuestro interés y curiosidad) para determinar en qué eventos de las vidas narradas puede hallarse el origen de una obra mayúscula.
Existen otras razones para leer este tipo de libros, sin embargo; en el caso de este Vidas escritas de Javier Marías, esas razones son principalmente estilísticas: como se suele decir a menudo, Marías es un prosista extraordinario, y los artículos reunidos aquí son ratificación de esto: según el autor, a la mujer de Robert Louis Stevenson le gustaba ir “siempre vestida con una especie de saco y tenía un rostro tirando a antipático, autoritario, huraño y aun avinagrado”; Rainer Maria Rilke “se pasó la existencia ‘esperando’ a la lírica y compartiendo esa espera con diferentes mujeres, la mayoría aristocráticas […] y bien dispuestas a darle albergue en sus diversos castillos y propiedades para que esperara en ellos más cómodamente”; la belleza de Lady Hester Stanhope era “discutible”.
Vidas escritas reúne veintiséis artículos adecuadamente ilustrados y divididos en dos secciones: “Vidas escritas” y “Mujeres fugitivas”; la incorporación de esta última fue la única novedad de la edición de 1999, que ampliaba y corregía la publicada en 1992, conformada por artículos publicados en la revista Claves de razón práctica, de ahí que el lector se pregunte por qué esta nueva edición no incluye los (numerosos) artículos de tema y estilo similares que el autor español publicó desde 1999 hasta el presente. En el que dedica a Giuseppe Tomasi di Lampedusa dice sobre las Notas sobre literatura inglesa del italiano que son “páginas en modo alguno científicas pero llenas de sabiduría, humor, seriedad y finura”, y se puede decir algo muy semejante de sus Vidas escritas, que funcionan en un doble sentido: son, por una parte, las de los autores reseñados, pero, por otra, también la del propio Javier Marías. De esta última se nos informa aquí que el autor de Tu rostro mañana no aprecia mucho a Thomas Mann, James Joyce y Yukio Mishima (singularmente, sus mejores retratos), que los autores que le interesan son principalmente canónicos (tan solo se apartan del camino más transitado sus retratos femeninos, como los de Madame du Deffand, Vernon Lee, Adah Isaacs Menken, Violet Hunt y Julie de Lespinasse) y que en su inmensa mayoría murieron antes de 1950; las excepciones a esto son las de Mann, Nabokov, Mishima, Isak Dinesen y Malcolm Lowry. No deja de ser llamativo que este recorte deje de lado la práctica totalidad de la literatura producida en el último medio siglo, pero los lectores de la obra de ficción de Javier Marías saben ya que esa obra se nutre principalmente (con la excepción del cine) de intereses lejanos en el tiempo. Por supuesto, esto es singular, pero aquí carece de importancia. Estas Vidas escritas son sencillamente magníficas, un ejercicio de erudición e ironía que una sociedad como la española (mayoritariamente renuente a ambas) quizás no sepa apreciar, pero que es de lo mejor que su literatura ha producido recientemente.~
Patricio Pron (Rosario, 1975) es escritor. En 2019 publicó 'Mañana tendremos otros nombres', que ha obtenido el Premio Alfaguara.