Kwaeε, Adjaye Associates, Force Majeure, Arsenale. Foto: Juan Carlos Calanchini González Cos.

Impresiones de un laboratorio y un paisaje

Una bitácora de viaje por la Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia, peregrinación obligada para quienes se dedican a la arquitectura.
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Una vez escuché a alguien decir que la Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia es una peregrinación que toda persona que se dedica a la arquitectura debe hacer al menos una vez en su vida. Ofrezco una narración de mi andanza, a través de una bitácora de viaje.

12:45 – Venecia

Llego a Venecia en un vuelo procedente de Londres por el que generé una huella de 0.2 toneladas de CO2. Consideré la opción de tomar trenes de ida y vuelta, como se sugería en hilos de Twitter, pero no tuve tiempo para intentarlo. Al registrarme como prensa para la bienal, me solicitaron información sobre mi medio de transporte. Preocupa que la estrategia del comité organizador sea compensar las emisiones residuales mediante el offsetting o compra de créditos de carbono, lo cual desplaza la responsabilidad en lugar de buscar estrategias para reducir las emisiones a cero.

“La vida es en aquella ciudad como un paréntesis. Así como Venecia no se parece a nada, así los días que allí se pasan vienen a ser una interrupción de las condiciones normales en que vive toda la humanidad civilizada”, escribió Benito Pérez Galdós en De vuelta de Italia en 1900. Hoy, Venecia sigue siendo un paréntesis –un viaje a otro mundo– azotado por el capitalismo y el turismo, y parece estar al borde del colapso debido a todo lo que rodea a la bienal. Aunque la ciudad se ha convertido en un catalizador para despertar la conciencia colectiva, la duda persiste: ¿por qué la bienal sigue siendo aquí?

8:30 – El ayer y hoy de la bienal

Mientras me tomo un café, un poco de contexto. La Bienal de Venecia inició en 1895 como una exposición internacional de arte. En 1980 se sumó la arquitectura, creando la Muestra Internacional de Arquitectura de Venecia, ahora en su 18ª edición.

El Giardini en Venecia se convirtió en el epicentro de la exposición, con pabellones nacionales construidos para representar la identidad arquitectónica única de cada país. Con el tiempo, se añadieron más pabellones para brindar una plataforma más internacional a los arquitectos. Para acomodar a la cada vez más exposición se utilizó el Arsenale, un complejo histórico de astilleros, donde otros países presentan instalaciones de experimentación arquitectónica.

9:45 – Posicionamiento

Lesley Lokko es la primera arquitecta negra y una de las pocas mujeres en ser curadora de la bienal. Nació en Escocia y creció en Ghana. También es académica, novelista y fundadora del African Futures Institute. Su educación ha propiciado un caleidoscopio de perspectivas que profundizan en temas de identidad cultural y racial en la arquitectura. Sus contribuciones han dejado una huella significativa en la enseñanza y el entendimiento de esta disciplina, destacando la influencia transformadora que tiene en las comunidades y ciudades.

12:00 – El laboratorio del futuro

En un laboratorio se ponen a prueba cosas. Aquí hay especulaciones y provocaciones. Esta muestra nos enseña los desafíos abrumadores que enfrenta nuestra sociedad global. Cuestiona la maquinaria antigua que perpetúa la exclusión y la explotación, y arroja luz sobre el legado violento del colonialismo que sigue resonando en nuestra existencia.

La premisa de “no dejar a nadie atrás” planteada por la ONU siempre me ha parecido poderosa. En el contexto de esta bienal, la postura de Lesley Lokko es desafiar la narrativa dominante contada por un grupo privilegiado dentro de la arquitectura, para darle a África –un paisaje que sigue considerándose un banco de recursos para extracción– protagonismo como agente de cambio.

Lokko justifica que esta bienal se basa en la “estructura y el formato de las exposiciones de arte”, pero difiere en aspectos críticos que a menudo se pasan por alto. Su objetivo es generar cambios significativos. Este laboratorio del futuro debe convertirse en una herramienta para cuestionar y transformar los elementos arraigados en la arquitectura y la educación. Los temas de descarbonización y descolonización rompen barreras y abren espacios para voces que tradicionalmente no han participado en este tipo de eventos.

En definitiva, esta bienal se convierte en una plataforma para la transformación y la apertura de nuevas narrativas en la arquitectura. Busca generar un impacto que trascienda los límites físicos, influyendo en la forma en que pensamos y practicamos la arquitectura tanto en el presente como en el futuro. Es una muestra compleja. Algunos temas incómodos y otros sin la profundidad necesaria. Veo ideas más que soluciones. ¿Cómo ponerlas a prueba?

11:00 – La educación como motor de cambio

Una de las propuestas más fuertes de Lokko es incluir a los jóvenes en el diálogo. Lokko eligió a 50 estudiantes, graduados, académicos y jóvenes profesionales menores de 35 años de todo el mundo para formar la primera edición de Biennale College Archittetura, donde analizaron la interacción entre descolonización y descarbonización en arquitectura. Juntos, estudiaron proyectos de diseño a distintas escalas, pensando en nuevos caminos para el futuro de la enseñanza arquitectónica. No se trataba de llegar a un resultado en concreto, sino de un momento formativo para sus futuras carreras. En un espacio de generosidad, los participantes no solo se atrevieron a mostrar sus audaces sueños, sino también a cuestionar, romper convenciones, ir en contra del orden establecido y ampliar los límites de lo que la arquitectura puede ser. Ejemplificaron la idea de que no es estática, sino una fuerza dinámica que permite imaginar un futuro en el que el entorno construido puede ser un catalizador de un cambio profundo.

12:00 – México

El Pabellón de México, titulado “Infraestructura utópica: la cancha de básquetbol campesina”, generó polémica debido a distorsiones y deficiencias en su proyecto, preocupando a los artistas e investigadores involucrados. La propuesta fue desarrollada por APRDELESP, una oficina de arquitectura de la Ciudad de México, en colaboración con Mariana Razo Botey como curadora artística y de investigación.

Pabellón de México. Foto: Marco Zorzanello / Cortesía La Biennale di Venezia.

Sin expectativas y desconociendo la propuesta, me encontré con una cancha de básquetbol campesina a escala 1:1 trazada en el suelo de concreto con esmaltes epóxicos de tonos brillantes. Esta estética pop-hipster-cool se aleja de las canchas comunes que se encuentran en todo el país.

Había mucha gente. Ruido en aumento y muchas cosas ocurriendo a la vez: unos danzantes ejecutaban la Danza de los catrines de Tlaxcala, se transmitía radio en vivo, una rocola tocaba música seleccionada por los asistentes. Bullicio y el rebote del balón.

La cancha, pretenciosa, busca desafiar las arraigadas normas del atletismo occidental, dominado por Canadá y Estados Unidos, y la reivindicación indígena. Mientras algunos jugaban en ella, otros conversaban en las gradas. Parece no trascender su función recreativa.

Para los curadores, “la cancha de basquetbol campesina, refuncionalizada, es mucho más que una deconstrucción de la infraestructura deportiva occidental: es la unidad de construcción que cimienta las utopías indígenas en resistencia”. El pabellón logra atraer y captar la atención del público con sus mejores jugadas de básquetbol durante al menos tres minutos, pero corre el riesgo de convertirse en un popurrí de elementos inconexos y superficiales. Si bien toca de manera velada el primer eje de la bienal, la descolonización, no presenta una propuesta que aborde de forma clara el segundo eje, la descarbonización. ¿Cuáles son los procesos colectivos alrededor de la cancha y cómo contribuyen a la construcción de futuros posibles en el contexto mexicano? Estas interrogantes quedan sin respuesta en el pabellón.

16:20 – Una escapada al Giardini

Lo que presencié en la bienal va más allá de la arquitectura convencional. Veo narrativas inconexas: una multiplicidad de ideas aisladas. Según Patrik Schumacher, de Zaha Hadid Architects, el evento no muestra ninguna arquitectura. Para mí, los arquitectos juegan a ser artistas. La descolonización y la descarbonización se transmiten de manera indirecta, a través de técnicas y narrativas poco convencionales, como instalaciones audiovisuales o elementos performáticos, caso del pabellón de Francia. Además, no hay diálogo entre lo expuesto en los diferentes pabellones. Una propuesta audaz y política es el derribo temporal de un muro y el desmontaje de las rejas en el pabellón suizo, para establecer un diálogo de conexión física con el pabellón vecino, de Venezuela.

¿Cómo se traslada lo que aquí se expone y discute entre arquitectos a la sociedad y a quienes toman las decisiones, especialmente de países económicamente menos favorecidos? Resulta importante rescatar la propuesta “Venice takeaway: ideas to change British architecture”, una muestra curada en 2012 por Vanessa Norwood y Vicky Richardson con el objetivo de compartir ideas globales más allá de las fronteras para abrir el debate sobre la arquitectura en Reino Unido.

Sería interesante que más países coadyuvaran para encontrar conexiones que puedan aportar estrategias en conjunto. También necesitamos más soluciones basadas en la naturaleza en colaboración con otras disciplinas. Sin embargo, sin propuestas de acción, las propuestas se vuelven meras provocaciones.

23:30 – El exclusivo vernissage

La bienal es ya un privilegio reservado para los pocos afortunados que pueden costearlo, pero su vernissage es un evento aún más exclusivo. ¿Quiénes son los afortunados que pueden tener acceso a lo que se presenta en la bienal? Este evento, más que para dialogar sobre las cuestiones que rodean la temática seleccionada, es un espacio de encuentro social y coincidencias. Llevo un día y me doy cuenta de que aquí se viene a ver, pero sobre todo a ser visto. Parece que a todos les indicaron la etiqueta de vestimenta: líneas rectas y holgadas en tonos oscuros, donde predomina el negro. Tote bags, lentes oscuros de pasta y plumas de diseñador. Poses, glamour, cicchetti y muchos Aperol Spritz.

10:00 – Una visita al Arsenale

Un pasillo del Arsenale. Foto: Juan Carlos Calanchini González Cos.

Sin mucho tiempo de sobra, intenté recorrer lo más posible antes del cierre. A medida que uno camina por los laberínticos pasillos de la muestra se revelan una serie de relatos interconectados, cada uno tan intrincado y cautivador como el siguiente. Espacios oscuros. Luz tenue. A mis ojos, la estructura de la exposición evoca la intrincada trama de una novela de Italo Calvino, con giros inesperados en cada esquina: un país de sueños arquitectónicos, con un toque de imaginación.

Una energía vibrante impregna el aire. 89 participantes visionarios de diversos orígenes –en particular de África y su diáspora–, tejen un rico tapiz de perspectivas culturales, de innovación y esperanza. Con edades entre los 24 y un promedio de 43 años, la participación igualitaria de mujeres y hombres refleja el compromiso de la exposición con la inclusión y la representación.

Cortinas de PVC rojo, que parecen sacadas de un almacén enfriador de carnicero, dividen las distintas salas del Arsenale. Esto me hizo sentir que –como un procesamiento de carne– cada cambio de sala invita a procesar ideas.

12:40 – Descolonización y descarbonización

Entre las salas del Arsenale descubrí el corazón de esta experiencia transformadora. Nada me tenía preparado para una conmovedora odisea de 30 minutos que desentraña el oscuro tapiz de las prácticas coloniales belgas en el Congo, trabajo de Sammy Baloji. Fui testigo de la inquietante muestra de Olalekan Jeyifous y Mpho Matsipa que relataba la devastación causada por las prospecciones petrolíferas en el delta del Níger y me encontré con remedios visionarios que pretendían curar las cicatrices infligidas a la tierra.

Con Terra (Tierra), Brasil sumerge a los visitantes en un entorno cubierto de tierra y basamentos de tierra apisonada. Se presenta como un territorio de diáspora, que revela el intrincado tapiz de contribuciones afrobrasileñas e indígenas, tendiendo un puente con el modernismo. Nos invitan a adoptar perspectivas olvidadas, a honrar la sabiduría ancestral y a reimaginar nuestro futuro común con la reverencia que se merece. El pasado 20 de mayo, Brasil recibió el León de Oro a la Mejor Participación Nacional.

Pabellón de Brasil. Foto: Matteo de Mayda / Cortesía La Biennale di Venezia.

Para mí, la descolonización y la descarbonización son elementos cruciales para un futuro justo y sostenible, y deben ser el núcleo de un nuevo sistema educativo. Los planes de estudio requieren un enfoque pedagógico que aborde cuestiones de raza, identidad, género y otredad, integrándolas con tecnología, diseño, y teoría. El proceso implica un cambio sistémico y la crítica a las jerarquías de conocimiento existentes, centradas en el norte global, priorizando las experiencias y perspectivas de las comunidades marginadas. Se trata de preparar a los estudiantes para enfrentar la crisis climática.

14:00 – La historia contada

A lo largo del Arsenale, fragmentos cautivadores del texto introductorio de Lesley Lokko sobre el Laboratorio del Futuro nos transportan a un viaje repleto de significado y desafíos arquitectónicos.

Lokko destaca que la cultura “es la suma total de las historias que nos contamos a nosotros mismos, sobre nosotros mismos”. Sin embargo, señala que esta afirmación carece del reconocimiento de quiénes son incluidos en ese “nosotros”. Para ella, en arquitectura, “la voz dominante ha sido históricamente una voz singular y exclusiva que, argumenta, ha “ignorando a amplios sectores de la humanidad –financiera, creativa, conceptualmente–”.

15:35 – La historia incompleta

Lokko sostiene que “la ‘historia’ de la arquitectura está, por tanto, incompleta. No errónea, pero incompleta”. Esto nos deja ver que hay una falta de representación y reconocimiento, “como si hubiéramos estado escuchando y hablando en una sola lengua”. Aquí, Lokko nos invita a ampliar nuestra comprensión incluyendo diversas perspectivas y voces en el diálogo, especialmente de África.

20:30 – La importancia de esta bienal

Según Lokko, la Bienal de Arquitectura de Venecia y otras exposiciones afines son oportunidades únicas para “ampliar, cambiar o volver a contar una historia”. A pesar de plantear que su influencia va más allá de los “muros y espacios físicos que la albergan”, no logran llegar a un público más amplio para transformar la percepción de la arquitectura. Ejemplos como el pabellón de República Checa, que, partiendo de la pregunta “¿cómo pueden los arquitectos diseñar un mundo mejor si ellos mismos trabajan en un sistema laboral tóxico?”, buscan una reinterpretación colectiva –y necesaria– de la profesión. En la mayoría de los pabellones no se presentan propuestas de aplicabilidad para impulsar cambios en la práctica. La crítica y los posicionamientos que plantean muchas veces se quedan en palabras. Los pabellones deben buscar provocar un impacto crucial en nuestra sociedad y contexto actuales.

Instalación de Serge Attukwei Clottey, “Time and Chance”. Dangerous Liaisons, Arsenale. Foto: Juan Carlos Calanchini González Cos.

Los temas importantes que se debaten aquí, ¿cómo llegan a aquellos que no pudieron asistir al evento, en especial a los estudiantes de arquitectura en escuelas alrededor del mundo, incluyendo en México, quienes serán los practicantes en unos años? Este evento es demasiado significativo para que solo aquellos que siempre participan sean testigos de él. Los mensajes de la bienal podrían difundirse en los países participantes mediante foros de debate en universidades. Se antoja que los mensajes de la bienal se difundan en otros países, incluso entre aquellos que no participan en el evento y personas que no tienen la oportunidad de asistir. Esto podría lograrse a través de foros de debate en universidades o centros culturales.

La Bienal de Arquitectura de Venecia es un profundo testimonio de nuestra responsabilidad compartida. El Laboratorio del Futuro se levantó, con sus puertas abiertas a todo aquel que quisiera entrar, a soñar y a forjar un mundo diferente con el poder de su imaginación.

Sin embargo, necesitamos emprender un viaje colectivo para reimaginar el mundo en que vivimos y crear un futuro que refleje las esperanzas y los sueños de cada individuo.

8:00 – Rumbo a un paisaje mexicano

Es temprano por la mañana y ya estoy en un tren saliendo de Venezia Mestre rumbo a Treviso Centrale. Me dirijo a la Fondazione Benetton Studi Ricerche para asistir al segundo día del primer encuentro público en Italia dedicado a México y sus paisajes, titulado Messico. Caratteri e culture di un paesaggio “mágico” (México. Personajes y culturas de un paisaje “mágico”). Este ciclo de conferencias forma parte del XXXIII Premio Internacional Carlo Scarpa para Jardines 2023-2024.

Amaya Larrucea Garritz, arquitecta de paisaje y participante del encuentro, me compartió que “la fundación no premia ni a un autor, ni a un arquitecto, ni a un paisajista, sino que el premio es para un lugar, un paisaje”. El comité científico de la fundación selecciona cuidadosamente un lugar excepcional en el mundo que cumpla con los objetivos del premio en términos de singularidad y relevancia.

Para esta edición, el comité viajó a la Ciudad de México y Oaxaca para visitar varios paisajes, entre ellos la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, el Espacio Escultórico, Monte Albán y el Jardín Etnobotánico de Oaxaca. Buscan que los motivos de la premiación sean amplios, que sean lecciones: “la mejor de las posibilidades para la vida. No se trata de un premio estético, de imagen, o del estereotipo que aparece en revistas, sino a la apropiación, a la vida, a lo que promueve, a lo que implica el lugar”. Es una campaña audaz que busca explorar y reconocer la diversidad cultural del paisaje y difundir con un público más amplio la importancia de preservar el valioso patrimonio natural e histórico.

El Premio Carlo Scarpa 2023-2024 se anunciará en abril de 2024. Aunque aún desconocemos el lugar exacto dentro del área geográfica de México, se espera que se revele en los próximos meses. Que hayan escogido a México para la edición XXXIII del premio permite, como comenta Amaya, “reconocer que ya hay una mirada hacia el territorio mexicano como un espacio con valor paisajístico”.

14:25 – Visitando al Maestro

Tumba de la familia Brion, por Carlo Scarpa. Foto: Juan Carlos Calanchini González Cos.

Después de la conferencia, nos dirigimos en una van a la tumba de la familia Brion en San Vito d’Altivole, obra de Carlo Scarpa. El mundo auténtico y simbólico de Scarpa cautiva tanto a arquitectos como a no arquitectos. Cada detalle fascinante en cada milímetro. Tuve la suerte de visitarla en solitario durante la Bienal de Arte en 2017. Esta vez, acompañado por miembros del comité científico de la fundación y los ponentes de la conferencia, experimenté una sensibilidad espacial distinta. Bajo una lluvia leve, la visita me brindó una nueva perspectiva y la oportunidad de comentar sobre detalles previamente inadvertidos.

18:00 – Contrastes

Vista del complejo original de Fabrica, renovado por Tadao Ando. Foto Juan Carlos Calanchini González Cos.

Nos dirigimos a Fabrica, un centro de investigación creativa fundado en 1994 por Luciano Benetton y diseñado por Tadao Ando. Su estilo arquitectónico refleja una elegancia minimalista en concreto y un profundo respeto por el entorno. Fabrica es un espacio donde jóvenes artistas y diseñadores se reúnen, exploran y colaboran, como un laboratorio del futuro, aunque durante el día no había actividad, dejando una sensación de falta de acción en los espacios. Cerramos la jornada disfrutando de un antipasto misto di pesce, un espectacular spaghetti allo scoglio y un delicioso tiramisú, mientras conversábamos sobre el paisaje y el suelo lacustre de la Ciudad de México.

11:00 – El tiempo honesto

Aterrizando en Londres, lamento haber tenido poco tiempo para apreciar las propuestas con calma y me quedo con mucho por decir. Según Lokko, esta muestra demanda energía y tiempo para comprenderla. El tiempo como aliado: lo que hace falta para hacerle frente a las crisis que enfrentamos.

Me deja un mal sabor de boca saber que no todos tienen acceso a esta experiencia. En definitiva, el Laboratorio del Futuro es un testimonio del poder transformador de la arquitectura, un faro de esperanza en un mundo que anhela el cambio. Es un testimonio de la creencia de que, dentro de los límites de nuestra capacidad creativa, podemos transformar el mundo, ladrillo a ladrillo, pensamiento a pensamiento, hasta que surja una nueva realidad que refleje la belleza y la complejidad del espíritu humano. En algo cumple: no busca ofrecer soluciones, sino convertirse en agente de cambio que rompa paradigmas.

Aunque la experiencia fue estimulante, llega un momento en el que ya no podemos jugar.  Persisten varias preguntas acerca del impacto que tiene en el público y cómo los pabellones logran transmitir su mensaje. Es relevante reflexionar sobre cómo cada país debe continuar con su propuesta después de la bienal, extendiendo el mensaje más allá de noviembre de 2023.

Al final, la Muestra de Arquitectura de Venecia siempre da de qué hablar. Los arquitectos no podemos dejar que lo que se expone en Venecia se quede en Venecia. Debemos impulsar para que la bienal siga cruzando fronteras, abriendo la puerta a otros horizontes y dando la bienvenida a nuevas voces.

Al margen de aquellos que se esfuerzan por estar presentes en la bienal para demostrar un punto, quiero hacer eco del llamado de Andreas Philippopoulos-Mihalopoulos, teórico del derecho y editor en jefe de la revista científica Anthropocenes – Human, Inhuman, Posthuman. Hoy más que nunca, es necesario que “empecemos todos a adentrarnos en este único mundo que tenemos, asumiendo el manto de la responsabilidad honesta y, en definitiva, tratándolo todo como si fuera lo único que nos queda”. Si tenemos imaginación, también debemos tener optimismo. ~

La 18a Muestra Internacional de Arquitectura de La Biennale di Venezia, “El laboratorio del futuro”, está abierta hasta el 26 de noviembre. Más información aquí.   

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Es arquitecto, editor y escritor


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