Este cuerpo nuestro

Este cuerpo mío, obra de Mariana Villegas, es un ejercicio de percepción corporal, un monólogo del cuerpo que detona una serie de preguntas en quien lo escucha: ¿de qué maneras se comunica el cuerpo?, ¿qué obstáculos enfrenta cuando quiere romper el silencio?
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En el escenario hay solamente una mesa y ropa tirada en el piso. Mariana Villegas, bien plantada al centro, empieza por enlistar las cosas de las que podría hablar, haciendo un repaso de los capítulos (un poco caóticos como los de la vida de todos) de la historia de su cuerpo: “Podría hablar de lo innegable. Podría hablar de la clasificación. Podría hablar de la comparación de mi cuerpo con un animal o un objeto. De los estándares de belleza. De la aniquilación. De haber crecido en la Ciudad de México. De haber nacido con este cuerpo en 1986 y no en 1686. De ser una espectadora de relaciones amorosas. Del primer rechazo. Del segundo. Del racismo. De las relaciones sexuales secretas en mi historial. De ser vergüenza para el otro. De ser vergüenza para mí. De haber jugado a ser Miss Universo. De las tallas extras. Podría hablar mal de todos y mal de mí.”

Este cuerpo mío arranca a así y culmina en un ejercicio de percepción corporal, un monólogo del cuerpo, una especie de intento por rescatar las memorias que anidan en nosotros, a veces más cerca de la superficie de lo que quisiéramos aceptar. Pero si bien la obra tiene rasgos autobiográficos, no se trata de una confesión ni de un anecdotario, sino de un pretexto para detonar preguntas en quien la escucha: ¿de qué maneras se comunica el cuerpo?, ¿qué obstáculos enfrenta cuando quiere romper el silencio?, ¿cómo podemos escucharlo, cómo evitamos escucharlo?, ¿quién habla cuando el cuerpo se hace presente?

¿Cómo colectivizar la intimidad? La pregunta, ya planteada desde “Se rompen las olas”, su anterior proyecto, está al centro del trabajo dramatúrgico y actoral de Mariana. “Hago teatro a partir de la autobiografía, para explicarme la vida, para compartir procesos íntimos”, dice la joven actriz y dramaturga sinaloense. “Me interesa exponer escénicamente temas o cuestionamientos que son parte de mis procesos de vida para generar una reflexión o preguntas que el espectador se haga sobre sí mismo”. Para ella, el actor es conducto para un fin que lo rebasa (cosa que se agradece como espectador).

Con una capacidad de expresión corporal fuera de serie, el cuerpo de Mariana (que es Mariana misma) narra todo aquello que normalmente permanece silenciado por una sociedad que insiste en imponer ideales de belleza imposibles de sostener por cualquier persona de carne y hueso. El resultado es una historia de resistencia ante la adversidad (la adversidad que es, por ejemplo, estar vivo y tener un cuerpo imperfecto) pero también de aprendizaje y de aceptación, en el mejor sentido que la palabra puede tener. Lo describe bien Roxane Gay en su libro Hambre, memorias de mi cuerpo: “El pasado está descrito en mi cuerpo. Cargo con él todos y cada uno de los días. A veces siento como si el pasado pudiera matarme. Es una carga muy pesada”. En palabras de Mariana: “Lo que más pesa del cuerpo es la cabeza. La idea que tenemos de nosotros mismos es lo que más pesa de nuestro cuerpo. Somos vistos antes de vernos. Miradas que van construyendo la idea de lo que somos, el cuerpo se va convenciendo de la repetición de las palabras que escucha, de la manera en que ha sido visto y nombrado”. En Este cuerpo mío, el cuerpo es ser, no propiedad. Es mucho más que la extremidad que nos acompaña: “No tenemos cuerpo, somos cuerpo”.

Producida en colaboración con Lagartijas Tiradas al Sol, Teatro Línea de Sombra y Münchner Kammerspiele, la obra está basada en textos de Franz Kafka, Umberto Eco, Jean-Luc Nancy, Clarice Lispector, Alejandra Pizarnik y Martín Caparrós, entre otros. No es extraño que Mariana se haya acercado a estos autores para construir su obra. No se trata solamente de cuestionar los estereotipos impuestos por el discurso dominante, sino de pensar en el cuerpo como un contenedor en el que acumulamos historias y buscar los recursos para contarlas. ¿Cuáles son esas historias que acumula el cuerpo, que le dan textura y forma, que lo alimentan? A fin de cuentas, reflexionar sobre el cuerpo es reflexionar sobre todo lo demás.

 

La obra tendrá funciones en Centro Cultural del Bosque (Teatro El Galeón) los lunes y martes a las 20:00hrs, hasta el 26 de junio. Cuenta con la dramaturgia corporal y dirección adjunta de Zuadd Atala, la colaboración artística de Luisa Pardo, Gabino Rodríguez y Sergio López Vigueras, y el diseño de audio de Juan Leduc. Algunas lecturas complementarias que vale la pena hacer: “58 indicios sobre el cuerpo. Extensión del alma” de Jean-Luc Nancy, “Historia de la belleza” e “Historia de la fealdad”, ese proyecto casi enciclopédico de Umberto Eco, la poesía completa de Alejandra Pizanik, y “Un artista del hambre”, de Franz Kafka.

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(Ciudad de México, 1984). Estudió Ciencia Política en el ITAM y Filosofía en la New School for Social Research, en Nueva York. Es cofundadora de Ediciones Antílope y autora de los libros Las noches son así (Broken English, 2018), Alberca vacía (Argonáutica, 2019) y Una ballena es un país (Almadía, 2019).


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