Chantal Peñalosa, "Unos cuantos metros cúbicos de aire entre México y Estados Unidos | Chantal Peñalosa Fong. Otros cuentos fantasmas | Museo Amparo, Puebla Unos cuantos metros cúbicos de aire entre México y Estados Unidos | Chantal Peñalosa Fong. Otros cuentos fantasmas | Museo Amparo, Puebla Unos cuantos metros cúbicos de aire entre México y Estados Unidos | Chantal Peñalosa Fong. Otros cuentos fantasmas | Museo Amparo, Puebla Chantal Peñalosa Fong Unos cuantos metros cúbicos de aire entre México y Estados Unidos", 2017. Cortesía de la artista y Proyectos Monclova.

Chantal Peñalosa: decir memoria y construir archivo

En la exposición Otros cuentos fantasmas se reúnen piezas de Chantal Peñalosa que habitan entre la noción de memoria y anhelo, entre lo extraño y lo personal.
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Los muros del Museo Amparo en Puebla albergan una colección de memorias que son al mismo tiempo intimidad y denuncia, emotividad y política. La exposición Otros cuentos fantasmas de la artista mexicana Chantal Peñalosa Fong (Tecate, 1987) parte de una búsqueda personal que trastoca múltiples historias familiares de migrantes, mismas que muchas veces son reconstruidas a partir de fragmentos, archivos y conversaciones a medias. “La historia tiene la capacidad de crear fantasmas”, dice la artista; contrario a la idea de que la historia preserva, parece que la condición migrante ejerce una aproximación distinta al concepto de memoria. ¿Qué anécdotas recibimos como herencia familiar y qué tanto determinan nuestra identidad? ¿Desde dónde y hacia dónde construir un recuerdo íntimo en constante mutación?

En 1890 la familia de Peñalosa Fong, proveniente de China, llegó a México. Pocos años después, entre 1916 y finales de los 30, se llevó a cabo una campaña antiinmigrante en el país que promovía reformas laborales y sociales para dividir a la población mexicana de la china, porque, decían, de otro modo México sería la vergüenza mundial. Ante estos conflictos sociales, los antepasados masculinos de la artista, siendo niños y adultos, se fueron a San Francisco, California, mientras que las mujeres permanecieron en el país para empezar una nueva vida, sin apellido que cargar, sin historia que sostener, pero con la esperanza de un eventual reencuentro.

La exposición en el Museo Amparo reúne obras de los últimos años de producción de la artista, poniendo en evidencia la repetición de motivos en sus exploraciones personales y artísticas y desarrollando un diálogo con las problemáticas de la migración, las fronteras y los límites. Las piezas de la primera sala aluden al espacio geográfico con una serie de fotografías de 2023 y un conjunto de frascos con aromas. Las fotos retratan nubes tenues o brillantes que aparecen en el cielo para recordarnos la condición de movimiento, un fenómeno de cambio intrínseco en estas formaciones. Las fotos además están acompañadas por una leyenda que indica el lugar y la hora en que fueron capturadas. Siempre en díptico, las piezas indican que se han fotografiado una en “Tecate, Baja California” y otra en “Tecate, California, Estados Unidos”. Los minutos de diferencia entre una fotografía y otra nos recuerdan la relatividad del tiempo y la fragilidad de la idea de la frontera: finalmente, todos y todas vivimos bajo un mismo cielo. Otra de las piezas de esta sala presenta sobre un pedestal seis frasquitos con destilados de diversos componentes químicos que se encuentran alrededor del cruce entre Tijuana y San Diego. Esta pieza la hizo en colaboración con químicos investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California, quienes encontraron en el aire componentes de aromas pertenecientes a la alimentación, el medio ambiente y la vegetación, mostrando otra manera de entender la frontera, en este caso como un ambiente por habitar.

La práctica de Peñalosa Fong se desarrolla entre la instalación, la fotografía y el video. En esta exposición se presentan dos videos de producción reciente en los que dialoga con la memoria migrante y familiar a través de los archivos públicos de Baja California y su archivo familiar-personal. En el video titulado Fong, la artista le escribe una carta a sus antecesores que emigraron a Estados Unidos para contarles la historia que a ella le narraron, desde lo femenino. “Les digo a estos hombres de mi familia que la historia los volvió fantasmas”, dice a sabiendas de que la memoria es también un ejercicio ficcional, pues la manera en la que recordamos ciertos eventos en el presente se van modificando con el paso del tiempo. Recordamos la última vez que pensamos en ese objeto, y no precisamente en el recuerdo original, por ello las fotografías son tan importantes para sustentar archivos y memorias. Ante una historia fragmentada no queda más que apropiarnos de los recuerdos desde la imaginación, pues justamente en la aparente falta de memoria (o evidencia de la misma) está la posibilidad del relato.

En otra de las salas se expone una colección de serigrafías sobre lino con imágenes de barcos que guardan en sí una condición borrosa, como si escapara del lienzo, como si se volviera ella misma fantasma. Estas representaciones de navío anclados cerca de muelles representan un no lugar geográfico pero corresponden a la memoria de quienes viajaron en ellos en búsqueda de mejores oportunidades de vida. La información que se pierde tanto en las monografías del pasado como en estas mismas imágenes que parten de fotocopias dan la sensación de un recuerdo inestable. Hay investigaciones que se desbordan de los procesos artísticos y que trastocan la vida personal, como sucede en este caso: “toda esta investigación ha estado presente desde que era niña; desde que tengo memoria, en mi familia se ha tratado de rastrear documentos y archivos. Yo entré allí hace unos años pero es un tema que ha estado latente y que ha sido un archivo en el que han participado muchas manos”. Es como una búsqueda detectivesca familiar de muchos años.

La recreación visual de paisajes y el ejercicio colectivo de historizar la propia narrativa familiar continúa en otra serie de pinturas, creadas en colaboración con su abuela, la primera mujer de su familia que nacería en México, a quien le preguntó cómo se imaginaba China. Peñalosa Fong trasladó estos relatos a un programa de inteligencia artificial que arrojó ciertas imágenes cercanas al pensamiento de su abuela. Posteriormente las intervino con gouache de tonos azules y verdes, siguiendo la tradición de un tipo de pintura china que alude a lugares reales pero recreados desde la ficción. “Me interesaba descubrir su China personal”, comenta. “A estas alturas hay cierta colonización de los territorios a partir de las representaciones de estos: a través de series, de películas, de internet, ya sabemos cómo son los lugares sin haber estado ahí nunca. Ya hemos visto infinidad de imágenes de cualquier lugar”. El espacio entre una memoria fundamentada en el relato y su encuentro con un banco de imágenes de uso libre hacen de la recreación de imágenes otra posibilidad para pensar las nociones de límite y frontera: ¿qué determina un sitio sino su representación visual? ¿Qué pasa con dicha representación cuando lo que hay es un entramado de ilusiones?

En el texto de sala, la curadora Virginia Roy habla del género literario zhiguai xiaoshuo, palabras que se traducen como “el registro de lo extraño”, considerado el origen de la ficción en China. La artista descubrió en estos relatos que había algunas palabras que se repetían tanto en las historias de este género como en la comunicación de la campaña antiinmigrante en México: adjetivos como lo abominable, lo extraño o la peste aparecen indiscriminadamente en un contexto y otro.

“Entre más se trabaja, más se apropia el relato”, dice Peñalosa Fong. “Para mí es una manera de rehacer el archivo y le llamo a esto contra archivo”. Esta apuesta no busca trabajar con la memoria desde la contemplación, sino desde la reapropiación de la historia y desde un archivo vivo y abierto a mutaciones. El título de la exposición hace alusión a aquellas historias que van quedando en el tintero: “Algo que he venido trabajando desde hace muchos años de múltiples maneras es lo fantasmal. Es como si varias de mis piezas fueran esos otros fantasmas o como si los relatos mismos que cuentan mis piezas de distintos proyectos, fueran los fantasmas en realidad”. Otros cuentos fantasmas son abandonos en espacios espectrales, historias que habitan entre la noción de memoria y anhelo, entre lo extraño y lo personal. ~

Otros cuentos fantasmas puede visitarse hasta
el 10 de junio de 2024 en el Museo Amparo, Puebla.

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es egresada de literatura y ha colaborado en
distintos medios culturales


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