Tomada de: www.gerardomontielklint.com

¿Qué es la fotografía mexicana contemporánea?

La cartografía de la fotografía mexicana actual requiere de palabras que funcionen como círculos concéntricos: dolor, otredad, ironía, sujeto, medio, abstracción.
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Zona Maco también son sus conferencias

El grupo de cuatro personas sentado en primera fila decide cambiarse de lugar, camuflarse entre el público, perderse al fondo del salón. Es posible que quieran escapar a media conferencia. Da la impresión de que el stand improvisado para las charlas se ha llenado de acarreados. De visitantes que pasaban frente al salón vacío justo a las cinco en punto cuando fueron interceptados por un empleado de Zona Maco que los convenció de entrar un ratito, por favor a la conferencia. “Vamos a esperar unos minutitos más antes de empezar”, se disculpa uno de los ponentes mientras los asistentes, que hacían guardia en otros stands, terminan de ocupar los asientos. La feria es mucho más que una exposición de fotografías, mucho más que un mercado para la compra-venta de arte contemporáneo. Sin ser un evento académico, Zona Maco ofrece un programa de conferencias sobre la curaduría y los proyectos artísticos que, pese a la calidad de sus temas e invitados, no termina de interesar al público y a los coleccionistas.

¿Qué es la fotografía mexicana contemporánea?

Se puede responder esta pregunta sin pasar apuros. Para “cumplir” solo hace falta seleccionar un puñado de artistas internacionalmente reconocidos y preaprobados por las revistas especializadas en el tema. El circuito del arte vicia el contenido de las exposiciones, las paredes de los museos repiten el índice de los catálogos y pocas veces puede verse lo que está fuera de este juego de espejos. Por su parte, la audiencia estadounidense se habría contentado con unas cuantas fotografías en blanco y negro de los condenados a la pobreza rural en México. Pero Gerardo Montiel Klint, contratado por el Museo de Artes Fotográficas de San Diego (mopa), tenía otra cosa en mente.

Con cuatro años de antelación, uno puede de veras sentarse a pensar qué es la fotografía mexicana contemporánea. En vez de apoyarse en categorías anacrónicas, conceptos manidos y cronologías demasiado cómodas, Montiel Klint decidió hacer una investigación de campo, salir de la bibliografía para poner un pie en el mundo, aunque esto significara descartar la línea curatorial que ya le había presentado a la Fundación Getty. Con cuatro años de preparación uno puede correr riesgos, aprender de los errores, volver los pasos, tantear el terreno. Quiero pensar que fue en las altas horas de la madrugada, después de haber revisado varias veces las más de 9,000 imágenes de la colección del mopa, y en medio de una apasionada conversación sobre el tema, cuando Montiel Klint, Mauricio Ortíz (ensayista) y Deborah Klochko (directora de la institución) decidieron salir del museo para sumar más voces y entrevistar a escritores, antropólogos, artistas, filósofos. “Qué es la fotografía mexicana contemporánea” fue la pregunta con la que se acercaron a Sergio González Rodríguez (uno de los cronistas más importantes de la violencia en el país), Alfonso Morales (director de la revista Luna Córnea), Patricia Mendoza (ex directora del Centro de la Imagen) y los fotógrafos Laura Cohen, Ana Casas, Daniela Edburg, José Luis Cuevas, Patricia Mendoza, Pablo López Luz e Yvonne Venegas, entre otros.

Eso que es la fotografía mexicana contemporánea –piensa Montiel Klint, una vez que ha sumado más voces a la conversación– es mucho más que un muestrario de imágenes. “El contexto importa”, repite Montiel Klint varias veces durante la conferencia, y cita tanto a la celebrada transición democrática de 2000 como a la violencia de los feminicidios y la de Ayotzinapa; hace referencia a la enorme brecha que hay entre los ricos y los miserables; menciona la injusticia social, la desigualdad, al Estado disfuncional y al regreso del PRI que casualmente coincidió con la profecía maya del fin del mundo, bromea por un momento hasta que se le viene en mente la frase del revolucionario Salvador Alvarado: “México es un país construido a partir de problemas que no se han resuelto”. La cartografía de la fotografía mexicana actual –decide el equipo– requiere de palabras que funcionen como círculos concéntricos: dolor, otredad, ironía, sujeto, medio, abstracción. Cada uno de los 19 artistas que participarán en la exposición (que será inaugurada en otoño de 2017) lidia con esta combinación de palabras-realidades y con su reverberación que traza un mapa de puntos y contrapuntos.

“Hacer de la curaduría parte de la exposición, y no solo una herramienta”.

“No se trata de que el público obedientemente escuche el monólogo del museo”, intercede Kevin Linde, miembro del Departamento de Aprendizaje Visual del mopa, “ni de colgar en las paredes unas cuantas fotos con un textito al calce”. “Sabemos”, agrega, “que algunos espectadores querrán darse un paseo rápido por la exposición, pero otros, animados por la curiosidad, querrán detenerse, saber más, consultar fuentes, revisar libros, husmear entre las fotografías del acervo”. Por ello han planeado una exposición que satisfaga el deseo de cada visitante. Los espectadores de Point/Counterpoint no tendrán que tragarse el discurso unilateral de los expertos. No se trata de administrarle una medicina (de academia) al público. Linde apuesta por las visitas como inmersiones. De ahí que el mopa ponga a disposición del público su biblioteca de 20,000 volúmenes y su colección de más de 9,000 imágenes. Quienes asistan podrán recrear el tanteo, el proceso de prueba y error, el aprendizaje y la investigación a fondo que hicieron los curadores, pensar otras interpretaciones y sacar más conclusiones. “Se trata de hacer de la curaduría parte de la exposición, y no solo una herramienta”, remata Linde.

Quien no tenga suficiente con el mopa podrá visitar cualquiera de las más de 40 instituciones culturales (entre las que se cuentan museos grandes y chicos, galerías, institutos y centros de arte) que integran el proyecto Pacific Standard Time: LA/LA (PST), organizado y financiado por la Fundación Getty. Uno podrá pasar de la cerámica contemporánea inspirada en las culturas prehispánicas al muralismo y los periódicos del Movimiento Chicano por los Derechos Civiles; visitar instalaciones de cartón que recrean los barrios de los migrantes en California o revisar la influencia de los latinos en Hollywood; los interesados en las minorías políticas podrán aprender de arte feminista latinoamericano por la mañana, de arte afrobrazileño a mediodía y de la comunidad LGTBI por la tarde; otros podrán hacer un recorrido histórico de los diferentes conceptos de naturaleza –desde la visión de los primeros misioneros en América, pasando por la así llamada Ilustración de las reformas borbónicas, hasta la construcción nacional en el siglo XIX. Incluso la migración asiática –un tema nuevo en la historiografía– forma parte de la programación de este evento inédito (por su magnitud y pluralidad) que se pregunta por las influencias de América Latina en Los Ángeles. Para Gerardo Montiel Klint y Kevin Linde se trata de explorar estas conexiones: “sabemos que la cultura de los países latinoamericanos ha permeado en la estadounidense; sin embargo, muchos de estos vínculos son como ventanas ciegas. Queremos explorarlos, hacerlos explícitos”. Queda claro que el próximo año México tendrá que voltear a verse en Los Ángeles.

 

 

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(Ciudad de México, 1986) estudió la licenciatura en ciencia política en el ITAM. Es editora.


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