No puedo evitar relacionar la marcha de Leonard Cohen con la llegada de Trump. Se fueron la elegancia y la belleza y al dĆa siguiente llegaron la maldad y lo grotesco. Era noviembre de 2016 y el mundo cambiaba, y Lenny se despedĆa a lo grande, con You Want it Darker, disco triste y bello, paradĆ³jicamente lleno de vida, publicado tan solo unos dĆas antes de su muerte, en el que Cohen se abandonaba al destino que dios le tuviera preparado.
Tres aƱos despuĆ©s, nos llega fantasmal Thanks For the Dance. El anuncio de toda obra pĆ³stuma despierta suspicacias comprensibles porque es demasiado frecuente que atienda mĆ”s a una motivaciĆ³n monetaria de un sello discogrĆ”fico o de unos Ć”vidos herederos que a la necesidad del finado de arrojar a este mundo la Ćŗltima lĆnea, la Ćŗltima canciĆ³n. Cuando me enterĆ© de la existencia de este disco pensĆ© en el disco pĆ³stumo de Elliott Smith, From a Basement on The Hill, publicado justo un aƱo despuĆ©s de su trĆ”gica muerte. Es un disco aceptable, pero que no estaba a la altura del anterior, el inmenso Figure 8. Siempre me pareciĆ³ un disco dudosamente lĆcito porque Smith no lo habĆa terminado y por tanto seguramente Ć©l no lo habrĆa publicado asĆ. Ante la duda, mejor el silencio.
El caso de este disco parece distinto. Cohen no parĆ³ de trabajar en los Ćŗltimos aƱos, apurando sus Ćŗltimas energĆas, lidiando con el miedo a una muerte que intuĆa inminente. En este frenesĆ postrero dejĆ³ varios esbozos que su hijo Adam ha decidido arreglar y mostrar, segĆŗn cuenta, a peticiĆ³n del propio Leonard, que se animĆ³ al comprobar la calidez con la que fue acogido You Want It Darker y le pidiĆ³ que acabara el trabajo. Aunque sea el deseo del propio Cohen el que guĆa esta colecciĆ³n de canciones, es un disco discutible porque Leonard ya dijo adiĆ³s, pudo hacerlo, en vida y con conciencia. ĀæAcaso es superable aquel āHineni, Hineni, Iām ready my Lordā que abrĆa el portentoso You Want it Darker? ĀæHay algo que se pueda o se deba aƱadir a eso? Hay que saber decir adiĆ³s y no volver.
QuizĆ” este miedo a estar de mĆ”s hace que se perciba en Thanks For the Dance una sensaciĆ³n de delicadeza y sutileza tan grandes que parece que los mĆŗsicos pasan de puntillas, sin querer molestar, con el dilema de estar o no estar sobre sus hombros y no queriendo perturbar el flujo suspirado de letanĆas de Cohen. Los arreglos son quizĆ” demasiado tĆmidos, aunque bellĆsimos. Adam Cohen ha reunido a gente devota, todos muy honrados de poder tocar junto al fantasma de Cohen, quiĆ©n no lo estarĆa. Feist, Beck, Damien Rice, Bryce Dessner de The National, Daniel Lanois, y los espaƱoles Javier Mas, Silvia PĆ©rez Cruz y Carlos de Jacoba. El disco no sorprende, es puro Leonard Cohen.
En āWhat Happens to the Heartā, que abre el disco, mezcla mendigos, pistolas y a dios para preguntarse de quĆ© va esto de lo humano. EstĆ” la eterna sensualidad del Cohen amante y mujeriego que se rĆe de sĆ mismo en āMoving Onā, āThanks For The Danceā y āNight Of Santiagoā, aunque no se enamora (no me enamorĆ©, por supuesto / nunca depende de ti), pero le basta con un baile, una rosa en el pelo y un poco de vino. Se despide de nuevo en āThe Goalā, como ya lo hizo en You Want it Darker, mĆ”s sumiso y empequeƱecido esta vez (no puedo parar la lluvia / no puedo parar la nieve / me siento en la silla / miro a la calle / los vecinos me devuelven / mi sonrisa de derrota).
DirĆa que āPuppetsā justifica por sĆ sola la existencia del disco por lo crudo y directo de las imĆ”genes del Holocausto, en comparaciĆ³n con aquella āDance me to the end of Loveā, mucho mĆ”s ambigua. El envoltorio de arreglos, incluso aquĆ, es fino, delicado y celestial y contrasta con los buitres, el fuego y los cadĆ”veres de los versos. En āThe Hillsā, que podrĆa pertenecer a una versiĆ³n suavizada del āIām your Manā, da las gracias a dios por la medicaciĆ³n que lo mantiene vivo; me pregunto si no se las deberĆa dar a Bayer o a Pfizer, habrĆa sido mĆ”s Cohen, y tambiĆ©n mĆ”s justo.
En la canciĆ³n que cierra el disco y de momento toda su discografĆa, āListen to the Hummingbirdā, Cohen se echa a un lado, nos dice que no le escuchemos a Ć©l, nos dice que escuchemos al colibrĆ, a la mariposa y a dios, aun a sabiendas de que lo escucharemos a Ć©l reverencialmente, pues aunque no sea su mejor disco se agradece oĆr de nuevo su voz cercana y familiar, como si no hubiera muerto, como si la belleza y la bondad no se hubieran ido del todo.
es cantante, lĆder del grupo Tulsa. Su Ć”lbum mĆ”s reciente es "Centauros" (2017).