Vargas Llosa entre cajas
ustraciรณn: LETRAS LIBRES / Justo Barboza

Vargas Llosa entre cajas

Siguiendo una larga tradiciรณn literaria, Mario Vargas Llosa ha dedicado una parte no menor de su producciรณn al teatro, gรฉnero en el que, como afirma en este repaso Vicente Molina Foix, ha condensado y cifrado algunas de sus obsesiones creativas.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Dos novelas recientes, de gran calidad ambas y en cierto modo complementarias, exploran uno de los mรกs raros secretos de la cocina literaria: el ensueรฑo teatral de muchos grandes poetas y novelistas. Los libros a que me refiero son, por supuesto, El maestro, de Colm Tรณibรญn, y ยกEl autor, el autor!, de David Lodge, centrados en el estreno y ruidoso fracaso en Londres, a comienzos de 1895, de Guy Domville, la pieza de teatro de Henry James, y si bien Tรณibรญn saca de ese episodio un pretexto para especular sobre la vida sentimental del autor americano, y Lodge se detiene con preferencia en los mecanismos de la emulaciรณn, los dos dejan claro lo que el lector no erudito de James quizรก ignore: su obsesiรณn escรฉnica, plasmada no sรณlo en la amargura que ese fracaso le produjo sino en el vano esfuerzo que durante mรกs de cuarenta aรฑos desplegรณ en la escritura dramรกtica: un total de diecisรฉis obras, cortas y largas, escritas la mayorรญa despuรฉs de sus primeros y grandes triunfos novelรญsticos y, de alguna manera, en contra de ellos.

James no es mรกs que un ejemplo. Sin ser exhaustivos, y citando sรณlo de paso a los poetas (Rilke, Marina Tsvietรกieva, Wallace Stevens, Salinas, Eliot, Paz, no menos obcecados en el empeรฑo escรฉnico), la historia mayor de la novela ofrece con notable recurrencia el negativo de un descontento que, empezando por donde hay que empezar, tendrรญa su primer exponente en la figura de Cervantes, toda su vida dolido por el escaso รฉxito de sus comedias y dramas; en 1592, con motivo de un segundo asalto (de nuevo frustrado) a las tablas, el autor de Don Quijote rememorรณ asรญ, con unas palabras de apariencia humilde y resentido fondo, los aรฑos de sus primeras tentativas escรฉnicas: โ€œEntrรณ luego el monstruo de naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzรณse con la monarquรญa cรณmica.โ€ A partir de Cervantes, la incesante nรณmina de novelistas tentados por el teatro es tan nutrida como ilustre: Victor Hugo y sus cuantiosos dramas en verso y prosa, histรณricos y modernos, Tolstรณi, Turguรฉniev, Azorรญn, Colette, Musil, Canetti, Graham Greene, Marguerite Duras, Gombrowicz, hasta llegar, en nuestra cercanรญa, a Juan Benet, que no logrรณ ver ninguna de sus cuatro obras dramรกticas representadas profesionalmente en Espaรฑa (aunque la primera, Anastas o el origen de la constituciรณn, se dio una noche, en gallego y por estudiantes, en un colegio mayor de Madrid, ante la regocijada presencia del autor). Entre los autores vivos latinoamericanos afectados por el sรญndrome de โ€œla subida del telรณnโ€ (en tรฉrminos benetianos) se cuentan Carlos Fuentes (Ceremonias del alba, Orquรญdeas a la luz de la luna, estrenada esta รบltima en Madrid hace aรฑos con un magnรญfico reparto encabezado por Marisa Paredes, Julieta Serrano y Eusebio Poncela) y Garcรญa Mรกrquez, cuya Diatriba de amor contra un hombre sentado tuvo un mรกs reciente estreno espaรฑol, dirigida por Josรฉ Carlos Plaza e interpretada por Ana Belรฉn. Ninguno de ellos, sin embargo, ha incurrido en el teatro con la perseverancia de Vargas Llosa.

โ€œNo ambiciono los รฉxitos polรญticos; me gustarรญa mรกs ser aplaudido en un teatro de bulevar que en una tribuna.โ€ Es Flaubert y no otro quien se expresรณ asรญ, el mismo Flaubert que, a los 53 aรฑos, publicadas ya sus tres grandes novelas, consigue a duras penas estrenar en un teatro de Parรญs la โ€œcomedia polรญticaโ€ El candidato, primera y รบltima obra de alguien que desde la adolescencia confesaba su pasiรณn por el gรฉnero dramรกtico y, en una anotaciรณn de sus carnets รญntimos, fantaseaba con un triunfo โ€œembriagadorโ€ en los escenarios, culminado en la bรบsqueda por pasillos y palcos de la sala de un pรบblico deseoso de aclamarle con las voces de rigor: โ€œยกEl autor, el autor!โ€ El candidato no tuvo ni reconocimiento ni continuidad, y Flaubert se sumรณ a la lista de los genios de la novela despechados con Talรญa, aunque atribuyendo รฉl el tropiezo a imperativos polรญticos: โ€œningรบn gobierno querrรก dejarla representar, ya que en ella arrastro por el fango a todos los partidosโ€. 

Vargas Llosa tiene muy probada la admiraciรณn al autor de Madame Bovary, pero yo creo que su celo teatral es de distinta รญndole al de Flaubert. Mario ha sido candidato polรญtico, ha hablado en las tribunas, ha echado por el fango, a menudo con toda justicia, a dictadores y gerifaltes de hoy, pero la escena ha sido para รฉl un refugio de los fantasmas privados; un lugar experimental y reservado donde se dirรญa que el novelista, sin renunciar al rรญo poderoso de la narraciรณn, buscaba algo mรกs tenue y a la vez mรกs endiablado: la voz humana dicha en torbellino, sin el orden del tiempo ni la cadencia lรณgica que impone la estructura โ€“inevitablemente arquitectรณnicaโ€“ del edificio narrativo. O, diciรฉndolo de otro modo, la voz del personaje sin los guiones que acotan el diรกlogo de un relato.

Y aun asรญ, quรฉ novelรญsticas son sus dos primeras comedias, La seรฑorita de Tacna (1981) y Kathie y el hipopรณtamo (1983). Armadas sobre el contrapunto de dos tiempos no reales, de unos personajes que se desdoblan o multiplican en escena, ambas apuntan โ€“con una fijaciรณn quizรก demasiado monomanรญaca, que en sus ensayos y novelas se diversificaโ€“ al topos caracterรญsticamente vargasllosiano de la ilusiรณn de โ€œtotalidad humanaโ€, definida por el autor en las palabras prologales de la ediciรณn de Kathie y el hipopรณtamo como la unidad irrompible de actos y deseos, en una experiencia donde lo objetivo y lo subjetivo, lo real y lo irreal, se funden y configuran, dando otra vuelta de tuerca a โ€œlas relaciones entre la vida y la ficciรณn, alquimia que me fascina porque la entiendo menos cuanto mรกs la practicoโ€.

ยฟDe quรฉ forma articula el dramaturgo esa totalidad en el escenario? Tengo sรณlo un recuerdo difuso y no del todo satisfecho de la puesta en escena de La seรฑorita de Tacna en los primeros aรฑos ochenta (ahora ha vuelto la obra a las tablas, con la misma y extraordinaria Norma Aleandro), pero me parece que el teatro de Vargas Llosa necesita, o necesitarรญa, de un gran director narrador, cualidad รฉsta que algunos de los mรกs famosos metteurs-en-scรจne no poseen (y es una carencia responsable, por ejemplo, de los รบltimos y sonados fracasos al montar en Espaรฑa a Valle-Inclรกn, otro novelista y dramaturgo total). Lanzando un reto al futuro de sus puestas en escena, el propio Mario Vargas Llosa lo insinuรณ en 1985, poco antes de publicar La Chunga, al hablar del anhelo de una corporizaciรณn teatral que explore en los escenarios nuevos caminos, โ€œen vez de seguir transitando, cacofรณnicamente, los tres modelos canรณnicos del teatro moderno que, de tan usados, comienzan ya a dar seรฑales de esclerosis: el didactismo รฉpico de Brecht, los divertimentos del teatro del absurdo y los disfuerzos del happening y demรกs variantes del espectรกculo desprovisto de textoโ€.

ยฟCรณmo le sienta al impetuoso autor de Conversaciรณn en La Catedral y La fiesta del Chivo la limitada caja del teatro? Sus mundos novelescos y dramรกticos coinciden (hay en las piezas ecos y prรฉstamos de las novelas), al igual que reaparece en escena la obsesiรณn del autor โ€“entre epistemolรณgica y policialโ€“ por la bรบsqueda de la verdad: de un crimen, de una traiciรณn, de una noche de amor, corriendo gustosamente, ficcionalmente, el riesgo de perderse, mientras inquiere, en las apariencias. Pero hay algo que este poderosรญsimo relatador de historias, este gran creador de tiempos ilusorios y autรฉnticos seres imaginados, le concede mรกs en exclusiva a su producciรณn escรฉnica, haciendo de ella una esfera mental donde ir a soltar sus mรกs indรณmitos fantasmas personales. El escenario como lugar simbรณlico de liberaciรณn, el mรกs idรณneo, y cito de nuevo al autor, โ€œpara representar el inquietante laberinto de รกngeles, demonios y maravillas que es la morada de nuestros deseosโ€.

En los รบltimos tiempos, el sรญndrome de la subida del telรณn se ha apoderado tanto de Vargas Llosa que nos hemos encontrado con el Mario intรฉrprete, casi al modo de esos formidables actor-managers del XIX britรกnico, organizadores, autores o reescribidores de textos clรกsicos y โ€œmatadoresโ€ despuรฉs de gran prestancia en los grandes coliseos londinenses. La fascinaciรณn que como espectador he tenido ante sus espectรกculos de โ€œrecuentoโ€ escenificado junto a la actriz Aitana Sรกnchez-Gijรณn (en La verdad de las mentiras y Odiseo y Penรฉlope) ha sido compartida, como se sabe, por pรบblicos muy numerosos de aquรญ y de allรก, anunciรกndose ahora una continuaciรณn orientalista de lo mรกs apetecible. Pienso, con todo, que esta atrayente faceta del Mario actuante es sรณlo una extensiรณn depurada de su teatro anterior, y en particular de mi pieza preferida entre las cuatro suyas que conozco, La Chunga, menos ambiciosa quizรก en su campo de acciรณn dramรกtica pero muy lograda en el planteamiento de las alteridades que tanto atraen al Vargas Llosa comediante. No habiendo en La Chunga, al contrario que en La seรฑorita de Tacna o Kathie y el hipopรณtamo, la figura de un escritor que a la vez que interviene como personaje compone la obra, el autor despliega en el โ€œbarcito de gentes pobres y dudosasโ€ de Piura donde coinciden La Chunga, la hermosa Meche y los disipados Inconquistables, un abanico de personificaciones cambiantes y sustitutivas, de verificaciones, falsรญas o silencios sobre lo que realmente pasรณ en el altillo del bar entre Meche y La Chunga. El mismo juego de mรกscaras y sondeos de la ficticia verdad que ahora, con su brillante compaรฑera de reparto, Vargas Llosa adopta muchas noches al descubierto ante las candilejas de los teatros. ~

+ posts

Vicente Molina Foix es escritor. Su libro
mรกs reciente es 'El tercer siglo. 20 aรฑos de
cine contemporรกneo' (Cรกtedra, 2021).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: