“La longevidad a mรญ ya no me la quitan… lo que venga es pilรณn”, escribiรณ Guillermo Soberรณn a los 89 aรฑos. Ese pilรณn le durรณ cinco aรฑos mรกs, tiempo suficiente para constatar, con inmensa preocupaciรณn y dolor, la destrucciรณn de mucho de lo que รฉl y las generaciones anteriores habรญan construido. Pero la resignaciรณn no estaba en su carรกcter. Atado a su silla de ruedas pero claro y honesto en su lectura de la realidad, elaborรณ con otros cinco exsecretarios de Salud el documento “La gestiรณn de la pandemia en Mรฉxico: Anรกlisis preliminar y recomendaciones urgentes” que se presentรณ al gobierno apenas en septiembre pasado. Las autoridades sanitarias no se dignaron leerlo. Desecharon la experiencia y el conocimiento que, en el caso de Soberรณn, representaba mรกs de seis dรฉcadas dedicadas a la salud de los mexicanos.
“ยฟMe ayudas a grabar episodios de mi vida?”, me dijo hace un par de aรฑos en nuestra reuniรณn mensual de El Colegio Nacional. Habรญa publicado sus memorias, pero necesitaba dejar un testimonio visual para sus hijos y nietos. Lo hicimos con gusto. Su legado es de todos los mexicanos. Puede verse en este enlace. Lo que aquรญ evoco proviene de esas conversaciones.
Guillermo Soberรณn Acevedo naciรณ en Iguala, en 1925. Descendiente de un inmigrante cรกntabro, era guerrerense por los cuatro costados. Su padre, el doctor Galo Soberรณn y Parra, se especializรณ en las entonces llamadas “enfermedades tropicales”, como la malaria. Su tรญo โ”suave y paternalista” en sus recuerdosโ fue el ingeniero agrรณnomo Waldo Soberรณn, director de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo.
Llegรณ a la Ciudad de Mรฉxico a los cinco aรฑos. Viviรณ las estrecheces de una modesta clase media: de niรฑo dormรญa con sus hermanos en la salita de su casa. Estudiรณ en la Escuela Nacional Preparatoria. En ese tiempo leyรณ Cazadores de microbios de Paul de Kruif. Todo estaba claro: su vocaciรณn era la medicina.
En 1943 se matriculรณ en la Escuela Nacional de Medicina. Siguiendo los pasos de su padre, Soberoncito, como lo llamaba uno de sus maestros, decidiรณ elaborar una tesis acerca del paludismo, al tiempo que realizaba su servicio social en Apatzingรกn. El ejemplo de su padre lo movรญa a la emulaciรณn… y a la competencia: “[no habรญa] otro remedio que poner mรกs alto el obstรกculo a brincar”. Decidiรณ apartarse de la especialidad paterna.
En 1949 ingresรณ al Hospital de Nutriciรณn. Tiempo despuรฉs, ya orientado a la bioquรญmica, cursรณ un doctorado en la Universidad de Wisconsin. En 1957 fundรณ el Departamento de Bioquรญmica en el Instituto Nacional de Nutriciรณn. Poco mรกs tarde, como director del Instituto de Estudios Mรฉdicos y Biolรณgicos de la UNAM, transformรณ el Instituto de Investigaciones Biomรฉdicas y creรณ el primer departamento de biologรญa molecular del paรญs.
Sus dos perรญodos en la rectorรญa de la UNAM (1973-1981) transcurrieron en tiempos convulsos. Soberรณn buscรณ separar la vocaciรณn acadรฉmica de la militancia polรญtica. En este afรกn no lo disuadiรณ โantes bien, lo confirmรณโ el secuestro de su hija Socorro por la Liga 23 de Septiembre. Su respuesta de fondo fue la de siempre: curar las heridas construyendo instituciones. Creรณ cinco Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales y previรณ su conversiรณn final en Facultades de Estudios Superiores. Limitรณ el acceso a carreras sobresaturadas pero aumentรณ y diversificรณ la oferta de carreras.
Al cerrar su etapa en la UNAM, Soberรณn dirigiรณ la Coordinaciรณn de los Servicios de Salud de la Presidencia, donde proyectรณ la descentralizaciรณn y alineaciรณn de los servicios de salud que instrumentarรญa al poco tiempo, como secretario de Salud en el gobierno de Miguel de la Madrid. Por si fuera poco, Soberรณn impulsรณ el Sistema Nacional de Salud y logrรณ el reconocimiento constitucional del derecho a la protecciรณn de la salud.
Nunca se detuvo. Encabezรณ el Consejo Consultivo de Ciencias, fue presidente ejecutivo de la Fundaciรณn Mexicana para la Salud, impulsรณ la creaciรณn del Instituto Nacional de Medicina Genรณmica. Entre 2004 y 2009, presidiรณ el Consejo de la Comisiรณn Nacional de Bioรฉtica.
Dice el juramento hipocrรกtico:
Pasarรฉ mi vida y ejercerรฉ mi profesiรณn con inocencia y pureza. […] Si observo con fidelidad este juramento, sรฉame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesiรณn, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mรญ la suerte contraria.
A Guillermo Soberรณn le fue concedido ese gozo y esa honra. Sobre los perjuros que ahora lo quebrantan, caerรก โque no haya dudaโ la suerte contraria.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.
