La guerra primaveral del spam

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El grupo Spamhaus, con sede en Ginebra, se dedica a combatir el spam publicando listas negras de servidores que distribuyen correo electrรณnico indeseable o que permiten que alguien mรกs utilice sus recursos para hacerlo. Spamhaus no bloquea a nadie sino que ofrece estas listas a sus clientes para que estos impidan que los buzones de los cibernautas sean inundados con mensajes chatarra. Serรญa difรญcil imaginar que alguien, aparte de los responsables de los diluvios de promociones de Viagra, tรญtulos acadรฉmicos, propuestas financieras de prรญncipes nigerianos y dietas infalibles, pudiera oponerse a la labor de este grupo. Sin embargo, no todo mundo cree en la honestidad de Spamhaus. Sven Olaf Kamphuis dice ser el portavoz de la organizaciรณn Stophaus, la cual asegura que Spamhaus es una “red criminal, localizada en el extranjero, de evasores fiscales y autodenominados terroristas de internet que pretenden ser luchadores antispam pero que en realidad estรกn tratando de controlar internet a travรฉs de turbias tรกcticas de extorsiรณn”.

A mediados de marzo de 2013 tuvieron lugar una serie de ataques masivos de negaciรณn de servicio (Distributed Denial of Service o ddos) dirigidos contra Spamhaus. Estos ataques consistieron en que el agresor enviรณ un mensaje a unas mil computadoras usadas como zombies (mรกquinas previamente infectadas con un programa que permite controlarlas a distancia). Estas computadoras, haciรฉndose pasar por Spamhaus, enviaron solicitudes de informaciรณn a unos cien mil servidores abiertos denominados open resolvers, que son una variedad de dispositivos conectados a internet (pcs, cajas de televisiรณn por cable y mรกquinas virtuales) que carecen de programas de seguridad y por tanto pueden ser usadas para multiplicar un ataque hasta por un factor de cien.

La intensidad y la magnitud de esta ofensiva, probablemente no tiene precedente ya que llegรณ a ser de hasta 300 mil millones de bytes por segundo. Spamhaus recurriรณ a la empresa Cloudflare para manejar y distribuir el descomunal nรบmero de solicitudes. Entonces el ataque se extendiรณ a otros blancos en Europa, Hong Kong y Corea causando una congestiรณn en numerosas redes de alto nivel, a tal grado que muchos pensaron podrรญa “derrumbar” a la red. Los atacantes lograron desacelerar el web y dejaron incapacitados por algunas horas a numerosos sitios pero el usuario comรบn en todo el mundo difรญcilmente se enterรณ de lo que estaba pasando.

Aparentemente Kamphuis estaba furioso con Spamhaus porque incluyeron en su lista negra dos compaรฑรญas que รฉl dirige: el proveedor de servicios de internet cb3rob y la empresa de hospedaje web CyberBunker (la cual durante algรบn tiempo fue huรฉsped de la empresa pro transparencia WikiLeaks y de Pirate Bay (el principal motor de bรบsqueda y tracker de archivos torrent para bajar toda clase de contenido). El 23 de marzo Kamphuis hizo un llamado vรญa Facebook a detener a una “pequeรฑa empresa que cree que puede dictar quรฉ debe y quรฉ no debe circular por internet”. ร‰l declarรณ no tener nada que ver con el ataque, el cual atribuyรณ a hackers chinos y rusos principalmente. Kamphuis, que se autodenomina ministro de telecomunicaciones y asuntos exteriores de la Repรบblica de Cyberbunker, es una figura muy controvertida que se ha manifestado en contra de cualquier autoridad, cree en una anarquรญa libertaria y culpa a ciertos sionistas de querer apropiarse de la red.

Esta confrontaciรณn no cumpliรณ con las predicciones apocalรญpticas de algunos presuntos expertos pero puso en perspectiva el poder que pueden tener ciertos recursos aparentemente inocuos cuando son manipulados por hackers. El dilema de fondo en esta pequeรฑa guerra es un conflicto entre enemigos del spam y empresas de servidores y hospedaje que no cuestionan ni vigilan lo que hacen sus clientes. Si bien algunas de estas empresas pueden ser responsables del spam, tambiรฉn son usualmente ellos quienes permiten que haya webmasters que ofrezcan material polรฉmico, polรญtico, sexual o transgresor (Kamphuis dice que รฉl ofrece servicios a quien sea con tal de que no tenga nada que ver con pornografรญa infantil o terrorismo). Resulta difรญcil reconocer alguna virtud en la lucha de Kamphuis pero es importante entender que la promesa de limpiar internet de los odiosos spammers puede tener un costo muy alto, ya que buena parte de la riqueza y vitalidad de internet depende de los provocadores y transgresores que podrรญan ser vรญctimas colaterales de este tipo de cruzada de limpieza. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1963) es escritor. Su libro mรกs reciente es Tecnocultura. El espacio รญntimo transformado en tiempos de paz y guerra (Tusquets, 2008).


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