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Parece que en el รบltimo par de aรฑos el cine comercial ha intentado explorar los lรญmites de la selecciรณn de actores: cada vez hay mรกs pelรญculas cuyo casting completo consta de cuatro, tres o dos de ellos. Tres actores dominan casi completamente Muerte en la montaรฑa (Frozen, 2010) de Adam Green; Actividad paranormal (Paranormal Activity, 2007) de Oren Peli tiene cuatro; en la entretenidรญsima Mar abierto (Open Water, 2003) de Chris Kentis seguimos a una pareja olvidada en el mar, con el solo recurso de dos chalecos salvavidas y โ€“para beneficio del pรบblicoโ€“ un pequeรฑo cardumen de tiburones en los alrededores. La mejor del grupo es, probablemente, 1095 dรญas (Moon, 2009) de Duncan Jones. En ella, ademรกs de la voz de Kevin Spacey como la casi socarrona computadora Gerty y algunos personajes que aparecen en videos y fotos, hay un solo actor: Sam Rockwell, en cuando menos cuatro papeles: el astronauta Sam Bell y sus clones.

Pero fuera del circuito comercial este estilo de casting no es ninguna novedad. Louis Malle lo intentรณ en su film de 1981 Mi cena con Andrรฉ, cuyo cuerpo actoral era de dos personas: Andrรฉ Gregory y Wallace Shawn; Ingmar Bergman, en 1966, hizo casi lo mismo en Persona (1966) con las actrices Bibi Andersson y Liv Ullman; el estridente Lars von Trier estrenรณ en 2009 Anticristo, ejercicio de hiperviolencia con dos actores: Willem Dafoe y Charlotte Gainsburg. (En Mรฉxico se estรก exhibiendo esta semana en la Muestra Internacional de Cine.) La estrechez econรณmica tambiรฉn ha sido propicia para que guionistas y directores se decidan por el ahorro actoral. Un cuรกdruple ejemplo: Jaime Humberto Hermosillo, en El aprendiz de pornรณgrafo (1989, video), Intimidades en un cuarto de baรฑo (1989), La tarea (1991) y La tarea prohibida (1992), economiza no sรณlo en actores sino en movimientos de cรกmara, que en todas permanece fija.

La mรกs reciente adiciรณn a este brevรญsimo inventario de casting experimental es Sepultado (Buried, 2010) de Rodrigo Cortรฉs, que se estrena este viernes en la ciudad de Mรฉxico. La suya es menos una trama que una anรฉcdota y menos todavรญa una anรฉcdota que un breve conjunto de circunstancias. Paul (Ryan Reynolds) es un chofer de camiรณn gringo empleado en Irak; cuando abre los ojos โ€“que es el momento en que comienza la pelรญculaโ€“ estรก encerrado en una caja de madera y รฉsta se encuentra sepultada en las arenas en algรบn lugar, tal vez, de Irak. Paul tiene a la mano un encendedor zippo y un celular (con conveniente seรฑal subterrรกnea). Toda la cinta sucede en ese cajรณn. Hay unos cuantos detalles extras de los que nos enteraremos gracias al uso que Paul le da al telรฉfono; por ejemplo: que el camiรณn que manejaba padeciรณ un ataque civil, que es casado, que ha sido secuestrado y que sus captores piden un millรณn de dรณlares para liberarlo. Le quedan noventa minutos de aire, de baterรญa y de pelรญcula.

Lamentablemente para la soluciรณn de la pelรญcula, Rodrigo Cortรฉs padece de sangre tibia. Primero, para la selecciรณn de su รบnico actor: Ryan Reynolds es capaz de cierta gallarda y guapetona pose cรณmica โ€“ejemplo: La propuesta (2009) de Anne Fletcherโ€“ pero ostentosamente incapaz del nervio, la desesperaciรณn o el temple necesarios para interpretar a un tipo enterrado y enfrentado a eternas contestadoras al otro lado del mundo: su actuaciรณn se reduce prรกcticamente al ceรฑo fruncido, a las mentadas y a la respiraciรณn pesada. Segundo, para la ejecuciรณn: la pelรญcula es, varias veces, un desplante de trucos de gran angular, de hiperprimeros planos indescifrables; de cรกmaras lentas o arrastradas. (ยฟNo hubiera sido mรกs efectivo mantener la calma tras la lente, dejar que el delirio, la locura y la consternaciรณn sucedieran frente a ella y nada mรกs?) Peor, la pelรญcula adolece de grandilocuencia: รฉsta es โ€“o eso parecen querer decirnos Cortรฉs y su guionista Chris Sparlingโ€“ mucho mรกs que la historia de un tipo a punto de quedarse sin oxรญgeno: es una historia de indiferencia burocrรกtica, de gringos entrometidos, de opresiรณn del obrero por el patrรณnโ€ฆ

Cortรฉs ha citado a Hitchcock como influencia principalรญsima. La cita es innecesaria si recordamos Nรกufragos (Lifeboat, 1944), que sucede completamente en un bote salvavidas, o La soga (Rope, 1948), elaborada en sรณlo once tomas. Pero Cortรฉs, al contrario de Hitchcock, no es capaz de engatusar nuestro รกnimo y convencernos de creernos la tensiรณn que sucede en pantalla; no es capaz de sobrepasar el ejercicio de un truco de hora y media; y, finalmente, no ha podido aprender la mรกxima lecciรณn de su maestro: si todo lo demรกs falla, mantรฉn tu sentido del humor. En sus peores momentos, Sepultado es una pelรญcula de una solemnidad impenetrable.

Posdata. En Sepultado hay, sin embargo, un detalle hitchcockiano bien aprendido o bien copiado: la secuencia de crรฉditos. El diseรฑo, completamente extrapolado de Saul Bass, es de Jorge Calvo. Se puede ver, junto con una entrevista al diseรฑador, en Art of the Title Sequence.

-Alonso Ruvalcaba

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Escritor. Autor de los cรณmics Gabriel en su laberinto y Una gran chica (2012)


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