De ratones y conejitas

Entrevista a Ramiro San Honorio, guionista de soft porn para Playboy TV en Argentina.
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Quedamos en encontrarnos en un bar de la Avenida Corrientes. Llego primera y me pido una cerveza. Se me antoja más algo caliente (hace frío y llueve torrencialmente), pero pienso que si voy a entrevistar a un guionista porno necesito un poco de alcohol.

Cinco minutos después de lo pactado lo veo entrar, empapado. Mi fantasía de guionista porno (un tipo alto, flaco, desgarbado, con un cigarro entre los labios, medio mugriento y con aliento a alcohol) se esfumó cuando aparece Ramiro San Honorio. Usa anteojos, es bajo, medio gordito y viste playera de “Un Show más” (uno de sus dibujos animados preferidos).

Ramiro llega empapado pero sobre todo preocupado. La lluvia le quita el sueño. Vive en el barrio porteño de Saavedra, donde hace poco más de un año el agua le llegó al cuello, literal. Ni el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ni el Nacional han encontrado solución a la tragedia donde murieron personas así que, cada vez que caen tres gotas, Ramiro se pone loco.

Cuando termina de comer, me acompaña con una cerveza. La charla sobre la inundación nos deprimió y parecía imposible desviar la plática hacia rumbos pornográficos. Ramiro parece leerme el pensamiento:

-A ver cómo me saco de la cabeza esta lluvia y me pongo a escribir porno –Me dice y se queda“ratoneándose” (término rioplatense que significa dejar que la imaginación “roa” el cerebro con aventuras eróticas)  –creo yo- con chicas y chicos cachondos que se derraman champagne encima y practican posiciones sexuales extravagantes.

Fan de Hugh Hefner (“no sé qué pasará cuando él no esté”, me dice, entre sorbos de cerveza), Ramiro tiene 34 años y es guionista de Playboy TV con 16 series en su haber, una sitcom y varios spots publicitarios. En Argentina y Brasil hay sedes de estudios de grabación de la televisora del conejito. Aunque prefiere que lo encasille como Show runner, Ramiro es más bien un buscavidas del Show Business. Viene de una familia que trabajó en la televisión, estudió cine y se capacitó luego como guionista con profesionales como Robert McKee, entre otros. Luego incursionó en cortos de animación hasta convertirse en guionista de cine argentino junto a la directora Sabrina Farji. Actualmente, además de su trabajo como escritor para Playboy TV, dicta clases de guión y trabaja en varios proyectos nacionales y para Chile y Perú. Además es autor de dos trhillers: “El Séptimo Bastión de Dios” y “Argentum” (Editorial Planeta).

-¿Cómo te iniciaste en este género?

-Tengo un hermano nueve años mayor que yo así que de él heredé una colección de revistas Playboy y Penthouse, además de algunas Interview. Más grande comencé a seguir las carreras de Milo Manara y Tinto Brass, dos grandes del género erótico. Eso me llevó a idear, desde la animación, una serie o historieta policial y erótica, tipo Sin City, que aún no se concretó.

¿Cómo llegaste a Playboy TV?

A través de History Channel, donde estaba trabajando en ese momento, me contactaron de Playboy TV para un trabajo de Script Doctor. Tenían una serie de porno soft terminada pero el gran problema era el relato, en voz en off. ´Queremos saber si lo podés corregir´, me dijeron y me enviaron la serie.“Praia brava” se llamaba. Eran tres chicas de vacaciones en una playa donde se encontraban a unos surfistas. La historia estaba narrada por otra chica que, al final, se mete en la trama.

-¿Cómo te fue?

-Muy bien… Las imágenes me encantaban y me hacían unos ratones grandes en la cabeza…Quedaron muy contentos con mi trabajo y me empezaron a llamar para otras miniseries a pesar de que en Playboy TV de Argentina las escritoras son mujeres. Fui el primer guionista hombre.

-¿Hay algo de tu trabajo de lo que te sientas orgulloso?

Con Marcelo Cepeda como director hicimos cuentos eróticos de alto impacto, bastante diferentes. Me siento orgulloso de una historia en especial, inspirada en “Bocaccio 70” de Federico Fellini,  que cuenta la historia de un cartel de leche que cobra vida por las noches y cumple las fantasías eróticas de un grupo de chicas.

-¿Cómo se escribe porno soft? ¿Se usa, por ejemplo, la estructura del paradigma de Syd Field?

Sí, exactamente igual, es un error pensar que es un género menor.  El desafío más grande es el tiempo, las locaciones y la subtrama. La estructura narrativa del porno soft comienza con la “admiración” al personaje o personajes que ves. Es el juego previo, lo que calienta al espectador. Luego viene el desarrollo de la trama principal, donde arranca el erotismo a través, por ejemplo de dos modelos en acción. Lo que nunca debe faltar es una subtrama –una voz en off que relata, alguien que espía mientras se masturba, por ejemplo-  y al final la trama y la subtrama se deben unir.   

-¿Se gana bien como escritor de este género?

-Depende del proyecto. En las miniseries o unitarios no se gana tanto y lo hago más por gusto. Sin embargo en la sitcom “Playmate guide to the universe”, que escribí para Playboy de Estados Unidos y que se grabó acá,sí gané muy bien.

¿Hay una “bajada de línea” ideológica a la hora de escribir?

-Sí, claro. Se piensa que Playboy es para hombres nada más, que se basa en una ideología totalmente machista y no es así. Tiene un punto de vista muy femenino. El hombre es un objeto sexual, las mujeres se divierten con él, lo usan y se van. El hombre las complace siempre. No existe el “macho alfa”. La invitación de Playboy de los hombres para las mujeres es: “Dale, llevame y haceme lo que quieras”. Eso nos encanta.

-¿Qué es lo más fácil y lo más difícil de esto que contás?

-Lo más fácil es encontrar el erotismo, dar en el clavo con el fetichismo sexual. Me gusta, me divierte, no se me complica. Lo más difícil es mantener la estructura narrativa en locaciones limitadas en tiempo y espacio. Además, la trama tiene que conectarse con la subtrama (el marido infiel es grabado en secreto por su esposa mientras tiene sexo con la mucama y la jardinera y la esposa, en lugar de enojarse, se excita y termina participando de la orgía, por ejemplo). A todo esto sumale un final revelador, tiene que haber un twist creativo. El espectador o espectadora termina de ver la serie o el unitario y tiene que sentir que la historia, más allá del sexo, tiene sentido.

-¿Qué y quién define una buena película en Playboy TV?

-La intención de trasmitir erotismo e intensidad sexual define una buena porno soft. Para eso el arte de cámara es clave y necesitás un muy buen director. Su trabajo es fundamental porque Playboy  cuida tremendamente la estética. Además las actrices son modelos salidas de castings.

-¿Tuviste chance de estar en el set de grabación? ¿Cómo se vive el mundo porno desde atrás de cámaras?

-Sí, con Cepeda como director trabajamos mano a mano. Iba a los rodajes y al principio todo era muy raro. Tenés a chicas despampanantes desnudas que ven de acá para allá… Es increíble. Después te acostumbrás. El ambiente es muy relajado sin dejar de ser súper profesional. Pensá que hay una escena de sexo entre dos o tres personas ante la cámara y detrás hay un equipo de 30 personas supervisando que todo salga perfecto. Sin embargo se trata de mantener un ambiente de relax para que todo fluya..

-¿Y fluye?

-Sí, y algunas veces más de lo normal… El porno soft no muestra penetración o sexo oral directo. Sin embargo una vez nos pasó que una actriz se excitó con la escena y comenzó a hacerle sexo oral al actor. Dependía en ese caso del director seguir o parar la toma. Y no la frenó. La escena quedó perfecta.

-¿Qué esperan los actores del guión que hacés?

-Hay de todo como en todos los géneros. Hay actores y actrices que te felicitan por la historia, otros ni lo leen y otros quieren improvisar porque no les gusta el personaje. La gran mayoría se siente cómoda cuando tienen un buen guión en las manos porque están menos expuestos y les da más seguridad.

-Víctor Maytland (conocido director y guionista porno argentino) dice que el cine porno está en agonía ¿Qué opinás?

-Hoy en día internet es el que tiene la manija por el tema del porno free. Además la gente se filma mucho, cualquier persona tiene un dispositivo para grabarse y lo sube a la web. Por otra parte en Hollywood se detuvo un poco la industria por casos recientes de sida que salieron hasta en los medios. Los países que ahora tienen más y mejores producciones son Rusia y España.

-¿Está cambiando la forma de escribir?

-Se busca más carne y el sexo roza lo explícito, se hacen planos de vaginas con penetración de juguetes y también se mete más lengua. En los guiones te piden que vayas más rápido a la acción y que perdure. Poco a poco se va desdibujando la línea del porno blando.

-¿Tuviste chance de participar de algún evento que organiza Playboy?

-Hace un mes fui a la fiesta que organiza la televisora acá… Llegás, te recibe una conejita y te invita un trago. Después hay de todo para comer y beber en un ambiente de primera… Las chicas te miman todo el tiempo y te hacen sentir parte de la fiesta.

-¿Y puede pasar algo con alguna conejita?

-Puede pasar algo o no… Yo les puedo tocar el “pompón” (la cola de conejita) porque formo parte del staff, no es para cualquiera.

-Sos un tipo que disfruta del erotismo pero esto no es generalizado en los hombres, que parece que se saltan la parte del intro para entrar directamente en las escenas pornos.

-Definitivamente me encanta el erotismo. Playboy TV ofrece un producto que podríamos definir como naif, comparado con el porno explícito. Está pensado para ver en pareja, el logo actual es el de una pareja, por ejemplo. Obvio que me gusta el porno con “planos quirúrgicos”, con ángulos que no llego a ver cuando tengo sexo. Pero también disfruto mucho de ver el cuerpo femenino desnudo que sugiere, con escenas que van en aumento de intensidad. Eso le gusta a todos los tipos.

-Decime un storyline que se te ocurra ahora.

-Es la historia de un piloto de la Primera Guerra Mundial. Su avión cae en una granja donde lo rescatan tres jovencitas alemanas para ayudarlo y curarlo. Sin embargo, cuando se dan cuenta de que es el enemigo, lo convierten en su esclavo sexual. Finalmente, luego de mucho sexo entre las chicas y el piloto, el granjero dueño del lugar descubre la situación y, en lugar de enojarse porque tuvo sexo con las chicas, le guiña el ojo al piloto y se desabrocha la camisa… Se llamaría “El impaciente inglés”.- 

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Periodista, escritora y guionista. Actualmente escribe la columna “Mínimas sudacas” en la revista Replicante.


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