Edge of Tomorrow

La última de Tom Cruise evoluciona de manera conocida en películas basada en la misma premisa, pero sin dejar de sorprender a cada vuelta.
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Es absurdo darle la espalda a un producto bien manufacturado solamente porque parece no aportar nada más que un par de horas de entretenimiento[i]; nunca sabemos lo que el tiempo hará de él, porque el tiempo lo empareja todo y películas que en su momento eran puramente comerciales y pudieron quedarse en éxitos efímeros como Casablanca, Tiburón, Magnificent Seven, o El Mago de OZ  al paso de los años se vuelven comparables con otras que surgieron de una intención más sofisticada de sus creadores, como Sunset Blvd. , 2001 una odisea en el espacio, o High Noon. Ciertamente es poco común encontrar películas de corte puramente comercial que de entrada satisfagan también la sensibilidad artística o intelectual sin proponérselo patentemente, películas como Assault on Precint 13 de John Carpenter, o Three days of Condor de Pollack.

Edge of Tomorrow está en esa categoría, aunque es –y luego nadie se queje de que no advertí—una película 100% creada para el mercado de blockbusters. La premisa de Edge of Tomorrow es la misma que la del Día de la marmota, 12:01, Ocho minutos antes de morir  o –para los aficionados a los videojuegos—del uso del save point: vive, muere, reinicia. Pero Edge of Tomorrow no se molesta en construir un discurso moral como la obra de Ramis–aunque el personaje principal evoluciona notablemente—ni se pierde en los meandros de una meditación sobre paradojas temporales.  

En Edge of Tomorrow una raza de alienígenas llegados en el interior de un asteroide está conquistando la Tierra. Europa central ya está completamente ocupada y una alianza multinacional prepara una invasión por las playas para reconquistarla. Los paralelos con la operación Overlord son evidentes. El personaje principal es el teniente Cage, excelentemente interpretado por Tom Cruise[1], quien cae en un rizo temporal por razones que la película explica impecablemente con su lógica interior y no viene al caso adelantar aquí. Cage, atrapado en la iteración infinita vuelve una y otra vez a la batalla, una especie de carnicería playera al estilo del D-Day con tecnología actualizada, hasta que se encuentra con la soldado Rita Vrataski interpretada por la maravillosa Emily Blunt—baste mencionar sus dos apodos para dar una idea del personaje: “Angel of Verdun” y “Full Metal Bitch”. De allí la película evoluciona de manera conocida en películas basadas en la misma premisa, pero sin dejar de sorprender a cada vuelta, en una dirección que no mencionaré para evitar spoilers.

Lo que hace que Edge of Tomorrow sea una cinta especial es la gran inteligencia con que está narrada. Los creadores se tomaron muy en serio la alta probabilidad de que el espectador conozca perfectamente cómo funcionan las cosas adentro del rizo temporal y adoptaron una manera tan eficiente como efectiva de desarrollar la trama. Hay, como es de esperar, repeticiones, nunca tediosas, siempre funcionales, hay también brincos y bifurcaciones planteados de manera que explican en vez de confundir. Gracias a esto los chistes funcionan, la trama progresa a buen paso y la tensión y el suspenso son constantes. En El día de la marmota  el rizo temporal era un gimmick, aparentemente el problema en sí. En Edge of Tomorrow el rizo es un instrumento para solucionar el problema. A Phil Connors le toma más de media película darse cuenta de ello (antes tiene que comprender que el problema es él), al teniente Cage le queda claro desde el principio. No es que un enfoque sea mejor que el otro, lo que importa es que el segundo es mucho más adecuado a Edge of Tomorrow.

La manera de narrar aunada a las buenas actuaciones, los efectos excelentes, los alienígenas espectaculares, llevan a Edge of Tomorrow a tal altura que el final puede resultar un tanto decepcionante. Pero ese es el momento de recordar que no estamos en el cinestudo viendo a Kubrick o Antonioni, sino en una sala viendo una película “palomera” que rinde muchísimo más por el precio de butaca de lo que cabe esperar y que probablemente no sería lo que es si se hubiera esforzado por llegar a un final menos convencional. No dejen de verla.

 


[1]Aquí en aparte unas palabras dirigidas a los detractores de Tom Cruise, si les resulta imposible separar al artista de la persona, al personaje del actor, consideren lo que dicen en el Variety: tienen una oportunidad única de verlo morir cantidad innumerable de veces.

 


[i]Es un hecho que la mayor parte del cine es cine comercial; cine producido con la prioridad de entretener, vender y generar ganancias. En consecuencia, es un hecho que la mayor parte del cine malo es comercial. Lo que es un error presuntuoso es asumir que la mayor parte del cine comercial es malo. Claro, en términos de valoración crítica, una película (comercial o de arthaus) hecha con la más mínima intención de gratificar el intelecto le lleva la ventaja a una película puramente mercancía. Sin embargo esa ventaja está muy limitada a su época, sujeta a las modas intelectuales y al gusto de los críticos imperantes.

 

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México, D.F. Ex-estudiante de retórica cara. Bípedo implume de profesión. Lector. Editor en Enter Magazine


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