2010. A diez años de Amores Perros. A casi diez años de Y Tu MamĂĄ TambiĂ©n. A casi diez años de que aparecieran los talentos de Alejandro GonzĂĄlez Iñårritu, Guillermo Arriaga, Gael GarcĂa Bernal y Carlos Reygadas, entre muchos otros. A casi diez años de que MĂ©xico comenzara a ser un nombre sonado dentro de los festivales internacionales y las competencias norteamericanas. ÂżQuĂ© ha ocurrido durante esta dĂ©cada? El cine mexicano, ÂżalcanzĂł el potencial que se avizoraba al inicio del siglo XXI? ÂżCuĂĄles son los retos a los que se enfrentan los actuales realizadores, productores y guionistas en MĂ©xico?
Para responder esta y otras preguntas, el blog de cine de Letras Libres entrevistĂł a cinco exponentes del cine nacional: Pablo Cruz, fundador de Canana y Ambulante, productor de Cochochi, DĂ©ficit y Sin Nombre (entre otras); Alexis Fridman, productor de Lemon Films, una de las casas productoras mĂĄs rentables de la Ășltima dĂ©cada, los cerebros detrĂĄs de Matando Cabos y Km. 31; Ernesto Contreras, director de la elegantĂsima PĂĄrpados Azules, ganadora en San SebastiĂĄn y Sundance; y a Rodrigo PlĂĄ y Laura Santullo, director y guionista, respectivamente, de La Zona y Desierto Adentro, asĂ como de una de las diez piezas que componen el largometraje RevoluciĂłn. A partir de estas conversaciones, en cinco posts, intentaremos desentrañar lo que el medio cinematogrĂĄfico opina de sĂ mismo.
Esta primera entrega estĂĄ enfocada al problema de la falta de apoyos y subsidios en el cine nacional. ÂżQuĂ© tan difĂcil es filmar en MĂ©xico?, ÂżCuĂĄles son los vicios y las virtudes del sistema de distribuciĂłn nacional?, ÂżCuĂĄles son las soluciones que nuestros entrevistados sugieren para esta problemĂĄtica en particular?
– La redacciĂłn
Ernesto Contreras: Siempre he pensado que en nuestro paĂs el que quiere puede filmar, ya sea con una cĂĄmara de video, apoyo de la iniciativa privada o gubernamental o estĂmulos fiscales. Ejemplos hay muchos, es sĂłlo cuestiĂłn de decidir y diseñar una estrategia: cada quien puede inventarse la suya ÂĄtodo se vale! Por supuesto, para muchos lo mĂĄs sencillo es lamentarse por el poco apoyo y estancarse ahĂ, pero estoy convencido de que oportunidades hay, sĂłlo es cuestiĂłn de encontrarlas y aprovecharlas.
Alexis Fridman: SĂ hay subsidios y apoyos. Si los buscas, los encuentras. Es mĂĄs: el hecho de que sea tan fĂĄcil encontrarlos termina afectando el producto, haciendo que el cine mexicano sea peor. Para ejemplo basta el 226. Si alguien conoce a alguien que tiene una compañĂa grande, tenga o no un buen guiĂłn, no hay nadie que le diga que no. Entonces, quien haya buscado ese apoyo ya tiene 20 millones de pesos. Con que junte 4 mĂĄs, ya tiene una pelĂcula […] Tienes Fidecine con 10 millones de pesos mĂĄs y un sinnĂșmero de lugares internacionales en donde buscar apoyo. Yo creo que si le sabes buscar, lo encuentras. Esa posibilidad, digamos, deberĂa de venir acompañada, si no de control, por lo menos de requerimientos: una cierta experiencia para que no se convierta en una fĂĄbrica de pelĂculas mediocres o malas.
Pablo Cruz: IMCINE ha hecho un trabajo increĂble, el problema es que no tiene tanto dinero. CONACULTA tambiĂ©n estĂĄ luchando para que estemos allĂĄ afuera, pero sĂ falta que el gobierno se tome esto en serio, y que lo haga parte de su proyecto de exportaciĂłn creativa. Cerciorarse, pues, de que el talento mexicano se quede en MĂ©xico, y que la gente venga a MĂ©xico a buscarlo, y no que nosotros nos tengamos que ir a Inglaterra a buscar chamba o a Estados Unidos.
Ernesto Contreras: Es innegable que desde la tal Ă©poca de oro hubo la pretensiĂłn de filmar como âlos gringosâ, es decir con un star system, pelĂculas de estudio, cierto tipo de historias. Y todo eso ha dado como resultado que un buen porcentaje del cine mexicano actual estĂ© atrapado entre la realidad de nuestro paĂs y una serie de pretensiones (costos inflados, pseudo estudios, sindicatos, etc.), ademĂĄs de una competencia desigual con las producciones norteamericanas propiciada en muchos casos por la filosofĂa de los señores exhibidores.
Rodrigo PlĂĄ y Laura Santullo: Un tema recurrente como inquietud y que en menor o mayor medida nos afecta a todos, estrechando incluso las posibilidades del cine como una industria rentable y sana, es la distribuciĂłn de las pelĂculas. Producir, aunque con dificultades, se produce; los apoyos y subsidios tal vez no son suficientes pero existen; el problema ocurre a la hora de llevar al pĂșblico esos trabajos. AhĂ se forma un embudo terrible, donde pocos proyectos acceden a mostrarse en buenas condiciones.
Pablo Cruz: La Ășnica virtud que le veo a la distribuciĂłn en MĂ©xico es que ya no la hace el gobierno. Es, por lo tanto, libre. Pero eso ha generado, como en todo libre mercado, una inflaciĂłn de producto. Habemos demasiados distribuidores, y queremos distribuir demasiadas pelĂculas, y no hay suficiente gente que quiera ir al cine a verlas. Los cines tambiĂ©n, por cuestiones de libre mercado, estĂĄn saturados de producto americano que, por lo que son y por lo que le generan en cuestiones de recaudaciĂłn, pues son mucho mĂĄs atractivos que todas las otras pelĂculas que los demĂĄs distribuidores tenemos […] Existe todo un cine que se deberĂa de estar viendo y que no se estĂĄ viendo por falta de espacio.
Creo, por lo tanto, que el vicio mĂĄs grande aquĂ en MĂ©xico es la falta de regulaciĂłn.
En Estados Unidos, por ejemplo existe una cuota en la cual tĂș no puedes, como distribuidor, exhibir mĂĄs de un cierto nĂșmero de copias por zona geogrĂĄfica y nĂșmero de habitantes; aquĂ en MĂ©xico no existe eso. Etnonces tienes cines como en Cine Universidad, que tienen de las dos cadenas, o en Polanco, en donde tienes en una esquina a las tres cadenas de cine mĂĄs importantes de MĂ©xico, compitiendo por el mismo pĂșblico. Y lo que estĂĄ sucediendo es que se satura el nĂșmero de copias disponible por habitante. Y lo que eso hace es, digamos, ahorcar al mercado real. De tal manera que los exhibidores ni ganan mĂĄs, los distribuidores tampoco, y obviamente los que mĂĄs perdemos somos los que hacemos el cine.
En Estados Unidos, como dije, la cosa es distinta. En una esquina donde comparten tres cines, sólo se pueden exhibir cuatro copias, y estos cuatro cines se las pelean para ver quién es el que da las mejores condiciones. Pero lo que sà sabemos es que no hay suficientes mexicanos para ver las dieciséis copias que existen ahorita, solo existen mexicanos para ver las cuatro copias.
Rodrigo PlĂĄ y Laura Santullo: âŠlo que vuelve prĂĄcticamente desleal la competencia de las grandes producciones norteamericanas con las pelĂculas nacionales. Tampoco es un problema exclusivo de MĂ©xico, el asunto es, mĂĄs bien, la visiĂłn extendida del cine como un producto mĂĄs dentro del sistema de libre mercado. En este sentido serĂa deseable la irrupciĂłn de otra perspectiva, donde el cine sea visto como parte de la cultura del paĂs, como obra artĂstica y tambiĂ©n como una fuente importante de empleo -porque todo eso es-, lo que lo volverĂa de interĂ©s nacional y por lo tanto susceptible de recibir una protecciĂłn gubernamental en su distribuciĂłn. Dentro de esta misma lĂłgica, debiera pensarse una reparticiĂłn de las ganancias en taquilla diferente a la actual, mĂĄs equilibrada entre los que hacen y quienes exhiben la pelĂcula.
Alexis Fridman: Nuestros presupuestos son bajos en comparaciĂłn con los de una pelĂcula norteamericana, pero altos para lo que deberĂa de costar hacer una pelĂcula en MĂ©xico y que, por ende, sea recuperable el presupuesto. El dinero que gastamos en MĂ©xico no va mano a mano con lo que debe de recaudar para ser negocio.
Para que una pelĂcula haga dinero debe recaudar su presupuesto por tres, mĂĄs o menos. Pero a ese presupuesto hay que sumarle el P&A (copias y publicidad). Si tu pelĂcula costĂł 20, mĂĄs 10 de publicidad son 30⊠por 3 son 90⊠Y ninguna pelĂcula del año pasado, a excepciĂłn de ArrĂĄncame la Vida y Rudo y Cursi, pasĂł esa cifra.
Es importante saber estas cifras. Si yo voy con un inversionista y le pido su dinero a sabiendas de que mi pelĂcula no va a recuperar, yo considero que eso es robar. Si yo le pido dinero a alguien es para recuperar su inversiĂłn. El cine sigue siendo un negocio. Si pintar un cuadro te costara 3 millones de dĂłlares lo pensarĂas dos veces antes de volverte pintor.
Pablo Cruz: Aunque los nĂșmeros de MĂ©xico son increĂbles por asistencia, no estĂĄn generando mĂĄs negocio. Y obviamente seguimos con el dilema de la piraterĂa y el precio de la taquilla. Se dice que deberĂa de costar mĂĄs. Y si no cuesta mĂĄs, entonces nosotros tenemos que mantener un precio bajo porque estamos en un paĂs jodido econĂłmicamente, y obviamente queremos que vaya la gente al cine. Pero cada peso que cuesta menos obviamente destruye al mercado.
Y la piraterĂa es un desmadre. Por un lado, es la Ășnica manera de que la gente pueda ver pelĂculas. Pero eso no quita que es piraterĂa. Y tampoco el gobierno hace nada. Es un problema del que yo no sabrĂa cuĂĄl es la soluciĂłn: pero innegablemente es parte de los factores por los cuales en este paĂs eso no funciona. AquĂ en MĂ©xico solo tenemos una ventana de recuperaciĂłn cuando inviertes en cine que es el theatrical o sea los cines; el video en MĂ©xico literalmente no existe, las novelas son patĂ©ticas y la televisiĂłn pues obviamente ha sido negligente con el cine.