Es ya un lugar común en la formación del escritor feroz: voltear hacia el cine para maldecir o para pagar las cuentas. Faulkner lo hizo, es la frase que rebota de aquí para allá cuando se habla de escritores que pergreñan historias originales o tratamientos de guiones. La suerte, avieza y esquiva como siempre, no favorece a todos; casi podríamos concluir que el talento literario garantiza poco más que una anécdota curiosa cuando se trata de lograr transformar historias en películas.
En la edición de marzo/abril de la revista The Believer, publicaron la historia de siete personajes insospechados que escribieron un guión y estuvieron cerca de producirlo. Una muestra: el guión que escribió un joven Vladimir Nabokov tenía como protagonista a un enano de circo que se suicida por despecho. El contenido, originalmente sólo para suscriptores, ahora está disponible via Salon.
– La redacción
Vladimir Nabokov
