Durante una clase, dos directores en ciernes se preguntaban a quĆ© medio le debĆa mĆ”s el cine: Āæal teatro, por el aporte de su narrativa?, Āæo a la fotografĆa, por la tĆ©cnica que repite la cĆ”mara al rodar? Sin poder llegar a una conclusiĆ³n, los estudiantes le preguntaron a su maestro. ĀæSu respuesta? Ni a la fotografĆa ni al teatro: la deuda del cine es con el sueƱo. Y, en efecto, ya sea porque la oscuridad de una sala y la imagen que arroja el proyector imita el mundo onĆrico o porque los sueƱos son un terreno misterioso y difĆcil de explorar, el hecho es que lo que ocurre en nuestras cabezas cuando dormimos siempre ha sido un tema fundamental para los cineastas. Con Inception, Christopher Nolan se convierte en el mĆ”s reciente de su profesiĆ³n en dedicarle una historia este mundo.
En la nueva cinta de Nolan, los sueƱos son campo de batalla para el espionaje corporativo. Habilidosos āextractoresā entran al universo onĆrico y roban secretos e ideas del subconsciente de la vĆctima. El trabajo es aparentemente lucrativo, y Dom Cobb, interpretado por Leonardo DiCaprio con su caracterĆstica intensidad cautivadora, es el mejor de todos estos espĆas. DespuĆ©s de que un magnate le propone embarcarse en la peligrosa tarea de āplantarā una idea en vez de extraerla, Cobb reĆŗne al mejor equipo posible para llevar a cabo la misiĆ³n. A travĆ©s de un proceso denominado āsueƱo compartidoā, el grupo de Cobb puede controlar ciertos aspectos del sueƱo. Sin embargo, este espacio subconsciente es vulnerable a la intrusiĆ³n de elementos psicolĆ³gicos de los espĆas, y particularmente peligroso para Cobb, cuya esposa despechada, Mal (Marion Cotillard), parece estarlos cazando.
A Inception le sobran virtudes. El elenco, compuesto por DiCaprio, Ken Watanabe, Joseph Gordon-Levitt y Michael Caine (entre otros), es magnĆfico. Tom Hardy interpreta de manera soberbia a Eaves, el camaleĆ³n del grupo, y el siempre menospreciado Cillian Murphy estĆ” fantĆ”stico como la vĆctima de Cobb y su equipo. Hanz Zimmer provee a la cinta con su usual derroche para crear mĆŗsica extravagante y cautivadora. Y, por supuesto, los efectos especiales son impecables.
A pesar de requerir de mecanismos propios de una cinta de ciencia ficciĆ³n, la trama de Inception no es tan diferente a la de una pelĆcula como OceanĀ“s Eleven: el protagonista que recluta a un equipo de profesionales para ayudarle, el nuevo miembro del equipo que sirve de pretexto para que nos expliquen las reglas del juego, las secuencias de persecuciĆ³n, las explosiones y, por supuesto, el robo final en el que converge toda la planeaciĆ³n que los personajes han llevado a cabo durante la primera hora de la pelĆcula. En Inception, este tercer acto sucede dentro de diversas capas onĆricas (sueƱos dentro de sueƱos dentro de sueƱos) y dentro del secreto ominoso de Cobb, que significa un peligro inminente para la misiĆ³n. Todos los elementos de Inception explotan durante esa Ćŗltima hora en lo que sĆ³lo puede describirse como verdaderos fuegos artificiales hollywoodenses: un thriller de acciĆ³n con una premisa novedosa e intrigante.
Desgraciadamente, la pelĆcula es mĆ”s que el robo final. Como director y guionista, Nolan se esforzĆ³ en la factura de las secuencias del robo de sueƱos, y se nota. Sin embargo, es claro que notĆ³ que su historia necesitaba un contexto emocional. Y es ahĆ donde entra la preocupante vida pasada de Cobb. La historia del personaje de DiCaprio es tan confusa ātan llena de cabos sueltos y de ilĆ³gicas vueltas de tuerca- que termina por secuestrar la narrativa de la cinta entera. Esto es lamentable, sobre todo si vemos lo cerca que estuvo Nolan de tener una pelĆcula perfecta. HabrĆ” muchos que se dejen llevar por la pirotecnia de las secuencias de acciĆ³n y pasen por alto la incongruencia de este tramo de la narrativa. Yo me quedo con lo que pudo ser: una pelĆcula impresionante, con suficiente corazĆ³n como para conmover a millones de espectadores. Desgraciadamente, Inception sĆ³lo entra en la primera descripciĆ³n.
– Ryan Haydon