Intensa nostalgia invade mi pensamiento

Una frase pronunciada por Harry Dean Stanton en 'Paris, Texas' lleva a una revelación: cuando miremos nuestro pasado nos veremos sin domesticar aún.
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A veces me acuerdo de una frase que dice el personaje de Harry Dean Stanton o Harry Dean Stanton en el largo parlamento al teléfono del locutorio con Nastassja Kinski, al otro lado del cristal, en Paris, Texas. Más o menos a esa altura es cuando Jane reconoce en su interlocutor al marido fugado años atrás. Atravesando su silencio llega hasta nosotros su enorme conmoción (la de ella). Él está contando su vida tal y como ha podido comprenderla, como recogida en un hatillo que debe aguantar hasta que dé con Jane, cuando quiera que la encuentre como Simon & Garfunkel a Emily, y las palabras que a veces me vuelven a la mente son esta sencilla frase a medias, que excusa o constata: “… but he was wild”.

Wild se traduce normalmente por salvaje; como cualquier palabra, incluso como pan o como vino, quiere decir muchas cosas, especialmente cuando se ve rodeada de tantas otras palabras que trabajan por un mismo un afán nostálgico, y que han sido escritas a conciencia por Sam Shepard para representar a un norteamericano con rasgos mitológicos, y que en la película están superpuestas a las parpadeantes proyecciones en Super8 de la familia cuando estaba junta y era feliz: puede que otro mito todo ello. Wild se traduce por salvaje, pero también podría decirse de alguien que no está domesticado, que todavía no ha pasado por los procesos que sacarían su mejor versión. Porque en eso debería consistir la doma. Alguien todavía salvaje, porque a lo que nace silvestre le espera un adiestramiento. No define lo que es, sino lo que le espera.

“But he was wild…”, trata de explicarse Harry Dean Stanton, que en la película se llama Travis, tomando distancia mediante la tercera persona, buscando el sentido en la sucesión de monosílabos, con la adversativa que todo lo cambia al principio, y alargando la palabra final mientras se toma aliento antes de seguir, en parte con la intención de explicarle a ella por qué la dejó tirada y en parte como si estuviese hipnotizado y ese estado fuese la única manera de entrar en sí mismo. Lo dice como si la frase se fuese arrastrada por el viento y solo le quedase mirar cómo se aleja.

Bueno, pues no haber sido tan silvestre, no haber estado tan poco cocido. Pero entonces pienso que ser wild tal y como se dice en esa frase se usa de la misma manera que cuando se habla de ser muy joven queriendo decir que aún no se ha pasado por un montón de cosas que lo habrían cambiado todo, de haber ocurrido ya. Eso me digo cuando a veces trato de comprender por qué hice en el pasado las cosas que hice, y no otra cosa que hubiese conducido a otras preguntas, y me vuelve la frase, en el tono recitativo de la película, como si fuera una explicación universal, como te la daría un río oracular en una canción folclórica si le fueses a preguntar por qué te pasó lo que pasó, igual que le ha dado esa explicación, incansablemente, a todas las generaciones que han venido a la ribera a preguntar antes que tú. 

Y me digo que eso lo explica todo, como si en realidad ese no estar aún domesticados, no haber sido pulidos como refinaban los metales los alquimistas medievales, pudiese explicar las razones de que actuásemos como lo hicimos, y como si ser salvaje y estar sin refinar consistiese en vivir en una bruma que se forma no a partir de lo que hay fuera sino del hecho de no haber aprendido todavía a ver, de no tener domesticados aún los ojos.

Y comprendo que esa explicación —es que entonces aún no sabía ver, es que estaba debatiéndome mientras aprendía a moverme por este raro mundo— seguirá sirviendo cuando en el futuro me pregunte por mis motivos de ahora, porque seguimos siendo salvajes, jóvenes y sin refinar. Una hoja cae al río y queda a merced de la corriente que la arrastra mientras le señala el panorama que va cambiando a su paso y del que poca cosa da tiempo a retener, aunque es de ahí de donde ha de sacar la lección y el refinamiento. Esa hoja que es salvaje precisamente por haber perdido el agarre, ¿cómo podría volver a su sitio?

Lo canta la canción mixteca de la banda sonora, tan característica como la secuencia del locutorio: intensa nostalgia invade mi pensamiento. Por eso es posible que el personaje no dijese exactamente lo que recuerdo. 

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Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).


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