El arte de la animaciรณn posee un sustrato infantil inalienable. Dibujar un caballo en posturas sucesivas para hacerlo cabalgar con el movimiento de las hojas, es el pasatiempo de un niรฑo jugando a ser Dios. Nos produce una fascinaciรณn siempre renovada, nos hace sonreรญr automรกticamente: los dibujos animados son una mimesis naรฏve, es la caricatura de un golem. Como el teatro de sombras o el guiรฑol, la animaciรณn es el territorio de lo fantรกstico y lo irrealizable, una dimensiรณn paralela donde nos vemos vivir pero con una distancia lรบdica; es un recurso esencial de la comedia. La nariz de un payaso es siempre ridรญcula, pero dos de ellas utilizadas en los pezones son, mรกs bien, incรณmodamente chuscas. Cuando echamos mano de la animaciรณn buscando fines contrarios a su naturaleza se produce una paradoja similar: no deja de ser gracioso, pero lo es de otra manera. Algo parecido sucede con las animaciones perversas de Don Hertzfeldt (1976).
Realizรณ su primer cortometraje, Ah, lโamour (1995), a los 18 aรฑos, reciรฉn inscrito en la Universidad de California en Santa Bรกrbara. De tan sรณlo dos minutos, la pelรญcula sorprende por su sencillez y eficacia: un hombre invita a una mujer a salir y รฉsta, no contenta con rechazarlo, le saca el corazรณn, lo utiliza para golpearle la cabeza y lo carboniza con una rรกfaga de fuego que sale de sus fauces. รsta es su primera experiencia amorosa, tal vez la menos traumรกtica, ya que seguirรก topรกndose con mujeres que lo maltratan cada vez mรกs, aunque sus tentativas seductoras van decreciendo en osadรญa. Finalmente, habiendo aprendido la lecciรณn, el hombre se acerca con la รบltima chica y le dice: โHola, tengo dineroโ y ella, despuรฉs de besarlo y abrazarlo, le dice: โยกTe amo!โ Ganรณ el premio โLa animaciรณn mรกs chistosa del mundoโ, de HBO.
http://www.youtube.com/watch?v=j0GdVVZw6Jg
La risa que anhela el comediรณgrafo aflora de la certidumbre. De los gรฉneros, tal vez sea el mรกs conservador y reaccionario: busca la armonรญa social, la perpetuidad del orden establecido, el status quo. Por ello la joven tiene la excusa รฉtica para engaรฑar al viejo y casarse con su sobrino; por lo mismo el criado pobre descubre, al escuchar tras una puerta, su aristocrรกtico linaje y recupera su fortuna y honor. El final feliz es la desembocadura de una serie de enredos que, entre mรกs parezcan romperse, mรกs cรณmicos resultan. Nos reรญmos ante la posibilidad de que nuestro mundo, conocido y certero, pueda transformarse y resultarnos ajeno; cuando cae el telรณn aplaudimos de alivio. Hace falta cierta perversidad para escribir una comedia en que nada cambie, una en la que el hรฉroe, por mรกs que intente, no pueda evitar su destino inexorable. Entonces los gรฉneros se cruzan y Edipo, antes de sacarse los ojos, exclamarรก contrito: โY pensar que no volverรฉ a verlaโ. La risa, en este caso, es el primer sรญntoma de un paroxismo nervioso.
A todo mundo le hubiera resultado difรญcil sobreponerse a un รฉxito tan precoz y contundente. Pero Hertzfeldt siguiรณ su carrera con el รญmpetu de un cohete espacial. Durante su segundo aรฑo en la escuela produjo Genre (1996), filme sobre los avatares de un conejito que, en cinco minutos, debe actuar conforme a distintos gรฉneros cinematogrรกficos. Aunque es su pieza menos lograda, y no comparte las inquietudes intelectuales del resto de su obra, le granjeรณ premios en 17 festivales. Al aรฑo siguiente, con Lily and Jim (1997), vuelve al tema de su opera prima: trece minutos que narran los desencuentros de una cita a ciegas entre dos personalidades grises, desesperanzadas y pesimistas. Comienza a perfilarse el tono macabramente cรณmico que ahora define su obra, pero, tambiรฉn, se vuelve evidente un problema con los desenlaces. Sus pelรญculas terminan mal, abruptamente, les hace falta un รบltimo rizo. Esto no impide que su prestigio se vaya extendiendo y se multipliquen los reconocimientos. Como trabajo de titulaciรณn, mientras sus compaรฑeritos se pelean con sus proyectos de tesis, Hertzfeldt produce Billyโs Balloon (1998). Es la โยฟtrรกgica? ยฟHilarante?โ muerte de Billy y otros niรฑos, debido a los golpes que les propinan sus globos. A los 23 aรฑos, Don Hertzfeldt tenรญa un tรญtulo universitario, 76 premios internacionales y cuatro pelรญculas que, sumรกndolas todas, no duraban mรกs de media hora.
– Guillermo Espinosa Estrada
http://www.youtube.com/watch?v=U_crYtmZxi4
es profesor de literatura medieval y autor del libro La sonrisa de la desilusiรณn. Administra la bibliothecascriptorumcomicorum.org, un archivo de textos sobre el humor.