La sequรญa de creatividad en Hollywood llega a extremos sorprendentes. Por un lado es evidente que, en estos tiempos, todo es un remix, como lo ejemplifican esta serie de videos. Dicho de otro modo, no hay nada nuevo bajo el sol. Construimos sobre los hombros de los hombres —gigantes o simples mortales— que vinieron antes; ellos hicieron lo mismo, y asรญ sucesivamente. Rara vez se descubre el hilo negro, aunque sucede. No quiero poner a la "originalidad" sobre un pedestal utรณpico, pues es un tรฉrmino relativo, maleable y engaรฑoso. Pero Oblivion (2013), el mรกs reciente blockbuster del engranaje hollywoodense, es un refrito.
Sesenta aรฑos despuรฉs de una invasiรณn extraterrestre la Tierra estรก devastada. Tom Cruise en el papel de Jack Harper estรก encargado de cuidar que seres alienรญgenas llamados carroรฑeros no lastimen a las mรกquinas que succionan agua de mar para llevarla al planeta que habitarรกn los sobrevivientes. O al menos eso es lo que sabemos, mientras se percibe claramente que hay algo mรกs allรก de los lรญmites impuestos por la estaciรณn central que vigila a distancia a Harper y a la mujer con quien vive y trabaja.
Hasta aquรญ la premisa es atractiva, acompaรฑada por las obligadas locaciones de ensueรฑo, asombrosos efectos especiales y una vigorosa y excesiva banda sonora. La fotografรญa del chileno Claudio Miranda, reciรฉn ganador del Oscar por Life of Pi, es tambiรฉn notable, basada en gran parte en imรกgenes generadas por computadora (aunque vale la pena subrayar aquรญ la queja de Christopher Doyle, el gran fotรณgrafo de, entre otras obras maestras, In the Mood for Love). Esta primera parte es una historia bien contada, con pocos elementos y solo dos personajes. "Cuando un solo violรญn basta, no emplear dos", escribiรณ Robert Bresson en Notas sobre el cinematรณgrafo. Los escasos ingredientes del principio son sin duda lo mejor de la pelรญcula.
Segรบn Joseph Kosinski, co-escritor y director de la cinta, basada en su inรฉdita novela grรกfica (han de esperar el estreno de la cinta para capitalizarla), Oblivion es un homenaje a las pelรญculas de ciencia ficciรณn de los setenta, sin embargo la referencia mรกs directa es The Matrix. Llega un punto en el que la similitud entre ambas es, si se me permite, bochornosa. No se le puede llamar un homenaje, y la palabra "remix" es un eufemismo de otra palabra: "plagio". ¿Hasta quรฉ grado una obra puede ser copia de otra? La pregunta, por supuesto, no tiene respuesta o tiene demasiadas. El fondo de la discusiรณn es cuando el espectador cae en la cuenta de que ahรญ estรก otra vez la misma historia. Al inicio, Oblivion parece una pelรญcula innovadora con algunos componentes prestados, pero, en general, bastante original. Hasta que caemos en la cuenta de que los personajes de Neo y Harper y de Morpheus y Beech son prรกcticamente intercambiables, aunado al parecido fรญsico entre Keanu Reeves y Tom Cruise y Lawrence Fishburne y Morgan Freeman. Carrie-Anne Moss en el papel de Trinity es el molde para el de Julia, interpretado por Olga Kurylenko. Y al final entra Star Wars, la cereza del pastel robado.
De Godard a Tarantino, las copias en el cine se reproducen sin cesar. En la pintura sucede lo mismo, y en la mรบsica y la literatura. Lo que importa es la manera de copiar, de apropiarse de lo ajeno para convertirlo en algo nuevo. En este sentido la calca entre Oblivion y The Matrix parece patรฉtica: mismo gรฉnero y mismo pรบblico masivo con solo catorce aรฑos de diferencia, que para una obra emblemรกtica como el clรกsico de los hermanos Wachowski es poco tiempo: influencia e impacto han sido tales que sigue tan presente como cuando se hizo. No hay manera de que Oblivion se salga con la suya. La รบnica diferencia es el cambio de la noche por el dรญa.
Susan Sontag escribiรณ que vivimos la decadencia de un arte que ya tuvo su desarrollo y estรก en franco declive. Estamos tan acostumbrados a ver la copia de la copia de la copia que ya nadie, o muy pocos, reconocen la evidente decadencia de un arte que alguna vez produjo obras รบnicas. Si bien aรบn hay pelรญculas notables, obras maestras y esfuerzos arriesgados de una belleza indiscutible, estas son, como escribe Sontag, "violaciones heroicas de las normas y prรกcticas que hoy gobiernan la cinematografรญa en todo el mundo capitalista y en el capitalista en ciernes, es decir, en todas partes. (…) Mientras que el punto de una gran pelรญcula es ahora mรกs que nunca ser un logro รบnico, el cine comercial se ha conformado con una polรญtica de cine inflado y derivativo, un arte descaradamente combinatorio, o re-combinatorio, con la esperanza de reproducir รฉxitos pasados. Todo film que espera llegar al pรบblico mรกs amplio posible estรก diseรฑado como un tipo de remake". The Matrix tambiรฉn es un conglomerado de copias e influencias, pero la manera de llevarla a cabo fue fina y efectiva, dando a luz una obra trascendente que se sostiene con sus propios mรฉritos.
Oblivion es un descaro que entretiene. Llenarรก las salas. Harรก millonarios a sus creadores y al estudio que la creรณ. La misma gata pero revolcada se vende mรกs cara que la original.
(ciudad de Mรฉxico, 1979) Escritor y cineasta