Debido a su proximidad con los Estados Unidos, el western fue un género fílmico que gozó de gran popularidad en México. Gracias también a su afinidad con el genero nacional ranchero (ya sea en las películas de charros o vaqueros del norte de México) era natural que casas productoras y artistas cinematográficos del país desarrollaran sus propios films dentro de este genero. El resultado fue interesante, ya que el western mexicano (a veces nombrados chilaquile western, en cierta forma enlazándolo con su primo italiano, el spaghetti western) desarrollo sus características propias; a veces situaba sus historias en los Estados Unidos o en un tiempo-espacio ambiguo e hibrido de la frontera. A su vez, también tuvo sus actores mas frecuentes y característicos (Jorge Rivero, Andrés García, Hugo Stiglitz, Rogelio Guerra, Rodolfo de Anda, por citar solo algunos), sus locaciones (Zacatecas y Durango) y en ocasiones manifestándose se manifestó a través de híbridos como el western de terror (El extraño hijo del sheriff, El pantano de las ánimas), la comedia (Los hermanos diablo, Bang Bang y al hoyo) y el cine surrealista (El topo). A continuación, una lista de siete excelentes westerns hechos en México.
1- Los Hermanos del Hierro (1961)
Tras el asesinato de su marido por causas que nunca son especificadas, una mujer (Columba Domínguez) contrata a un pistolero experto (Ignacio López Tarso) para que entrene a sus dos hijos en el manejo de las armas. La obsesión de la madre y la opresión del ambiente en el que habitan causa que los adultos Reinaldo y Martin del Hierro (Antonio Aguilar y Julio Alemán, respectivamente) tomen caminos distintos en cuanto a cómo lidiar con la venganza, la violencia y la vida. Sus decisiones—tanto calculadas como precipitadas—los arrastran a un trágico destino pavimentado por resentimientos, asesinatos, duelos a muerte y el amor que en ambos despierta una bella y bondadosa joven (Patricia Conde), sobreprotegida por su estricto y autoritario hermano Manuel (David Reynoso). Escrita por el novelista hidalguense Ricardo Garibay y dirigida por Ismael Rodríguez—uno de nuestros directores más importantes y prolíficos, y el colaborador principal de Pedro Infante, quien había fallecido cinco años antes y que quizás influyo en el periodo fílmico más serio y meditabundo—, Los Hermanos del Hierro es una joya fílmica. Votada por la revista SOMOS en 1994 como la quinceava mejor película mexicana, Los Hermanos del Hierro oscila entre la película ranchera y el western estadounidense. Es una película que desmitifica muchos de los arquetipos, personajes y temas del género vaquero tres años antes de que Leone iniciara el género del spaghetti western con Per un pugno di dollari (1964) y treinta y un años antes que su actor de cabecera Clint Eastwood dirigiera Los imperdonables (1992), el western auto-reflexivo mas celebre. La dirección de Rodríguez es dinámica y certera y los paisajes del México norte filmados por Gabriel Figueroa son áridos y salvajes. Garibay estuvo tan fascinado con el libreto que la adaptó en una excelente novela llamada Par de reyes, algo único en las letras nacionales. Las actuaciones especiales de algunos de los actores más queridos de la Época de Oro (Emilio Fernández, Pedro Armendáriz, Víctor Manuel Mendoza, Amanda del Llano, David Silva, José Elías Moreno, entre muchos otros) son simbólicas del fin de una era dorada y el principio de un cine cuyo futuro se veía incierto.
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2- Tiempo de Morir(1965)
Pocas películas cuentan con antecedentes como este. La opera prima de Arturo Ripstein, producida por su padre Alfredo Ripstein Jr. —presidente de la casa productora Alameda Films—y escrita por el futuro ganador al Nobel en Literatura Gabriel García Márquez y por Carlos Fuentes, Tiempo de Morir es una película sobre una muerte anunciada, una deuda de honor sin necesidad de cobrarse y como varias vidas son truncadas a causa de un destino fatalista. Juan Sayago (Jorge Martínez de Hoyos) sale de la prisión tras purgar una condena de dieciocho años por haber matado en defensa propia a un vaquero compañero suyo que lo acosó de manera violenta por mucho tiempo. Sayago planea continuar con su vida en el punto en que la dejo, regresando a trabajar como vaquero y reiniciando su relación con el amor de su vida, la viuda Mariana Sampedro (Marga López). Sin embargo, el hijo mayor de Raúl Trueba, Julián (Alfonso Leal) busca el desquite de manera obsesiva y ciega, mientras que su hermano Pedro (Enrique Rocha) se encuentra atrapado entre el deber familiar y su creciente relación amistosa con el exhausto y humilde Sayago. El libreto original de García Márquez contó con la colaboración de Fuentes, quien mexicanizó los diálogos de los personajes. Originalmente situada en el tiempo presente, Alfredo Ripstein le recomendó a su hijo Arturo que filmara la película como western, ya que esto facilitaba la venta de los derechos de la película en Europa—específicamente Alemania—donde el western reinaba. Por lo tanto, el tiempo y el espacio de la película son ambiguos y atemporales. Con excelentes actuaciones y apoyados por un gran elenco (que incluye a Blanca Sánchez, Carlos Jordán y Tito Junco como un comisario amante de interpretar sueños y malos agüeros), Tiempo de Morir es una fusión de lo ranchero y lo western con todos los elementos de la tragedia griega y con un duelo final tan seco y desolador como la vida de los personajes.
3- Cinco Mil Dólares de Recompensa (1973)
Dirigida por Jorge Fons y basada en una novela de Ralph Barby, Cinco Mil Dólares de Recompensa quizás sea el western mexicano más limpiamente hecho. A su vez, la banda sonora es impresionante y la película cuenta con una agilidad que no permite que la trama se arrastre o se necesite de escenas para extender la duración de la película. Un pueblo es dominado con violencia y ultrajes por la pandilla de Tom Kotin (Sergio Kleiner) y sus secuaces, entre los que se incluye el irónicamente apellidado William Law (un cadavérico Pedro Armendáriz Jr., no muy alejado del universo de Tim Burton) y otros criminales de diversos grupos étnicos y sociales (Gastón Melo, Bruno Rey, Gabriel Retes, entre otros). El alcalde Baker (Claudio Brook) no puede lidiar con la influencia de Kotin y compañía, por lo que contrata a un experimentado caza-recompensas llamado Hunter (Jorge Luke) para que sea el nuevo comisario que imponga la civilización en el pueblo. Hunter es un héroe interesante: si bien es el arquetípico “hombre sin nombre” que típicamente aparece en los westerns revisionistas como este, algunos aspectos lo destacan. Hunter es rápido con el revólver y frío durante el combate, pero también sabe escoger sus batallas, es vulnerable tanto a los golpes físicos como emocionales y su melancolía se pone de manifiesto a lo largo de la cinta. Cuando la tímida sobrina del alcalde, Claire (Silvia Pasquel), le pregunta porque siempre trae una cobija alrededor de su espalda él responde con una triste sonrisa: “No sé. Quizás porque me gustaría morir arropado en ella.” Es interesante encontrar en la filmografía de Fons (Rojo amanecer, El callejón de los milagros) una película cuyo enfoque central sea el entretenimiento. No solo eso, sino el reparto es una combinación de varios de los actores mas destacados de los 70’s. En el viejo conflicto de “civilización vs. barbarie”, la película demuestra que las aéreas siempre son grises. La figura de un pistolero a sueldo que se convierte en ley, doma a un pueblo salvaje y termina sentado en una poltrona, rifle en mano y con una bandera estadounidense vieja y arruinada a s sus espaldas es una gran imagen que resume a la película.
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4- Los Indomables (1974)
Los indomables es quizás el western mejor logrado de Alberto Mariscal. La historia es sencilla: un comisario veterano (Mario Almada) debe escoltar a un brutal y sanguinario bandido (Pedro Armendáriz Jr., gigantesco y vestido en pieles de cuero) de vuelta a la prisión de donde se escapó. En el trayecto, el comisario es herido y solo encuentra la asistencia de Nick Sanders (Rodolfo de Anda), un joven vagabundo con gran habilidad para las armas. El comisario y Sanders establecen una relación amistosa, y Sanders accede a escoltar al bandido. Sin embargo, los dos protagonistas son perseguidos por fuerzas hostiles: la numerosa pandilla del preso, liderada por Bruno Rey; y los agentes de la ley, quien buscan a Sanders por homicidio. El punto de encuentro es en un pueblo donde el sheriff local (un excelente Jorge Russek) trata de cumplir su deber al hospedar al preso al tiempo que se enfrenta a las presiones y temores de los pueblerinos—incluyendo a un vago cobarde interpretado por Jorge Arvizu— respecto al visitante. La edición es buena y la cinematografía captura bien los paisajes y las locaciones. Pero el corazón de la película yace en la excelente química entre Almada y de Anda. Verlos interactuar es bastante disfrutable, y ambos se desenvuelven bien en sus papeles respectivos: el oficial veterano y honorable, y el taimado y carismático pícaro. La conclusión de la cinta también es la conclusión de su tema central: el valor del deber y del honor en un mundo donde se favorece a los que no lo tienen.
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5- Los Marcados (1971)
La película más delirante y surrealista de Mariscal, Los marcados mantiene un pie dentro de las convenciones del western y otro en el surrealismo freudiano de muchas películas de la época, incluyendo El topo. Los marcados contiene varios elementos curiosos que lo separan de varios de sus “hermanos” en el género. La cinta fue producida por Columbia Pictures, y esto se nota en la calidad de la imagen, la gran variedad de excelentes tomas panorámicas y en su esplendida banda sonora, compuesta y dirigida por Paul Sawtell y Bert Shefter—ambos compositores veteranos de la televisión y el cine estadounidenses—entre las que se destacan el tema principal, cantado por el protagonista de la cinta, Antonio Aguilar. He aquí otra peculiaridad: Aguilar es “El marcado”, un pistolero legendario con una cicatriz en la mejilla y que siempre viste de negro. Decir que “El marcado” es omnipotente seria poco: Aguilar (de piel morena oscura y con una actitud tan callada e imponente que inspira temor) pronuncia menos de diez parlamentos en la película, se la pasa descansando en más de la mitad de ella y cuando pelea nunca está en riesgo de ser herido y se despacha a sus contrincantes sin sudar. Esto funciona bien en el mundo absurdo y esperpéntico de la película, tan alejado del “verdadero” oeste estadounidense decimonónico como la galaxia de Star Wars está de nuestro planeta. Los villanos son El Pardo (Eric del Castillo, callado y prácticamente albino) y el Niño (Javier Ruán), amantes homosexuales psicóticos al mando de un mini-ejercito de fantoches, depravados y lambiscones sádicos. El Niño es un lunático que combina el infantilismo con la maldad, y con una gran afición por el masoquismo y por recitar a Shakespeare. La historia de ambos está enlazada a la de la prostituta Mercedes (Flor Silvestre, en una excelente actuación) una mujer alcohólica que no es más que un cascarón humano, sin ganas de vivir debido a un pasado trágico. También hay actuaciones especiales de José Carlos Ruiz como un pistolero con una mano “seca” y de Carmen Montejo como Remedios, una prostituta amiga de Mercedes, fortaleciendo el reporte de personajes que son “marcados” tanto física como espiritualmente.
6- El Silencioso (1967)
El rubio y apuesto rejoneador Santos—hijo del gobernador de San Luis Potosí Gonzalo N. Santos—se había vuelto una estrella del cine nacional gracias a sus actuaciones en westerns y películas de aventuras llenas de color como Una bala es mi testigo, La flecha envenenada y El potro salvaje, donde los personajes de Santos eran vaqueros sonrientes y de conducta intachable e intenciones puras, vestido con abrigos de cuero y gamuza, y perteneciente a la tradición de Roy Rogers, Tom Mix o Hopalong Cassidy. El pistolero callado y anónimo de El silencioso es más propenso a la violencia y al estoicismo, aunque aún jura por un código de honor propio y defiende a los inocentes. Tras vengar el asesinato de su familia durante los primeros minutos de la película, el silencioso llega a un pueblo controlado por un cacique (Emilio Fernández) y su hermano (Roberto Cañedo) y se enamora de una bella mujer (Adriana Roel) quien junto con su hija (Mari Carmen Gonzales) esperan el regreso de su esposo (Luis Aguilar). Adaptada libremente del clásico estadounidense Shane (algo que se hará en repetidas ocasiones, incluyendo la película de Clint Eastwood de 1985, El jinete pálido), El silencioso contiene balaceras y duelos expertamente coreografiados y una buena trama que le rinde homenaje al cine clásico del oeste en los Estados Unidos, y al ranchero en México, con una trama sencilla y entretenida.
7- Todo Por Nada (1969)
Alberto Mariscal fue el director más dedicado y prolífico del western nacional. Con docenas de películas de ese género dentro de una carrera de cientos de films (tanto para el cine como para los video homes) el director nacido en Chicago en 1926 y fallecido en Los Ángeles en 2010 desarrollo una estilo y temática propia, más definida y propia que la de cualquier otro director que se haya adentrado en el género (como lo hicieron Chano Urueta, Fernando Méndez, René Cardona padre e hijo, y ocasionalmente, Ismael Rodríguez). La mayoría de sus westerns se centran en la venganza y como la búsqueda de esta es auto-destructiva. Abundan los personajes amorales e inmorales, una naturaleza cruel y escenas de violencia que oscilaban entre lo heroico, lo sádico y lo patético. Su western más conocido aun por las personas que no están familiarizadas con el género es, sin duda, El tunco Maclovio (1970), una película completamente fatalista y trágica. Sin embargo, Todo por Nada es la película con la que Mariscal despego y fortaleció su posición como el director numero uno de westerns en México. Tras la masacre y ultraje de su familia, los hermanos Mario y Fernando (Almada) buscan a los asesinos y terminan enfrentándose con un poderoso cacique (Eric del Castillo) quien atormenta a los granjeros de la región (incluyendo al ya mencionado Urueta). Es una trama directa y sencilla, pero es de vital importancia, debido a que fue el primer film que demostró la mancuerna de los hermanos Almada, el dúo fraterno mas celebre del México moderno. Los asesinos y violadores que persiguen son completamente despreciables (especialmente el patético personaje interpretado por el inigualable Narciso Busquets), por lo que el espectador espera con ansia el triunfo de los hermanos, con todo y la eterna escena en la que se pierden en el desierto y que parece que sirve para innecesariamente ir más allá de la hora y media de duración. La película culmina con una victoria pírrica tremenda que le hace honor al título de la película.
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