el título original es Jarhead; su traducción literal es “tapa de frasco”, y se refiere tanto al corte de pelo del soldado raso, como al hecho de que lo que tapa es un recipiente vacío. Los jarheads son intercambiables plantea esta película porque todas las guerras son también la misma. Soldado anónimo describe la guerra como una experiencia anticlimática pura espera e incertidumbre, que frustra a los soldados que al final no tienen “oportunidad” de matar. Adaptación de las memorias de un marine reclutado en la Operación Tormenta del Desierto, la tercera película de Sam Mendes cuestiona la adrenalina bélica de la misma manera que su ópera prima, Belleza americana, echaba por tierra la idealización de la familia nuclear. Ambas películas denuncian el abismo entre expectativa y experiencia real, un abismo creado por lo falso de sus representaciones en la cultura popular. Lo que Mendes no consigue en Soldado anónimo es elaborar algo más que la denuncia del cliché: su parodia, como la experiencia de guerra que narra, es pura acumulación de forma, tediosa por su esterilidad. –
es crítica de cine. Mantiene en letraslibres.com la videocolumna Cine aparte y conduce el programa Encuadre Iberoamericano. Su libro Misterios de la sala oscura (Taurus) acaba de aparecer en España.