Los personajes centrales de Splice son dos cientรญficos que mรกs bien parecen estrellas de rock. Elsa y Clive trabajan en el emocionante mundo de la bioingenierรญa, donde han logrado crear a un animal de la nada. Sin embargo, despuรฉs de este primer รฉxito, ambos rechazan el apoyo de sus inversionistas y deciden romper con todos los cรณdigos legales, รฉticos y morales para crear a una criatura hรญbrida: mitad humano, mitad animal.
Su creaciรณn, Dren, es difรญcil de contemplar: un ave humana que camina como los velociraptors de Spielberg y que, por supuesto, tiene dificultades para encontrar su lugar en el mundo. Las consecuencias del experimento, como las de todas las pelรญculas que siguen la lรญnea de Frankenstein, son desastrosas para los involucrados: Elsa, Clive, la corporaciรณn que los apoya y para la propia Dren.
Es difรญcil determinar quรฉ tipo de pelรญcula es Splice. Por momentos parece como si el director Vincenzo Natali quisiera encarrilar su cinta hacia el terreno del horror barato de Friday the 13th. Este tipo de cine -el de los asesinos enmascarados- suele funcionar porque los personajes son adolescentes y, por lo tanto, tienden a reaccionar con pรกnico o ingenuidad frente a circunstancias adversas. El espectador justifica la estupidez de los protagonistas por su edad. El problema de los personajes centrales de Splice es que son cientรญficos eminentes que cometen errores dignos de adolescentes. Se entiende que la narrativa de la cinta necesite esta temeridad injustificada para avanzar, pero eso no le aรฑade verosimilitud a la historia. Un grupo de adolescentes acampando en un lago en el que saben que habita un asesino serial es una cosa; dos cientรญficos de primer mundo creando una abominaciรณn porque sรญ es otra muy distinta.
Dicho lo cual, la historia, escrita por Natali y Antoinette Terry Bryant, se mueve a un ritmo admirable, a pesar de que intenta con demasiado ahรญnco crear un vรญnculo empรกtico entre el espectador y Elsa y Clive. Tanto Sarah Polley como Adrien Brody llevan a cabo interpretaciones competentes en sus blandos papales, y Delphine Chaneac claramente disfruta personificar a la monstruosa Dren. El รบltimo tercio de la cinta es indudablemente aterrador y sorprendente, y deja un final abierto que bien podrรญa dar lugar a una secuela. Esperemos que se lleve a cabo. Y esperemos que tenga dos protagonistas mรกs inteligentes.
-Ryan Haydon