El pรณster de Stranger Things es a todas luces un homenaje al gran Drew Struzan, el dibujante que estuvo a cargo de los memorables afiches de Back to the Future, Indiana Jones, Hook, The Goonies y muchas otras. No faltarรกn quienes tilden a este nuevo pรณster de copia o imitaciรณn, como si copiar fuera un delito. O mejor: como si solo Struzan debiera pintar un Struzan.
La principal valรญa de Stranger Things estรก encapsulada en su afiche. Al repetir el estilo de un artista reconocido, la serie le da un nuevo vigor a la obra original. Copiar a Struzan no demerita su trabajo. Lo recupera. Lo rescata. Y, de paso, nos da la oportunidad de que su estilo se siga empleando aun cuando รฉl se retire.
Esas son las bondades de un homenaje bien hecho. Y Stranger Things es un homenaje fantรกstico. Desmenucemos su secuencia de crรฉditos.
Solo la tipografรญa abreva de una cantidad riquรญsima de fuentes, desde una portada de Stephen King hasta los crรฉditos de un programa ochentero y olvidado como Werewolf, una serie parecida a The Incredible Hulk con la salvedad de que el protagonista se transformaba en hombre lobo en vez de en monstruo verde.
Eso hallamos en el color y la forma de las letras. Al advertir que el espectador entra al capรญtulo a travรฉs de la tipografรญa –un recurso ominoso, como mirar algo prohibido a travรฉs de una cerradura– los crรฉditos mรกs bien nos remiten a los de Altered States o The Dead Zone. (Gracias a Rodrigo Rothschild por proporcionar esa informaciรณn). ¿Quรฉ hay de la mรบsica? El tema de Stranger Things recuerda al Carpenter de Assault on Precint 13 y Prince of Darkness, aunque tambiรฉn hay un dejo de la amenaza de Phantasm y, por supuesto, de A Nightmare on Elm Street. Una cornucopia cinematogrรกfica de poco mรกs de un minuto de duraciรณn.
Los hermanos Duffer, creadores de la serie, “hurtan” a los cuatro vientos, con cariรฑo, como un fan se disfraza de su personaje favorito para ir a una fiesta. Para no hacernos bolas, dividamos sus influencias por hogares. En casa de la familia Byers, donde la desapariciรณn de Will, el hijo menor de Joyce, desata la acciรณn, el ambiente y la trama remiten explรญcitamente a Poltergeist de Tobe Hooper. Explรญcitamente porque los Duffer incluyen un flashback en el que Joyce invita a Will a ver esa misma pelรญcula, fusiรณn de la arcadia suburbana de Spielberg y el gore de Hooper. La invitaciรณn es una advertencia mรกs que un guiรฑo: Will terminarรก atrapado dentro de la casa, en otra dimensiรณn, comunicรกndose con su madre a travรฉs de luces y lรกmparas. Este recurso le permite lucirse al director Shawn Levy y, sobre todo, a su fotรณgrafo Tod Campbell –el responsable de 11 capรญtulos de la atmรณsfera pesadillesca de Mr. Robot– en un set que es mitad fantasรญa de Lubezki y mitad cabaรฑa del Tรญo Chueco:
En casa de los Byers, Stranger Things vuelve a incluir elementos de A Nightmare on Elm Street en la pared de la que emerge el monstruo, un muro hecho de hule, tรฉcnica que tambiรฉn empleรณ Cronenberg en Videodrome, Ivan Reitman en Ghostbusters y, por supuesto, Roman Polanski en Repulsion:
En casa de los Wheeler, donde se resguarda Eleven, una chica con poderes sobrenaturales, Stranger Things se ciรฑe a la influencia de Spielberg. La camaraderรญa entre Mike y sus amigos viene de los Goonies, pero la relaciรณn entre Eleven y Mike tiene mucho del vรญnculo entre E.T. y Elliot: un amigo no enteramente humano al que Mike debe ocultar en el sรณtano para evitar que sus padres lo encuentren. Tambiรฉn hay algo de Starman, Lilo and Stitch y, por supuesto, The Iron Giant, en tanto que Eleven es un arma secreta.
(Menciรณn aparte merece Millie Brown, la joven actriz que interpreta a Eleven, quien no le pide nada a lo que el genio de Jeff Bridges hizo en Starman. Eleven es un universo contenido en una persona. Una niรฑa, un monstruo, un alien y un huรฉrfano que ha visitado los rincones mรกs oscuros de la dimensiรณn paralela. Brown enuncia cada palabra como un susurro dubitativo y sus afirmaciones suenan siempre resignadas, como si prefiriera negar la existencia de las sombras que conoce. Su voz –limpia de acento, como si hubiese aprendido a hablar inglรฉs con Stephen Hawking– no va con su menudo cuerpecillo. Se oye, mรกs bien, como la voz de un adulto triste, en disonancia fascinante con su mirada intranquila y un rostro que remite a la emperatriz de The Neverending Story).
Las referencias en Stranger Things van mรกs allรก del cine. No es ninguna sorpresa que, a travรฉs de Twitter, Stephen King haya recomendado la serie. Un capรญtulo se titula “The Body”, como se llamรณ el cuento del que se desprendiรณ Stand by Me, cuya imagen central –cuatro chicos caminando sobre las vรญas del tren– aparece en “The Flea and the Acrobat”, quinto episodio de Stranger Things. En ese mismo capรญtulo, un personaje lee Cujo en la morgue.
La pandilla de Mike juega Dungeons & Dragons y lee a J.R.R. Tolkien. Mirkwood, el bosque encantado de The Hobbit, le da nombre al bosque donde un monstruo merodea. La dimensiรณn que la criatura habita mezcla los universos paralelos de Under the Skin e Insidious, y sus residuos fรญsicos –una suerte de plasta pegajosa– se asemejan a las secreciones del alien de H.R. Giger. (Tambiรฉn hay una pelea a puรฑo limpio que repite un diรกlogo palabra por palabra de The Karate Kid: Leave him alone, man. He’s had enough!) Ademรกs, la serie incluye una colecciรณn de afiches de pelรญculas, desperdigados entre las casas de los Wheeler y los Byers. Quizรกs hay mรกs, pero yo encontrรฉ los de The Thing, The Dark Crystal (favorita de mi infancia), Jaws y Evil Dead, cuyo cameo incluye un chiste bien aterrizado.
A pesar de su abundancia, las referencias en Stranger Things no se sienten arbitrarias. Su acumulaciรณn resulta en una obra mรกs fresca y emocionante que Super 8, el homenaje que J.J. Abrams le rindiรณ a los suburbios de Spielberg. Quizรกs es gracias a su heterogeneidad. Mientras que Abrams parecรญa abrevar de una sola fuente, los hermanos Duffer condensan pelรญculas y libros muy distintos en un mismo universo. La hazaรฑa es que ese lugar tenga cohesiรณn, conseguir que tal variedad de ingredientes conviva armรณnicamente. Uno de los aciertos de la serie es acotar los fenรณmenos sobrenaturales e incluso el tamaรฑo del reparto. Consideren la cantidad de acertijos que deben responderse en Stranger Things (dos, quizรกs tres) con las series desparramadas, tambiรฉn de รญndole sobrenatural, que escribe Damon Lindelof (Lost, The Leftovers), donde siempre hay decenas de misterios y personajes. Las referencias de Stranger Things estรกn al servicio de solo tres hilos narrativos, que al final convergen con limpieza.
Tal vez me quedรฉ corto. A sabiendas de que la originalidad estรก sobrevalorada (y sรญ lo estรก), los hermanos Duffer le apuestan a la evoluciรณn de varios tonos, gรฉneros y estilos cinematogrรกficos, al mismo tiempo que recobran el pasado y nos invitan a regresar a esas obras que los inspiraron. Su serie es mรกs que un producto nostรกlgico. Pelรญcula de ocho horas estrenada en lรญnea, mezcla de cine y literatura, irresistible para el binge-watcher, Stranger Things es una de las entregas mรกs disfrutables del 2016.
Nota: este texto no pretende ser una lista definitiva de las influencias y referencias de Stranger Things. Parte del gozo de ver una serie como esta es hallar nuevos vรญnculos con otras obras. Los invito a que incluyan las suyas en los comentarios.
Coeditor del sitio de internet de Letras Libres. Autor de Tenebra (Seix Barral, 2020).