Sue Lyon: acabarse en el primer intento

En su camino a la coronaciรณn, muchos jรณvenes artistas anhelan esa instantรกnea cรบspide, incautos de que justamente es la persecuciรณn cuesta arriba la que garantiza el trayecto.
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Nabokov la considerรณ โ€œla nรญnfula perfectaโ€ para interpretar a su Lolita. Luego pensรณ que quizรก habrรญa sido mejor la actriz francesa Catherine Demongeot. Lo mismo Kubrick: primero dijo a la revista Look que โ€œtan solo observarlaโ€ era interesante, suficientemente โ€œenigmรกtica sin ser aburridaโ€, que โ€œpodรญa mantener al espectador adivinando en realidad cuรกnto sabรญa Lolita de la vida.โ€ Despuรฉs, en una entrevista para Joseph Helmis, confesรณ que nunca quedรณ convencido, pues no habรญa podido โ€œcaptar el sabor prohibido de la novelaโ€, segรบn parafraseรณ Neil Genzlinger para el New York Times, en gran medida porque Sue Lyon tenรญa 15 aรฑos cuando hizo el papel pero parecรญa de 17, mientras que la Lolita de la novela tenรญa 12. Ese sabor prohibido era desde luego la pedofilia. Por eso la novela fue tan escandalosa cuando se publicรณ en 1955. En cambio, la pelรญcula de 1962 tuvo que adecuarse al Cรณdigo Cinematogrรกfico de Producciรณn de Hollywood โ€“el famoso, por restrictivo, cรณdigo Haysโ€“ que jamรกs habrรญa permitido la relaciรณn de un cincuentรณn con una autรฉntica nรญnfula en pantalla. (Cabe preguntarse si hoy, 58 aรฑos despuรฉs, no habrรญa otra vez este tipo de restricciones).

No obstante, Sue Lyon, quien solo habรญa incursionado brevemente en el modelaje, venciรณ a 800 competidoras en las audiciones para ganarse la predilecciรณn de Kubrick. Las fotos que le tomรณ Bert Stern (fotรณgrafo de Marilyn Monroe), con esos ya clรกsicos lentes en forma de corazรณn y una paleta entre los labios, le dieron la vuelta al mundo y consagraron a la actriz como la encarnaciรณn โ€“al menos cinematogrรกficaโ€“ de Lolita. Jamรกs escapรณ de ahรญ. Primero, porque no volviรณ a hacer nada significativo. Y segundo, porque llevรณ una vida atribulada hasta el clichรฉ: drogas, depresiรณn, relaciones tormentosas.

A la pelรญcula le fue mรกs o menos bien โ€“siempre con la reserva de que Sue Lyon no podรญa ser en efecto Lolitaโ€“ y ha sido mejor aceptada con el tiempo (algo que tambiรฉn le ha pasado, por ejemplo, a Ojos bien cerrados). La actriz ganรณ el Globo de Oro a la โ€œnueva estrella del aรฑoโ€, pero posteriormente fue relegada a papeles demasiado modestos โ€“a menudo de la adolescente provocadora a la que la condenรณ Lolitaโ€“ aun bajo la guรญa de grandes como John Huston (en La noche de la iguana) o John Ford (en 7 mujeres). Pasรณ las siguientes dรฉcadas en la oscuridad, en trabajos de la Amรฉrica desposeรญda, como mesera de cocteles en un centro nocturno, por ejemplo. โ€œMi destrucciรณn como persona viene de esa pelรญcula”, dijo en una entrevista en 1995. โ€œLolita me expuso a las tentaciones que ninguna chica de esa edad deberรญa sufrir. Desafรญo a cualquier chica bonita lanzada al estrellato a los 14 aรฑos en el papel de ninfa sexual a mantenerse en equilibrio.โ€ Acaba de morir a los 73, en vรญsperas del aรฑo nuevo, con una salud deteriorada y en completa soledad.

Pienso en ella como una suerte de Norma Desmond (interpretada por Gloria Swanson) en Sunset Boulevard pero al revรฉs. Si Desmond es el arquetipo de la actriz que se niega a aceptar que se acabรณ la gloria, Sue Lyon es el de la artista cuyo futuro se consume en ese primer destello. Algo similar a lo que le pasรณ a Linda Blair, popularmente conocida como โ€œla niรฑa de El exorcistaโ€. Tal vez Sue Lyon no llegara al grado de perder el nombre: no se vulgarizรณ a cambio de โ€œLolitaโ€, porque el personaje que creรณ Nabokov tenรญa vida propia, pero sรญ perdiรณ su carrera. Como me dijo Fernanda Solรณrzano: โ€œel personaje poblรณ la imaginaciรณn de todos para siempre, ya nadie la vio distinto.โ€

Hay algo de maldiciรณn cinematogrรกfica en todo ello (ยกcuรกntas jรณvenes descarriladas por el glamour!). Pero tambiรฉn una particular desventura del artista principiante. En su camino a la coronaciรณn, muchos jรณvenes artistas anhelan esa instantรกnea cรบspide, incautos de que justamente es la persecuciรณn cuesta arriba la que garantiza el trayecto. No parece deseable que el primer disco, la primera novela, o apenas una primera canciรณn dejen โ€“por icรณnicos, mรกs que por magistralesโ€“ una sombra ineludible. A menos, por supuesto, que esa creaciรณn especรญfica sea insuperable y se valga terminar, como Rimbaud a los 19 aรฑos tras Temporada en el infierno e Iluminaciones, traficando armas en รfrica. Para los demรกs mortales, es mejor no acabarse en el primer intento.

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Es periodista, articulista y editor digital


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