Este aรฑo, dos de los cineastas americanos mรกs representativos de la รบltima dรฉcada (Spike Jonze y Wes Anderson) decidieron dejar de trabajar en guiones originales para adaptar una obra literaria popular. Lo curioso fue que de la enorme biblioteca de posibilidades que tenรญan a sus pies, ambos se dirigieron al pasillo del gรฉnero infantil. Por un lado, el excรฉntrico Spike Jonze se ocupรณ de la adaptaciรณn del clรกsico Where the Wild Things Are de Maurice Sendak. Por otro, el preciosista Wes Anderson se adentrรณ en el particular universo de Roald Dahl para adaptar Fantastic Mr. Fox. Los resultados son dos de las pelรญculas para niรฑos mรกs sorprendentes de nuestros tiempos.
Jonze tomรณ las diez lรญneas que componen el cuento de Sendak y, con ayuda del novelista Dave Eggers, llevรณ a la pantalla una visiรณn รบnica sobre la infancia. La historia es simple: Max es un niรฑo solitario que en un ataque de celos hacia el novio de su mamรก huye de casa hasta llegar al lugar por donde andan las cosas salvajes. Ahรญ conoce a una serie de grandes monstruos que lo ayudan a resolver sus conflictos emocionales antes de volver a casa. Esta narrativa, con su falta de conflicto claro, villanos y resoluciones simples aleja al filme de los estรกndares del entretenimiento Disney y lo hace mรกs afรญn al trabajo de Miyazaki.
Las decisiones narrativas de Jonze y Eggers generaron reacciones diametralmente opuestas entre el pรบblico: resulta fรกcil encontrar quien las acuse de frรญas, mientras que hay quienes vemos en ellas un honesto retrato de los conflictivos impulsos infantiles. Lo que es un hecho es que los trucos de Jonze detrรกs de cรกmaras son asombrosos. Desde el diseรฑo cuidado de cada uno de los monstruos hasta la fotografรญa natural de Lance Acord; el producto final exige verse en pantalla grande. Y cualquiera que sea la opiniรณn sobre la pelรญcula, es imposible negar que todas las decisiones fueron arriesgadas. Jonze nos trae una historia de niรฑos cuya รณptica parece desprenderse de Los 400 golpes de Truffaut o Ratcatcher de Lynne Ramsay, sin compromisos comerciales y tallada a la medida de su visiรณn particular. El resultado final es โpor lo menos estรฉticamenteโ lo mรกs fiel al cuento de Sendak que se puede uno imaginar.
El Sr. Zorro de Anderson es igual de innovadora pero mรกs benรฉvola con el espectador. La fรฉrtil bibliografรญa de Dahl a sido fuente de adaptaciones cinematogrรกficas muy inspiradas: Las dos versiones de Charlie y la fรกbrica de chocolates, Matilda de Danny DeVito, James y el durazno gigante de Henry Selick y la alucinante Las brujas de Nicolas Roeg. Pero ninguno de las pelรญculas mencionadas ha fundido de forma tan exitosa la sensibilidad del autor y la del cineasta en turno.
La historia de Fantastic Mr. Fox tambiรฉn es sencilla: Mr. Fox (con la voz de George Clooney) vuelve al robo gallinas despuรฉs de un retiro prematuro, y con ello provoca la ira de tres amenazantes granjeros y pone en peligro la vida de su familia. Mr. Fox es una figura paterna tallada de la misma piedra que otros personajes de Anderson, como Royal Tenenbaum o Steve Zissou: egoรญsta y fallida, pero con un latente propรณsito de enmienda. Asรญ mismo, su hijo, Ash (Jason Schwartzman), lleno de inseguridades y carente de la influencia del padre, es otro personaje tรญpico en el repertorio del cineasta. La dinรกmica entre ambos es el corazรณn agridulce de la pelรญcula.
La cinta es un teatro guiรฑol meticulosamente orquestado. El stop-motion le permite a Anderson un control absoluto sobre sus personajes, a los que dirige como si fueran actores reales. Resulta difรญcil encontrar una pelรญcula animada en donde cada guiรฑo, pose, gesto y silencio se sientan tan extraรฑamente humanos. Eso, sumado al cuidado de los sets, el vestuario y a un trabajo fotogrรกfico que contrasta con los personajes gracias a los escenarios planosโ hacen que la pelรญcula sea un deleite.
Al final del dรญa, Jonze y Anderson son un par de autores trabajando en un gรฉnero altamente comercial que se las ingenian para mantener รญntegra su visiรณn, y al hacerlo subvertir las reglas del cine comercial. Usualmente considerado como โmenorโ, el cine infantil es particularmente fiel a sus fรณrmulas; estos dos directores, gracias a su sensibilidad, han logrado un trabajo riguroso y original. Tal vez se trate de los cimientos de un nuevo gรฉnero: cine infantil de autor.
โ Rodrigo Rothschild