Foto: Alejandro Arras

Hugo Hiriart sentado al centro del escenario

La obra de Hugo Hiriart forma un capรญtulo reciente del teatro en Mรฉxico. Esta es una crรณnica del homenaje que recibiรณ el pasado 27 de febrero en el teatro El Milagro.
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Aรบn hay pocas personas en el teatro El Milagro cuando cruzo la puerta y veo a Hugo Hiriart desparramado en un sillรณn, con las piernas estiradas como los niรฑos traviesos, acompaรฑado de su รกngel de la guarda llamado โ€“verdaderamenteโ€“ รngel. Las pocas veces que he tenido la fortuna de encontrarme con el autor de Sobre la naturaleza de los sueรฑos, รngel estรก siempre a su lado. Van de arriba abajo, a pie o en coche. Falta media hora para que comience el homenaje al gran Hugo Hiriart. Toca celebrar al dramaturgo, que forma un capรญtulo en la historia reciente del teatro en Mรฉxico. Llega mรกs y mรกs gente. No parecen ser solo los entusiastas lectores de Disertaciรณn sobre las telaraรฑas, sino que estรกn tambiรฉn quienes alguna vez fueron espectadores y actores en La ginecomaquia o Minotastasio y su familia. No se trata, esta vez, de los tรญmidos jovencitos que recomiendan sus ensayos de imaginaciรณn en los pasillos de la Facultad de Filosofรญa y Letras, sino de personas mayores, mรกs bien extrovertidas y, por decirlo de una forma, mรกs elegantes. Veo caras conocidas de la televisiรณn mexicana, aunque solo reconozco por nombre a la actriz Angรฉlica Aragรณn. Ahรญ estรกn tambiรฉn la directora โ€“y esposa de Hugoโ€“ Guita Schyfter, el arquitecto Felipe Leal, el escritor Martรญn Solares, el dramaturgo Antonio Castro, el zoรณlogo Andrรฉs Cota Hiriart, entre muchos otros. Abrazan y besan a Hugo y me siento un entrometido, como si estuviera en una reuniรณn de familia. Hugo viste camisa beige con tirantes rojos, saco cafรฉ, jeans azules, zapatos cafรฉs y lentes de carey. Todo su atuendo parece usado por primera vez. โ€œMe chocan estas cosasโ€, me dice desde su sillรณn cuando le pregunto cรณmo se siente ante el festejo.

Le muestro a รngel la primera ediciรณn de Galaor, que traje esta noche como involuntario amuleto, y me anima a pedirle una firma al autor. โ€œEsteโ€ฆ โ€“muletilla hugolianaโ€“. Cรณmo no. Claro que sรญโ€. Sorprende mรกs a los invitados que al celebrado la rareza de la ediciรณn. Comienza a trazar sobre la pรกgina, lentamente, con una letra diminuta. En eso estรก, pero las personas no paran de conversar y de abrazarlo. Entre la multitud hay un รบnico niรฑo que no presta atenciรณn al aburrido mundo de los adultos y mejor juega The legend of Zelda en su Nintendo portรกtil. La madre saluda cariรฑosamente a Hugo y sienta a su hijito en el mismo sillรณn. Al verlo, Hugo cambia completamente de actitud, por fin emocionado, y olvida el libro que tiene en las manos. La dedicatoria queda inconclusa: el dibujo de una carita sin cuerpo acompaรฑada de una amistosa lรญnea.

Me provocan curiosidad dos personajes que veo en el umbral de la entrada, son como parodias del comediante Alejandro Suรกrez: el primero carga un caballito de mezcal y dice chistes con el habla de las novelas de Josรฉ Agustรญn. El segundo le da cuerda al primero. Se nota que son amigos y se cabulean entre sรญ.  โ€œBuenas noches, joven. ยฟMe lava mi carro? Jajajรก. No es ciertoโ€. Dos seรฑoras que fuman a poca distancia platican sobre la falta de agua en su colonia. El hombre del caballito les dice, entrometiรฉndose sin solicitud: โ€œOigan, ยฟcรณmo que no hay agua en su colonia? Yo sรฉ como ayudarlasโ€. โ€œAh, sรญ, ยฟcรณmo?โ€, le responde una de ellas. โ€œPues miren. Yo puedo hacer que llueva. ยกChรบmbalaca-Chรบmbalaca! โ€“el seรฑor mueve las manos imitando a un chamรกnโ€“ Jajajรกโ€. Me pregunto quiรฉnes son. ยฟSerรกn tambiรฉn actores? ยฟAmigos? ยฟFamiliares? ยฟAdmiradores? Me rio e imagino en mi cabeza a este par de personajes como diablitos caricaturescos que orbitan en torno a Hugo. Dos figuras clรกsicas de la comedia y la tradiciรณn literaria. Dos portavoces del desparpajo cantinero.

Una voz omnipresente nos avisa: โ€œTeatro El Milagro les da la bienvenida al homenaje del maestro Hugo Hiriart y los invita a pasar a la salaโ€. Subimos al tercer piso de ese casco de lo que debiรณ de haber sido una elegante casa de la colonia Juรกrez durante el siglo XIX. Entramos a una sala pintada toda de negro. Solo una luz ilumina cuatro sillas, todavรญa nadie toma asiento ahรญ. Nos acomodamos en las gradas conforme al nรบmero de nuestros boletos. El escenรณgrafo Gabriel Pascal nos da la bienvenida. Nos explica que estamos por ver un breve documental โ€“de alrededor de veinte minutosโ€“ titulado Hugo Hiriart: 80 aรฑos, producido por la actriz Patricia Bernal y dirigido por su hija Tamara Yazbek. Es una pelรญcula รญntima, realizada un aรฑo antes, con tomas bellamente filmadas, coloridos retratos de a quienes escuchamos compartir testimonios y anรฉcdotas: Martรญn Solares, Ximena Hiriart, Guita Schyfter, Enrique Krauze, Laura Almela, Hรฉctor Aguilar Camรญn, Josรฉ Carlos Rodrรญguez, Enrique Singer, รngeles Mastretta, Sebastiรกn Hiriart, Antonio Castro y Pablo Cueto. Hugo aparece a cuadro en cierto momento, jugando con un bastรณn entre sus piernas, al lado de un teatrino: โ€œYa quisiera un humano salir como un tรญtere, asรญ de nรญtido y de claro y de todoโ€. El rescate de archivo del documental es lo mejor y observamos escenas de Hugo Hiriart mรกs joven, dirigiendo. En otros instantes lo vemos escribiendo sobre un cuaderno, trazando sus diminutas lรญneas. Le cuenta a la cรกmara: โ€œDesarrollรฉ, desde la primera obra, un sistema que consistรญa en que yo empezaba a escribir la obra, luego empezรกbamos a ensayar sin que estuviera terminada. Entonces iba metiendo y sacando cosas. Creo que ese es el mรฉtodo adecuado para hacer teatroโ€.

Transcribo algunos testimonios del documental. Enrique Krauze destacรณ la enorme cualidad de Hugo, que โ€œsiendo tan sabio, teniendo no un libro sino bibliotecas vivas en su mente, es capaz de escuchar y dar el consejo precisoโ€. Martรญn Solares puso al frente El agua grande para recalcar que se trata de un libro admirable โ€œporque se detiene a explicar cรณmo se escribe una historia emocionante, arrebatadora. Una novela capaz de explicar sus propios secretosโ€. รngeles Mastretta leyรณ un texto desde su estudio: โ€œLos ensayos de Hugo Hiriart a veces son textos muy cortos que se han pedido en nombre de esa mezcla de trabajo y placer que es escribir para el destino de lo diario, pero estรกn iluminados con ideas, delirios, ansias. Pasan porque sรญ. Los recuerdas siempreโ€. Hugo Hiriart: 80 aรฑos concluye con una bella escena. Rodeado de sus pinturas โ€“otra de sus admirables facetas subterrรกneasโ€“, sentado en una terraza, Hugo Hiriart lee su poco comรบn texto โ€œAutorretratoโ€: โ€œMe gusta una metรกfora donde se use la palabra โ€˜escolopendraโ€™ y que se aviente arroz en las bodas y cรณmo se sacuden el agua los perros mojados e imaginar cรณmo podrรญa ser la tierra si no fuera redonda. Me gusta tomar complejo B y los caballos de carreras de patas finas y el timbre del violonchelo y Arturo de Cรณrdoba en papel de loco y la manera de caminar de las palomas, moviendo la cabeza hacia delante y hacia atrรกs. Me gusta la palabra โ€˜pingรผinoโ€™ tanto como el contoneante trozo de realidad que nombraโ€.

Siguieron los chiflidos, los aplausos y luego un diรกlogo de unos treinta minutos. Hugo subiรณ al escenario y solo se dedicรณ a escuchar. Las cuatro sillas iluminadas son ocupadas, de izquierda a derecha, por Gabriel Pascal, Laura Almela, Hugo Hiriart, Martรญn Solares y Antonio Castro. Hugo se encorvaba, sonreรญa, miraba al suelo, reรญa, hacia un techito con su mano para mirar al frente. Castro evocรณ momentos con su maestro: โ€œDiscutรญamos los jueves problemas de representaciรณn, entonces podรญa llegar cualquier persona y pararse en el escenario del teatro Santa Catarina. Hugo presentaba problemas como, por ejemplo, decรญa: ยฟCรณmo se representa un fantasma? ยฟCรณmo camina un fantasma? Todo el tiempo nos presentaba problemas de cรณmo llevar algo a escena. Salรญamos todos de ahรญ corriendo a escribir, a producir, a hacer, y ese impulso para nuestra generaciรณn fue fundamental porque no habรญa nada que nos pudiera prohibir imaginar algoโ€. Martรญn Solares relatรณ el proceso de ediciรณn de El arte de perdurar y el Premio Mazatlรกn de Literatura que recibiรณ por esa obra en 2011. Laura Almela, con sentido del humor, hablรณ de sus aventuras como habitante en las obras de Hugo y el dรญa que se conocieron: โ€œHice la carrera de teatro y reciรฉn egresada, iba yo persiguiendo a una vรญctima de mi amor, una persona con la que me pasรณ una historia, y vi que entrรณ al teatro Juan Ruiz Alarcรณn. Entrรฉ y ยกchin! Habรญa mucha gente. Gente que yo conocรญa del Centro Universitario de Teatro. Y estaba un hombre que caminaba, de un lado a otro, con un bastรณn y luego se reรญa (โ€ฆ). Me sentรฉ en la audiciรณn. Repartiรณ unas hojas y yo decรญa ยฟquรฉ estamos leyendo? ยกUna mamรก alemana! ยกahora una luchadora de Alejandrรญa! Para mรญ era como si me sacaran del tablero. Yo decรญa: para hacer esto tendrรญa que estudiar meses de improvisaciones y de flagelo. Y Hugo asรญ de: โ€˜ยกvas, vas, vas!โ€™ Y cuando acabรณ aquello, se acercรณ con su bastรณn. ยฟTe acuerdas, Hugo? Fue mi bautizo. Me puso su bastรณn en el hombro y me dijo: (Laura Almela haciendo parodia de la voz grave de Hugo) โ€˜Tรบ eres actriz. Ven maรฑana. Te quedas en la obraโ€™โ€. La anรฉcdota es recibida con risas del pรบblico.

Develan finalmente una placa en la que se lee un comentario de Hugo sobre su propia obra: โ€œTeatro El Milagro rinde homenaje a Hugo Hiriart. โ€˜Intentรฉ hacer un teatro de juegos, con humor, basado en el absurdo, la ironรญa y la parodiaโ€™. Ciudad de Mรฉxico, 27 de febrero del 2024โ€. Otra tanda de aplausos. Hugo recibe la ovaciรณn desde su silla, iluminado al centro del escenario, mirando al pรบblico con incomodidad y tal vez, en su interior, con mucha alegrรญa. Todos nos paramos y seguimos aplaudiendo por mรกs de un minuto. Alguien comienza a tomar selfies grupales, de esas que no le gustan mucho al homenajeado. Gabriel Pascal invita al pรบblico a volver a la planta baja y tomar mojitos. รngel se aproxima y enrosca su brazo al de Hugo para sacarlo del mar de gente. El seรฑor que hace un rato tomaba mezcal en la entrada dice de broma: โ€œยกHugo! Vamos por unos mojitos. Jajajรกโ€. Luego se toma una foto con รฉl. โ€œยกAh, quรฉ bruto! Querรญa tomar foto, pero es video. Salimos como Los locos Adamms. Jajajรกโ€. Hugo baja poco a poco las escaleras. Se detiene en cada escalรณn para leer las placas de otros que se hallan en las paredes del recinto. El seรฑor de los chistes se acerca a mรญ y me dice: โ€œยฟY tรบ que haces, eh? Pareces zopilote ahรญ nomรกs viendo a todos. Jajajรก. ยฟQuรฉ anotas en tu cuadernito?โ€.

Todos beben y platican en la planta baja. Esta vez Hugo no estรก sentado en el sillรณn sino en una silla que han colocado para รฉl y lo hace parecer el imรกn de nuestra noche. Todos lo rodean. Quieren contarle alguna anรฉcdota, pedirle algรบn consejo, recordarle a alguien, mostrar su admiraciรณn, pero รฉl sigue mejor escuchando y hablando poco. Antes de que pase una hora, toma el brazo de รngel y los veo salir y subirse a su camioneta. El teatro se vacรญa, y es solo cuando Hugo ya no estรก que todos volvemos a casa. ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1992) es escritor y editor. Autor de Perfil del viento (Ediciones Sin Nombre, 2021) y editor en Ediciones Moledro.


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