Gracias, Roger

La obra y la persona de Roger Bartra encarnan las vocaciones de la libertad intelectual y la capacidad crรญtica como un elemento indispensable para una vida democrรกtica.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Tengo la suerte de conocer a Roger Bartra desde hace muchos aรฑos. La primera vez que me encontrรฉ con รฉl en persona fue en una casa de San รngel, a donde habรญamos sido convocados para tratar de responder ante la desapariciรณn โ€“la muerte, luego supimosโ€“ de Alaรญde Foppa, la escritora y activista guatemalteca. Me impresionรณ enormemente el silencio reflexivo de Roger, comparado con la locuacidad excesiva de algunos personajes de la vida cultural, que parecรญan estar celebrando ahรญ la posibilidad de tener un foro mรกs, en lugar de dolerse por la desapariciรณn de una amiga muy querida.

No sรฉ cuรกndo ni cรณmo, pero andando el tiempo ese primer encuentro se convirtiรณ en una amistad sรณlida. Es una relaciรณn que naciรณ al amparo de la sombra libertaria y humorรญstica de El Machete y en las brechas polรญticas, intelectuales y cientรญficas que se abrieron en La Jornada Semanal en la รฉpoca en la que รฉl la dirigiรณ, cuando tuve la suerte de ver cรณmo, con una generosidad enorme, aceptaba sin tasajear mis textos. Creo que puedo decir que compartimos no solo amigos, sino tambiรฉn valores, de los cuales me parece que uno de los mรกs importantes es el de la libertad intelectual y la necesidad de promover la capacidad crรญtica como un elemento indispensable para una vida democrรกtica. Su obra y su persona encarnan muy claramente estas vocaciones.

A diferencia de mis amigos y colegas de esas รฉpocas, siempre carecรญ del interรฉs y la disciplina para militar en el Partido Comunista o en algunas de las organizaciones de esos tiempos, que encontraba completamente fosilizadas o en pleno proceso de petrificaciรณn. Tal vez por eso me sorprendiรณ leer en Mutaciones, la autobiografรญa de Roger, que su padre opuso una resistencia mesurada y ponderada a la posibilidad de que se incorporara al Partido Comunista. Pero vaya que lo hizo, y de quรฉ forma. Me fascinรณ su narraciรณn de las circunstancias que lo convirtieron en una especie de mediador entre el Partido Comunista y el gobierno de Kim Il-Sung. Aunque estos pasajes sirven bรกsicamente como un elemento de risa individual y colectiva, creo que en el fondo son un reflejo de la izquierda que se tenรญa en esos tiempos y que, lamentablemente, aรบn subsiste en algunos ambientes olvidados del tiempo.

Lo que no me sorprendiรณ, por conocerlo, es la rapidez con la que se acercรณ a las computadoras para analizar los resultados de sus trabajos. Estoy seguro de que esa fue una actitud pionera entre los estudiosos de las ciencias sociales y las humanidades, y es un reflejo del profundo interรฉs que como autor y editor siempre ha tenido por las ciencias naturales y exactas.

Estoy convencido que en Mรฉxico los dos grandes intelectuales que vieron siempre los desarrollos de la fรญsica, la biologรญa, la geologรญa o la astronomรญa como parte de la cultura han sido Octavio Paz y Roger Bartra, y no encuentro en ningรบn otro promotor de la vida intelectual mexicana esa actitud. Esa postura, de hecho, hizo de La Jornada Semanal un espacio de experimentaciรณn intelectual y de creaciรณn de puentes que permitieron el acercamiento entre distintos sectores de la vida cultural y acadรฉmica. Fue una apuesta intelectual abierta y audaz que convocรณ en torno al suplemento a un grupo numeroso y diverso de autores, crรญticos y ensayistas, y que hizo de La Jornada Semanal un referente cultural indispensable. Para mรญ, lo mรกs interesante de Roger Bartra sigue siendo esa mezcla de una cultura profunda, de rigor acadรฉmico, la voracidad de su curiosidad intelectual, la sutileza de su sentido del humor y, desde luego, el arrojo y la valentรญa que hay detrรกs de su independencia polรญtica y de la precisiรณn de sus anรกlisis.

A Roger lo veo poco, pero lo leo mucho. Lo considero un referente por la actitud que le permitiรณ pasar del atractivo de la dictadura del proletariado y los mitos idealizados sobre la resistencia campesina, a la defensa de la democracia como componente esencial de un proyecto de paรญs. La lectura de su obra me ha permitido desarrollar mi rechazo a la actitud patrimonialista de la izquierda mexicana, que sigue pensando en tรฉrminos monolรญticos y que continรบa lastrada por una adoraciรณn no disimulada del todo una mezcla de la violencia revolucionaria, un antisemitismo ponzoรฑoso, el lastre de un nacionalismo revolucionario momificado, y la aรฑoranza por el caudillismo.

No sรฉ bien a bien lo que sea la izquierda, pero creo que puedo distinguir entre la izquierda polรญtica, que salvo en excepciones puntuales, prefiero mantener una distancia profilรกctica, de la izquierda social, que admiro profundamente por su defensa de los derechos de las mujeres, de minorรญas, los indรญgenas, del medio ambiente y, desde luego, la izquierda cultural, que es una entidad muy vaga de la que alguna vez hablรณ Susan Sontag, con la que me resulta fรกcil identificarme por su audacia y sus apuestas intelectuales.

En estos tiempos de canallas, de silencios cรณmplices y de complacencias acomodaticias, se acrecienta la deuda que tengo con los analistas y pensadores que me han permitido ver que hay muchas izquierdas. Entre ellos, Roger Bartra ocupa un lugar central en mi gratitud. ~

Versiรณn editada de la participaciรณn del autor en el homenaje a Roger Bartra por sus 80 aรฑos, que tuvo lugar el 20 de octubre de 2023 en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Antonio Lazcano Araujo
+ posts


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: