Acusado de "evidente desvinculación de México", Alfonso Reyes se defiende desde Río de Janeiro: No "sólo es mexicano lo folklórico, lo costumbrista o lo pintoresco" ("A vuelta de correo", 1932, OC VIII, 428, 441). Ante acusaciones análogas, en Buenos Aires, Borges arguye con un ejemplo memorable: "Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán, bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe." "Podemos parecernos a Mahoma, podemos creer en la posibilidad de ser argentinos sin abundar en color local." ("El escritor argentino y la tradición", 1951.)
No se sabe si Borges leyó la traducción del Corán que acababa de publicar su viejo amigo Rafael Cansinos Assens (El Korán, Aguilar, colección Crisol, 1951). Se conocieron en 1920, cuando ambos eran poetas ultraístas. Muchos años después, en 1954, Borges participa en un homenaje a Cansinos en Buenos Aires, donde éste acaba de publicar un libro sobre Mahoma y el Korán. Pero Borges incluye en Discusión (1957) el ensayo citado, que retocó (según Pedro Lastra, "Borges, Gibbon y el Korán") sin modificar el ejemplo de los camellos.
De la traducción de Cansinos se hizo una edición mexicana (Mahoma, El Corán, México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, colección Cien del Mundo, 1991), cuyo índice de materias registra cinco referencias a camellos. Pero son muchas más: diecinueve, sin contar las referencias a ganado de carga y caravanas, como puede verificarse. Los números entre corchetes indican el capítulo (sura o azora), versículo (aleya) y página en la edición de Conaculta.
Hay tres veces más camellos en la Biblia que en el Corán. Pero ninguna de las referencias (57, según la Concordancia de las Sagradas Escrituras de C.P. Denyer) los presenta como señal y don de Dios para su pueblo. Además de que la Biblia es más extensa que el Corán (unas ochocientas mil palabras contra ochenta mil).
Lastra se tomó el trabajo de buscar lo que dice Gibbon, lo encontró en la nota 13 del capítulo L y descubrió que se refiere, no a los camellos, sino a la leche de camella: "Mohamed himself, who was fond of milk, prefers the cow, and does not even mention the camel." Lo cual hace a Borges más responsable de la afirmación. O no la verificó en el Corán, o no le importó, complacido con el argumento. Si non è vero, è ben trovato.
El Corán está en línea, con buscadores para localizar cualquier palabra (en árabe, español, inglés, francés), en www.coran.org.ar de Argentina, www.hti.umich.edu/k/koran/ de la Universidad de Michigan y otras partes. Se encuentra información sobre Cansinos en www.cansinos.org, de la Fundación Archivo Rafael Cansinos Assens, que escribe los apellidos sin acento ni guión, aunque muchos escriben Cansinos-Asséns. (Su madre era Assens y su padre Cansino, apellido que el escritor transformó en Cansinos, como Margarita Carmen Cansino —su prima lejana, según él— se transformó en Rita Hayworth.) El artículo de Lastra puede localizarse en Google. El libro de Edward Gibbon, The decline and fall of the Roman Empire, puede leerse en The Online Library of Liberty (www.libertyfund.org). Hay muchos lugares en la red dedicados a Borges o Reyes, pero no permiten leer sus obras en línea, que sería utilísimo.
A la antigüita, puede verificarse que, cuando el joven Héctor Pérez Martínez criticó su "evidente desvinculación de México", Alfonso Reyes no estaba en el Olimpo, ajeno a toda preocupación nacional. Estaba de embajador en Brasil, informando por esos días "a la superioridad" que "hace dos años vengo procurando una clasificación [aduanera] especial para el garbanzo, que permita importarlo directamente de México" y espero dar "buenas noticias dentro de breve plazo" (Misión diplomática II, 116).~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.