El reality show de los mirreyes
Netflix es más que un servicio de streaming. La empresa fundada por Reed Hastings produce más contenidos que cualquier televisora: tan solo este año espera gastar 8 mil millones de dólares en sus producciones originales, entre ellas, películas, series y reality shows en español. Luis Miguel: la serie y La casa de las flores son dos producciones de la plataforma que rápidamente se convirtieron en un fenómeno. Sin embargo, el anuncio de Made in Mexico, su primer reality show mexicano, generó reacciones encontradas en redes sociales.
Made in Mexico tiene como objetivo revelar “las vidas imperfectas de una élite aparentemente perfecta”. La apariencia, el lujo y los excesos son los ingredientes con los que los productores extranjeros, responsables de llevar a la luz realities como Big Brother y The real housewives of New Jersey, quieren cautivar a los suscriptores.
Si bien los mexicanos son fieles usuarios de Netflix, esta semana varios han denunciado cierto clasismo en sus contenidos originales. Tanto la serie basada en la vida de Luis Miguel como la que protagonizó Verónica Castro retratan la vida de personajes que pertenecen a la clase alta mexicana, y Made in Mexico no es la excepción. Sus nueve protagonistas son modelos, empresarios, filántropos y conductores de televisión. En un país donde más de 50 millones de personas viven en la pobreza, parece que no hay interés por hacer visible al conjunto de la sociedad mexicana, ni por conocer sus historias.
Sin embargo, el programa puede ser una oportunidad para mostrar lo alejado de la circunstancia mexicana que se encuentra ese sector:
Al contrario del desgarre de vestiduras que ha generado el anuncio del reality show de mirreyes #MadeInMexico (Netflix), pienso que puede ser la ocasión de hacer escarnio público de esa casta. Visibilizar sus complejos y desconexión con la realidad.
— Fernanda Solórzano (@f_solorzano) 22 de agosto de 2018
Si bien el sello de los programas de Netflix es la “personalización”, los contenidos hechos a la medida no son garantía de éxito. Por lo pronto, el reality show ha despertado el debate sobre la falta de diversidad en la industria mexicana del entretenimiento, el papel de los consumidores en la creación de contenidos y las múltiples caras que integran a la sociedad mexicana. Habrá que esperar a su estreno para ver qué rumbo toma la discusión.
¿En verdad importan las ferias de arte?
Zona Maco es la feria de arte contemporáneo más importante y más concurrida de América Latina. En el 2014, Zélika García creó Zona Maco Salón y un año después, Zona Maco Fotografía, con el objetivo de impulsar el diseño, las antigüedades y la fotografía mexicana e internacional.
En septiembre pasado, los organizadores de la feria fueron criticados por no cancelar las exposiciones a pesar del estado de emergencia que vivía la ciudad tras el sismo. Los compromisos financieros con galeristas, artistas y patrocinadores fueron las razones aducidas para llevarla a cabo. ¿Cuál es el impacto económico de una feria de arte?
Las ferias de arte surgieron en 1970 para que los artistas y galerías exhibieran y vendieran sus obras. A partir del año 2000 empezaron a ganar popularidad y a realizarse en más ciudades, con el objetivo de atraer a más compradores y aficionados del arte. Para Marc Spiegler, director global de Art Basel, esto se debe al movimiento demográfico de la riqueza: mientras que en el pasado los coleccionistas eran los herederos de grandes fortunas y podían viajar por el mundo para buscar obras de arte, ahora son las obras las que viajan hasta donde se encuentran los empresarios opulentos que desean adquirirlas.
El mercado del arte depende cada vez más de las ferias. Las galerías destinan cuantiosas sumas de su presupuesto a sus stands y al traslado y protección de las piezas. Su reputación está en juego y no pueden arriesgarse a perder tratos cuyo valor asciende a millones de dólares. Dos tercios de las ganancias anuales de las galerías provienen de las ferias de arte. No asistir a una de ellas puede tener un efecto negativo en sus libros de contabilidad. Lo mismo para los organizadores, quienes durante meses reúnen patrocinadores para financiar las renta del lugar donde se llevará a cabo el evento y cierran acuerdos con galerías de todo el mundo.
Aunque pueden parecer un gran local donde solo los ricos pueden comprar, las ferias de arte también tienen un impacto a nivel creativo, pues definen los temas y las técnicas artísticas que prevalecerán los siguientes años. Además, son escaparates para los artistas locales que buscan el reconocimiento internacional y para los visitantes que desean conocer lo que otros artistas están haciendo. Pero, sobre todo, son espacios para crear conexiones que revitalizan la vida cultural de las ciudades que las albergan.
La decisión tomada por los organizadores de Zona Maco el año pasado fue calificada de insensible, a pesar de que el boletaje fue donado a organizaciones civiles que trabajaban a favor de los damnificados. Este año, las ferias hermanas de Zona Maco quieren demostrar su función económica, cultural y social al reunir a más de 60 expositores de todo el mundo.