Al inicio de Banalidad de Heidegger (Trotta, 2019, traducciรณn de Jordi Massรณ Castilla), Jean-Luc Nancy se ve todavรญa en la necesidad de justificar la nociรณn de โbanalidadโ. Siguiendo los pasos de Arendt, referencia obvia del tรญtulo, el estudio no busca relativizar o quitar importancia a las proposiciones antisemitas de Heidegger, sino todo lo contrario. Referirse a la banalidad solo aumenta su gravedad, porque supone referirse a una relaciรณn estructural entre el pensamiento heideggeriano y la doxa antisemita, โel discurso mรกs banal, vulgar, trivial y abyecto que circulaba por Europa desde hacรญa tiempo atrรกsโ. Para Nancy es necesario contextualizar y profundizar en la relaciรณn entre ambos, porque โno basta con condenar la ignominia del antisemitismo: hay que arrojar luz sobre sus raรญces, lo que significa nada mรกs y nada menos que actuar en el corazรณn mismo de nuestra culturaโ.
El material que analiza son los volรบmenes publicados de los Cuadernos negros, textos que se han empezado a editar hace unos pocos aรฑos (la editorial Trotta tiene tres traducidos hasta la fecha), y cuyo contenido es fundamental para diferenciar Banalidadโฆ de tantas otras publicaciones dedicadas a la relaciรณn de Heidegger con el nazismo. Nancy ha estudiado a Heidegger en profundidad, y en bastantes ocasiones su propio trabajo parte o dialoga con el pensamiento de este. Por eso, su libro no pretende ser ni una nueva interpretaciรณn del conjunto de la obra heideggeriana ni una enmienda a la totalidad. La lectura de los Cuadernos que hace Nancy no reduce a Heidegger, sino que se sirve de su discurso para que este se desmonte a sรญ mismo.
Prueba del compromiso de Nancy con el anรกlisis es, por ejemplo, su afirmaciรณn de que los Cuadernos revelan el antinazismo de Heidegger. El filรณsofo alemรกn despreciaba la visiรณn pobre del mundo de los nazis, su racismo โbiolรณgicoโ y su โmaquinaciรณn tรฉcnica y calculadoraโ, todo ello extraรฑo a su proyecto filosรณfico. Su antisemitismo, un racismo de tipo โmetafรญsicoโ, le lleva a lo que Philippe Lacoue-Labarthe denominรณ โarchifascismoโ, vinculado a la revelaciรณn de una โverdad destinalโ que vuelve la cuestiรณn mucho mรกs problemรกtica.
En torno a este motivo gira la argumentaciรณn del libro. Estรก anunciado desde las primeras pรกginas: โtodo pensamiento de tipo destinal (y, por tanto, inicial y final), todo recurso a una fundaciรณn, a una refundaciรณn y a una inauguraciรณn sin precedentes, deben ser considerados sospechososโ. Para Nancy, el proyecto de deconstrucciรณn de la ontologรญa que Heidegger llevรณ a cabo dejรณ un espacio importante a un elemento clave de la metafรญsica tradicional como es โla presuposiciรณn de lo inicial, del fundamento y del origen, de lo autรฉntico y de lo propioโ. El pensamiento de Heidegger quiere hacer hueco a una nueva investigaciรณn sobre la cuestiรณn del ser, una que recupere el sentido esencial de metafรญsica y que instaure un nuevo comienzo para el pensamiento y para Occidente.
El problema es que Occidente, tal cual estรก, solo conoce la tรฉcnica, el cรกlculo y las masas, y esto es incompatible con esta reinauguraciรณn. Lo รบnico que queda es la autodestrucciรณn, que dejarรญa abierta la posibilidad a un nuevo comienzo. Para Heidegger es necesaria una fuerza que abra camino a esta posibilidad historial. En los Cuadernos esta fuerza aparece en forma de pueblo, y aquรญ es donde aparece el antisemitismo: se necesita de un representante, una figura de la humanidad que encarne la aniquilaciรณn, para que esta culmine su propia decadencia, y Heidegger la sitรบa en el pueblo judรญo. โHeidegger ligรณ la deconstrucciรณn de la ontologรญa metafรญsica [โฆ] con la destrucciรณn de aquello y de aquellos que le parecรญa que destruรญan el mundo y la historia.โ
Y este es tambiรฉn el lugar de la banalidad: โla obsesiรณn por el comienzo โpor el fundamento, por el origen, la obsesiรณn โmetafรญsicaโ por excelenciaโ lo hizo caer en la peor y la mรกs atroz de las vulgaridadesโ. Como decรญamos arriba, Heidegger se hizo eco de una corriente popular de odio hacia el pueblo judรญo que en los aรฑos en que se escriben los Cuadernos reaparecรญa con especial fuerza, y lo hizo sin profundizar en sus raรญces. Al preguntarse por el origen de todo ello, Nancy recuerda que el antisemitismo ha sido siempre un lugar comรบn de nuestra historia, con el judรญo como โchivo expiatorioโ (sus palabras) del identitarismo. La idea de lo destinal que Heidegger propone encaja a la perfecciรณn con esta figura: โel rechazo de un principio supuestamente malo o falso encarnado en, o mรกs bien soportado por, un pueblo, una raza, una figura designada y destinadaโ.
Al contrario que Heidegger, Nancy profundiza en la argumentaciรณn para tratar de encontrar aquello que el primero pareciรณ no querer abordar: ยฟpor quรฉ nunca se preguntรณ por los orรญgenes del antisemitismo, sino que lo aceptรณ como algo dado? ยฟPor quรฉ dejarรญa que tiempo despuรฉs la cuestiรณn se diluyese, sin respuesta ante aquellos que le pedรญan rendir cuentas? A lo primero, Nancy plantea si acaso no estรก vinculado el antisemitismo al tema del odio a uno mismo tan caracterรญstico de Occidente: no nos gustamos porque pensamos que no somos autรฉnticos, porque vinculamos la autenticidad con una esencia dudosa y luego no nos reconocemos en ello. A lo segundo, contesta de manera tajante diciendo que Heidegger no querรญa renunciar a su gran esquema histรณrico. Con lo cual, pese a que mรกs adelante escribiera su famosa frase del โhorror de las cรกmaras de gasโ, hay que pensar que โhasta el รบltimo momento Heidegger habrรญa considerado que los campos de exterminio estaban inscritos en la โdestinaciรณnโโ.
Banalidadโฆ termina con una doble advertencia. Por un lado, el aviso de que como cultura estamos lejos de haber terminado con el pensamiento de lo original, lo esencial: โHeidegger mantuvo la autofundaciรณn lรณgica, polรญtica, veritativa y destinal: o sea, eso que el pensamiento moderno mรกs actual, heideggeriano o no, estรก lejos de haber abandonadoโ. Por otro, hace una llamada sobre lo necesario que es separar la condena de algo de la reflexiรณn sobre sus razones. Sabemos hasta dรณnde somos capaces de llegar, y por ello no podemos dejar de diagnosticarnos a nosotros mismos desde el anรกlisis mรกs exigente: โestamos desde ahora a cargo no solo del horror destructor y autodestructor, sino tambiรฉn de todo lo que se regodea con los comienzos y con los finales, con los orientes y con los occidentes, con los amaneceres y los sangrantes crepรบsculosโ.
Manuel Pacheco (Villanueva de los infantes, Ciudad Real, 1990) es mรบsico y filรณlogo. Es autor de 'Las mejores condiciones' (Caballo de Troya, 2022).