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El futuro de la revoluciĆ³n del trabajo flexible depende de los hombres

Durante la pandemia, muchos hombres han trabajado desde casa y participado mƔs en las labores de cuidado. Defender la continuidad del trabajo flexible facilitarƭa una mayor equidad de gƩnero, tanto en el trabajo como en el hogar.
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Antes de la covid-19, Mark pasĆ³ aƱos trabajando largas horas en una oficina, organizando viajes de negocios mientras lamentaba que, como padre divorciado, apenas veĆ­a a su hijo preadolescente. Eso cambiĆ³ con la pandemia. Mark fue dado de baja temporal y luego su empresa cerrĆ³, dejĆ”ndolo sin trabajo durante meses y dĆ”ndole tiempo para reconectar con su hijo. El incremento en el monto del seguro de desempleo otorgado por el gobierno de Estados Unidos con motivo de la pandemia permitiĆ³ a Mark pagar sus cuentas sin estrĆ©s y dedicar tiempo a buscar un buen trabajo, y no tomar el primero que encontrara.  

Su siguiente trabajo fue completamente virtual y luego hĆ­brido durante mĆ”s de un aƱo. Sin los desplazamientos ni las largas horas que se esperan en la oficina, Mark podĆ­a hacer un buen trabajo y seguir atendiendo a su hijo, ayudĆ”ndole en la escuela en lĆ­nea, descubriendo que le gustaba cocinar, o simplemente pasando tiempo con Ć©l. “Ha sido algo enorme”, dijo Mark. “No estar cerca de Ć©l cuando realmente querĆ­a estarlo fue bastante devastador”.  

Ahora, a medida que las variantes de covid-19 retroceden (a pesar de un reciente repunte en muchos lugares) y la obligaciĆ³n de usar cubrebocas se relaja en Estados Unidos, su empresa, como tantas otras, estĆ” presionando a los trabajadores para que vuelvan al trabajo presencial de tiempo completo. Pero Mark no estĆ” dispuesto a perder todo lo que ha ganado con su hijo. “Ha sido pura calidad de vida”, dice. AsĆ­ que en lugar de prepararse para volver a la oficina, Mark, que nos pidiĆ³ que no usĆ”ramos su apellido, estĆ” actualizando su currĆ­culum y buscando un trabajo en lĆ­nea que le dĆ© la flexibilidad de trabajar desde casa con su propio horario. “En realidad, no hay ninguna diferencia entre lo que hago en casa y en la oficina”, dice. “Solo quieren que estemos en la oficina para vigilarnos. Se siente como una verdadera traiciĆ³n”. 

Luego de varias dĆ©cadas en que las empresas estadounidenses se resistieron al trabajo flexible y digital, la pandemia forzĆ³ lo que, en esencia, ha sido un prolongado experimento de trabajo digital. Esto no es solo cierto para profesionistas, sino tambiĆ©n para trabajadores en call centers y algunos tipos de servicio al cliente. El resultado: las empresas pueden no solo sobrevivir, sino incluso prosperar cuando utilizan las herramientas de tecnologĆ­a para dar a estos trabajadores mĆ”s control sobre cuĆ”ndo, dĆ³nde, y cĆ³mo trabajan. Sin embargo, aĆŗn no estĆ” claro si el trabajo virtual y flexible se mantendrĆ”, o si una nueva forma de trabajar, al menos para una parte de la poblaciĆ³n activa, permitirĆ” combinar de forma mĆ”s equilibrada el trabajo y la vida privada. Mucho de lo que ocurra dependerĆ” de los hombres.  

Conforme mƔs empresas piden el regreso a la oficina, el estrƩs y la ansiedad relacionados con el trabajo estƔn en su punto mƔs alto desde el comienzo de la pandemia.

Encuesta tras encuesta muestran una desconexiĆ³n alucinante entre lo que quieren los jefes, en su mayorĆ­a hombres, que en gran medida es que todo el mundo vuelva a la oficina como si fuera 2019, y lo que quieren los trabajadores. Muchos de los titulares sobre el regreso al lugar de trabajo se centran en las diferencias de gĆ©nero: mĆ”s mujeres que hombres quieren que sus trabajos mantengan cierta flexibilidad pandĆ©mica. Sin embargo, esos titulares pasan por alto el hecho de que muchos hombres tampoco quieren volver a 2019. Y algunos, como Mark, estĆ”n dispuestos a marcharse si se les da la oportunidad de decidir.       

Por ejemplo, una nueva encuesta global del Future Forum Pulse, realizada a 10 mil trabajadores y publicada el 19 de abril, revelĆ³ que 58% de las mujeres, frente 48% de los hombres, afirmaron que querĆ­an trabajar digitalmente, en casa o en algĆŗn otro sitio, entre tres y cinco dĆ­as a la semana. Aunque la proporciĆ³n es menor, casi la mitad de los hombres encuestados dicen que tambiĆ©n quieren trabajar fuera de la oficina la mayor parte de la semana. En el caso de los padres, los porcentajes son aĆŗn mĆ”s altos y la diferencia de gĆ©nero es mucho  menor: 82% de las madres trabajadoras y 80% de los padres trabajadores desean tener flexibilidad de ubicaciĆ³n al menos durante parte de la semana. Y las cifras han ido aumentando a lo largo de la pandemia. 

Future Forum, un grupo de investigaciĆ³n respaldado por Slack, una empresa que proporciona una plataforma y herramientas para el trabajo virtual, tambiĆ©n descubriĆ³ que, conforme mĆ”s empresas piden el regreso a la oficina, el estrĆ©s y la ansiedad relacionados con el trabajo, tanto en hombres como en mujeres, estĆ”n en su punto mĆ”s alto desde el comienzo de la pandemia. (Future Forum encuestĆ³ a 10,818 profesionistas en cinco paĆ­ses a principios de 2022. La encuesta fue dirigida por una firma externa y no se aplicĆ³ a los empleados o clientes de Slack). Los trabajadores quieren opinar sobre dĆ³nde y cuĆ”ndo trabajan. “Cuando preguntamos a los profesionistas: ‘ĀæQuieres un horario flexible?’, 95% respondiĆ³ que sĆ­”, dijo Brian Elliott, lĆ­der ejecutivo de Future Forum. “Sin embargo, 65% de las empresas no dan ninguna forma de flexibilidad de horario. Y encontramos que la flexibilidad de horario, mĆ”s que la flexibilidad de ubicaciĆ³n, tiene una mayor correlaciĆ³n con la probabilidad de que un trabajador se quede o se vaya.” 

De hecho, aun cuando los ejecutivos, en su mayorĆ­a hombres, estĆ”n pidiendo a los trabajadores que vuelvan a la oficina, ellos mismos no lo hacen. SegĆŗn la Ćŗltima encuesta de Pulse, quienes no son ejecutivos tienen mĆ”s del doble de probabilidades que sus jefes de trabajar cinco dĆ­as a la semana en la oficina y declaran mĆ”s del doble de estrĆ©s laboral.

Sin embargo, podrĆ­a haber un rayo de esperanza: eliminar el ā€œsesgo de proximidadā€ que durante mucho tiempo ha perjudicado a las mujeres y a las personas responsables del cuidado de otros. 

La investigaciĆ³n ha demostrado consistentemente que los lĆ­deres empresariales han favorecido y recompensado a los trabajadores que pasan muchas horas en la oficina, considerĆ”ndolos como “trabajadores ideales“. Administrar y evaluar el rendimiento con base en la asistencia, en lugar de en quiĆ©n hace la labor mĆ”s ardua, ha alimentado una cultura de exceso de trabajo, y ha convertido el trabajo en lo que algunos investigadores denominan una “competencia de masculinidad” de horas cada vez mĆ”s largas

Como todavĆ­a se espera que las mujeres asuman las principales responsabilidades de cuidado, ellas estĆ”n mĆ”s limitadas para dedicar esas largas horas al trabajo presencial. Y cuando los hombres han querido involucrarse mĆ”s en el cuidado, a ellos les preocupa el hecho de tener consecuencias en el trabajo por no cumplir con las expectativas del trabajador ideal. Los estudios sobre lo que los investigadores denominan el “estigma de la flexibilidad” muestran que los hombres suelen ser castigados mĆ”s duramente por los directivos, siendo descartados o incluso despedidos cuando anteponen la familia al trabajo. En consecuencia, la mayorĆ­a de los hombres no desafĆ­an el statu quo

El temor a lo largo de la pandemia ha sido que, en un mundo post-covid, los lĆ­deres darĆ­an discursos vacĆ­os sobre el trabajo flexible, peor en realidad esperarĆ­an que todo el mundo regrese a las normas del trabajador ideal de 2019. AsĆ­ que si las mujeres y personas dedicadas a cuidar de otros siguieran trabajando de forma flexible, se verĆ­an aĆŗn mĆ”s perjudicadas en un “gueto laboral” para mujeres. 

Sin embargo, si los lĆ­deres realmente no vuelven a la oficina, si las empresas realmente adoptan el trabajo virtual e hĆ­brido, y si los directivos recompensan el rendimiento y los resultados en lugar de la presencia fĆ­sica y los ingresos, al igual que si los hombres actĆŗan realmente en su afĆ”n de obtener un trabajo flexible, entonces podrĆ­amos estar avanzando hacia una era sin precedentes para facilitar una mayor equidad de gĆ©nero, tanto en el trabajo como en el hogar.

Hay muchas condicionantes, y la presiĆ³n para que los hombres se ajusten a las expectativas de ser trabajadores ideales y llevar el pan a la mesa es intensa. Los hombres llevan mucho tiempo con la expectativa cultural de “proveer” a la familia. Una encuesta del Pew Research Center revelĆ³ que, en 2017, 71% de los estadounidenses creĆ­a que “ser capaz de mantener a una familia” era sinĆ³nimo de ser un buen marido y padre. 

No obstante, como descubriĆ³ una de nosotras, Kate Mangino, mientras investigaba para su prĆ³ximo libro, Equal partners, el concepto de “proveer” a una familia estĆ” cambiando entre los hombres. Muchos de ellos estĆ”n adoptando una visiĆ³n mĆ”s amplia de ese tĆ©rmino, que tradicionalmente se definĆ­a solo como proveer econĆ³micamente, para incluir tambiĆ©n el tiempo de cuidados. La pandemia ha acelerado este cambio cultural. 

Cuando la pandemia empujĆ³ a millones de padres desde su lugar de trabajo hacia su hogar, muchos de ellos se enfrentaron a una gama mĆ”s amplia de funciones de cuidado, y realizaron mĆ”s trabajo de cuidado no remunerado que nunca. Y cuando los padres trabajaban exclusivamente desde casa, las agendas y calendarios mostraron que tanto las madres como los padres pasaban mĆ”s tiempo en labores de cuidado, con un aumento desproporcionado para los padres. 

Las investigaciones que hemos realizado en el New Americaā€™s Better Life Lab (que una de nosotras, Brigid Schulte, dirige) sugieren que la experiencia de proporcionar cuidados cambia a los hombres, haciĆ©ndolos mĆ”s propensos a identificarse como cuidadores y mĆ”s dispuestos a ir en contra del statu quo del trabajador ideal. (Nota aclaratoria: New America es un colaborador de Slate y Arizona State University en Future Tense).

Al llevar a un mayor nĆŗmero de hombres a convertirse en cuidadores, la pandemia tambiĆ©n les ha ayudado a considerar estas tareas como una parte importante de su identidad. Y quieren seguir haciĆ©ndolas. Por ejemplo, Jeremy, un cientĆ­fico de datos, renunciĆ³ a su trabajo en otoƱo de 2021, cuando la incertidumbre sobre si su empresa llamarĆ­a a todos a regresar a la oficina, y cuĆ”ndo lo harĆ­a, lo tenĆ­a intranquilo. En su lugar, encontrĆ³ un nuevo trabajo que es totalmente virtual. Trabajar desde casa le ha permitido seguir desayunando con sus hijos, algo que se convirtiĆ³ en un apreciado ritual cuando tenĆ­a tiempo para ello durante la pandemia. “SolĆ­a correr para dejarlos a las 7:30 de la maƱana y poder llegar al trabajo a las 8”, dijo. “Siento que puedo estar mĆ”s comprometido con mis hijos”. 

Jeremy no es el Ćŗnico; casi 70% de los padres estadounidenses de todas las razas, clases y afiliaciones polĆ­ticas dijeron que se sintieron mĆ”s cerca de sus hijos durante la primera ola de la pandemia de coronavirus, segĆŗn un estudio realizado por el proyecto Making Caring Common, de Harvard. Un mayor nĆŗmero de padres declarĆ³ tener “conversaciones mĆ”s significativas con sus hijos, conocerlos mejor… compartir mĆ”s con sus hijos sobre sus propias vidas… apreciar mĆ”s a sus hijos y descubrir nuevos intereses compartidos”. 

Victor Aragon, que trabaja en atenciĆ³n al cliente, es uno de esos padres que se siente mĆ”s cerca de su familia a causa de la pandemia. “SolĆ­a mandarle mensajes de texto a mi mujer en el tren de vuelta a casa, preguntando cĆ³mo habĆ­a sido el dĆ­a de todos. Ahora soy parte de ese dĆ­a. Y eso me encanta. En lugar de que los niƱos me reciban en la puerta para darme la bienvenida a casa desde el trabajo, yo puedo estar allĆ­ para recibirlos de la escuela y escuchar sus historias. Tengo la merienda lista y las botellas de agua llenas”. 

Los hombres que trabajaron en empleos esenciales durante la pandemia no tuvieron las mismas oportunidades de participar en la prestaciĆ³n de cuidados que otros, pero muchos tambiĆ©n quieren o buscan una forma diferente de trabajar. 

Tyler Baker realiza tareas administrativas en un hospital. Cuando empezĆ³ la pandemia y se les dijo a otras familias que se refugiaran en sus casas, Tyler siguiĆ³ yendo a trabajar todos los dĆ­as. “Estaba resentido con otras familias. VeĆ­a sus fotos en Facebook. Todo el mundo estaba en sus casas, muy cĆ³modos con el pijama puesto, trabajando desde casa y con espacios para la escuela a distancia. No me malinterpreten, me alegraba por esas personas que tenĆ­an tiempo para la familia, pero yo tambiĆ©n querĆ­a eso para mĆ­ y mi familia”. 

En su lugar, Tyler se vio obligado a dejar a su hija en una guarderĆ­a creada para trabajadores esenciales. “Mi hija no entendĆ­a por quĆ© tenĆ­a que ir a la guarderĆ­a cuando sus amigos podĆ­an quedarse en casa. Eso me rompiĆ³ el corazĆ³n”.

A finales de 2021, Tyler empezĆ³ a buscar trabajos remotos o hĆ­bridos que le permitieran una mayor flexibilidad, pero todos exigĆ­an una licenciatura. AsĆ­ que en enero de 2022, Tyler se inscribiĆ³ en la escuela. Ahora trabaja y estudia de tiempo completo, todo para poder pasar mĆ”s tiempo con su hija. “Esa es mi Ćŗnica razĆ³n. Quiero estar ahĆ­ para ella despuĆ©s de la escuela y quiero llevarla a sus actividades extracurriculares.” 

Richard Weissbourd, director docente de Making Caring Common y uno de los autores del estudio de Harvard sobre los padres, espera que estos cambios se mantengan en la cultura. Algunos hombres, dijo, sin duda harĆ”n un cambio permanente. “Pero cuando volvamos a la ‘normalidad’, la atracciĆ³n del statu quo y de lo que es familiar tambiĆ©n puede ser muy poderosa para los hombres”. 

Cuanto mĆ”s duren las disrupciones de la pandemia, mĆ”s tiempo podrĆ”n pasar en casa los hombres como Carter Rubin, y mĆ”s durarĆ”n los turnos. Rubin, que trabaja en polĆ­ticas pĆŗblicas de transporte, trabajaba de forma virtual incluso antes de la pandemia, pero ahora que es padre no se imagina haciĆ©ndolo de otra forma. Con su mujer, una maestra de escuela atada a un lugar de trabajo y a un horario inflexible, Rubin dispone de flexibilidad extra para dejar y recoger a su hijo pequeƱo en la guarderĆ­a, gestionar las citas con el pediatra y estar disponible para cualquier emergencia. “Aprecio cada momento que tengo con Ć©l”, dice Rubin. “Estoy agradecido por no tener que viajar una hora de ida y una hora de vuelta al trabajo y por no tener que verlo sĆ³lo una hora antes de acostarse”. 

Este artĆ­culo es publicado gracias a una colaboraciĆ³n de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de Slate, New America, y Arizona State University

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es una experta en gƩnero que trabaja en desarrollo internacional. Su libro Equal partners: Improving gender equality at home serƔ publicado en junio de 2022.


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