La memoria de las piedras
La historia de la arqueologรญa mexicana nos revela una evidencia: los mesoamericanos respetaban su pasado y, continuamente, construyeron una pirรกmide sobre otra. El รบltimo edificio descansaba sobre la construcciรณn precedente, la incorporaba y se nutrรญa de su simbรณlica. La arquitectura siempre ha sido una memoria. En varios aspectos, Mรฉxico tiene un deber de memoria. Su territorio ha sido ocupado por sociedades prehispรกnicas altamente desarrolladas que dejaron vestigios de suma importancia. Las primeras pirรกmides de piedra de Monte Albรกn fueron erigidas mientras nacรญan Atenas, Roma y Cartago. Nadie deberรญa olvidar esa simultaneidad.
Luego, Mรฉxico generรณ un arte mestizo รบnico en el mundo entero. De manera espectacular, el siglo XVI fusionรณ la aportaciรณn hispรกnica con la milenaria tradiciรณn indรญgena. En Tepepulco, coyotes emplumados escupen agua en una fuente que lleva en su pinรกculo el lema de Carlos Quinto escrito en latรญn: nec plus ultra. En las paredes de la iglesia de Ixmiquilpan, la mano de los tlacuilos pintรณ guerreros รกguilas y guerreros jaguares armados con arcos y flechas. Los elegantes glifos prehispรกnicos del agua y del fuego cubren las bรณvedas del claustro franciscano de Huejotzingo. Todo ello no tiene precio.
Los monumentos registran tambiรฉn el pacto de los hombres con su territorio. Oaxaca tiene su cantera verde, su mรกgica zeolita que absorbe el calor diurno para restituirlo de noche. El tezontle de Puebla o de la Ciudad de Mรฉxico nos cuenta el parentesco del hombre con los volcanes. La blancura de la piedra caliza de Mรฉrida archiva el recuerdo de la prodigiosa sedimentaciรณn de los corales del Caribe.
Desde tiempos inmemoriales, los monumentos han conmemorado acontecimientos importantes. No es irrelevante el hecho que sea un hospital โtodavรญa en funcionesโ el marcador del lugar del primigenio encuentro de Motecuzoma con Cortรฉs. La estรฉtica puede tener valor moral. Vale la pena observar que la actual iglesia de Santa Bรกrbara en Santa Rosalรญa, Baja California Sur, construcciรณn metรกlica, fue inicialmente construida al pie de la Torre Eiffel para la exposiciรณn universal de Parรญs en 1889. Es un testimonio de la conexiรณn internacional de Mรฉxico en el siglo XIX.
Mรฉxico supo hacer vivir su patrimonio monumental e histรณrico. El Palacio de Lecumberri, antigua cรกrcel porfirista, alberga hoy el Archivo General de la Naciรณn. En la Ciudadela, que fue cuartel y polvorรญn, estรกn custodiados los 600 mil libros de la Biblioteca Josรฉ Vasconcelos. En Mรฉrida, las colecciones de arte maya se exhiben en el Palacio Cantรณn, opulenta casona que fue residencia oficial de los gobernadores del Estado de Yucatรกn. El actual Museo de la Ciudad de Mรฉxico ocupa un edificio virreinal del siglo XVIII que ostenta en su muro exterior una gigantesca cabeza de serpiente azteca.
El INAH cumpliรณ cabalmente con su loable labor de preservaciรณn, de restauraciรณn y de exploraciรณn del pasado. Sus investigadores son sabios que merecen el respeto de la naciรณn. De hecho, existe una seรฑal segura: Mรฉxico posee 29 sitios culturales inscritos en el Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Dos veces mรกs que Brasil. Tres veces mรกs que Estados Unidos. He aquรญ la prueba del reconocimiento internacional de la riqueza intrรญnseca del patrimonio cultural mexicano, de su originalidad y de su puesta en valor. Veo en ello un notable estรญmulo, un profundo aliciente, un vigoroso impulso para que el gobierno no abandone la senda de conservar la ejemplaridad de la acciรณn pรบblica.
Realmente no puedo imaginar un Mรฉxico olvidรกndose de su deber de memoria, renunciando a cuidar y valorar su profundidad histรณrica. El INAH no puede, no debe morir.
-Christian Duverger
El INAH, una instituciรณn de todos
Al cumplirse 81 aรฑos de la fundaciรณn del INAH, se hace necesario advertir acerca de los recortes a su presupuesto que se harรกn con el pretexto de la crisis actual y de la lucha contra la pandemia y lo afectarรกn de manera irreversible. Esta reducciรณn del 75 por ciento de sus recursos plantea una situaciรณn inรฉdita. Creo que estamos ante lo que podrรญa ser el desmantelamiento de la instituciรณn o, por lo menos y de aquรญ en adelante, debilitarla al grado de que permanezca intubada y en terapia intensiva, mรกs cerca de la ruina que de la recuperaciรณn. Se conservarรก, segรบn esto, la planta laboral bรกsica, pero se cancelarรก la mayor parte de su โmateria de trabajoโ y de su razรณn de ser: las tareas de investigaciรณn, docencia, restauraciรณn y mantenimiento.
Esta situaciรณn se deriva de que no existe, en la propuesta de la llamada โcuarta transformaciรณnโ, ninguna polรญtica cultural coherente o que se manifieste de una manera nรญtida, sino mรกs bien una limitaciรณn de sus alcances. Esto ha llegado al extremo de que la Secretarรญa de Cultura (a la que pertenece el INAH) se haya convertido en algo sectorial sin tomar en cuenta las necesidades nacionales de mรกs de cien millones de mexicanos urbanos, pues se ha sustituido una nociรณn amplia de cultura por otra reduccionista, centrada en lo que se ha llamado desde el poder โla cultura popularโ.
Como albacea y salvaguarda del patrimonio arqueolรณgico, arquitectรณnico e histรณrico de la naciรณn, y ante las mรกs diversas circunstancias, el INAH ha logrado atravesar periodos de desarrollo y tiempos de crisis โsobre todo despuรฉs del terremoto de 2017, que dejรณ cuantiosos daรฑos en la arquitectura colonial bajo su custodiaโ, sin abandonar un amplio espectro de actividades acadรฉmicas que comprenden la historia y todos los campos de la antropologรญa, asรญ como la restauraciรณn y la enseรฑanza superior en dos escuelas de Antropologรญa y una de Restauraciรณn. Hay, sin embargo, una tarea colectiva hecha por generaciones y que no puede detenerse, que es el arduo trabajo arqueolรณgico que ha develado, con notables resultados, cientos de ciudades prehispรกnicas y sitios diversos que dan razรณn de nuestro extraordinario pasado. De concretarse este golpe, habrรญa que pensar que por estas acciones irracionales del poder, esta riqueza quedarรญa expuesta al saqueo y la devastaciรณn.
La utopรญa del INAH se iniciรณ en el gobierno de Lรกzaro Cรกrdenas, concretรกndose en diferentes coyunturas econรณmicas y polรญticas de la vida nacional, a lo largo del tiempo y sin perder actualidad y pertinencia. Ligada en sus comienzos al nacionalismo revolucionario del siglo pasado, gran parte de su labor fue realizada por un grupo selecto de investigadores nacionales y extranjeros y se plasmรณ desde 1964 en una especie de templo laico de la mexicanidad: el Museo Nacional de Antropologรญa. Es por ello y por la gran diversidad de proyectos e ideas distintas que conviven en su interior que el INAH se convirtiรณ en uno de los pilares necesarios, ya no de aquella conciencia criolla del pasado colonial, o de los nacionalismos posteriores a la independencia y la revoluciรณn, sino de una naciรณn entera y diversa, que es ahora reconocida por ley como pluriรฉtnica y multicultural, con instituciones oficiales y autรณnomas creadas dificultosamente en la lucha por la democracia iniciada desde 1968 โy que, dicho sea de paso, ahora se encuentran igualmente amenazadas.
Es cierto que los anteriores gobiernos restringieron la polรญtica cultural, bajo la idea generalizada de que el gasto en cultura era prescindible, o en base a presupuestos que eran sujetos a intensas negociaciones. Pero la nueva administraciรณn, en aras de una pretendida โausteridadโ, ha decidido unilateralmente fuertes recortes en la educaciรณn, la ciencia, el arte y la cultura, trasladando el gasto asignado a proyectos clientelares, a la militarizaciรณn sin precedentes del paรญs, al agujero negro de Pemex y a los grandes proyectos ilusorios del Sureste: un corredor transรญstmico, un tren en la selva y una refinerรญa en un pantano. Ante el tamaรฑo de la provocaciรณn, es muy difรญcil emprender hoy la defensa de una instituciรณn que pertenece al pueblo de Mรฉxico sin el estigma de ser llevado al terreno polรญtico y acusado de โconservadorโ, lo cual dificulta que la actual amenaza pueda revertirse. El INAH, sin embargo, merece ser escuchadoโฆ ยฟHay alguien ahรญ?
–Antonio Garcรญa de Leรณn
Sobre la agresiรณn presupuestal al INAH
Me apena la agresiรณn presupuestal del gobierno de Mรฉxico contra el Instituto Nacional de Antropologรญa e Historia y las instituciones culturales del paรญs. Me duele de manera particular el golpe al INAH, donde llevo mรกs de cuarenta aรฑos trabajando como investigador de la Direcciรณn de Estudios Histรณricos y profesor en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia. Trabajar en el INAH ha sido un privilegio enorme porque representa poder dedicar todo mi tiempo y esfuerzo a mi pasiรณn, que es el estudio de Mรฉxico y su historia, y hacerlo en la mรกs noble de las instituciones, en la que la historia se fusiona con la antropologรญa, la arqueologรญa, la lingรผรญstica, la conservaciรณn, la museografรญa y disciplinas afines, para realizar las funciones sustantivas del INAH, que son la conservaciรณn, el estudio y la difusiรณn del patrimonio cultural de Mรฉxico, lo cual realiza a nivel nacional, con centros regionales en cada uno de los estados del paรญs.
Mis aรฑos de trabajo me han dado el privilegio de trabajar con investigadores de primera en estos campos, del INAH y de otras instituciones, todos hermanados por la pasiรณn de comunicar el amor por nuestro ser, pasado y presente (con un pasado tan presente, como lo vio Octavio Paz), para conocernos como somos y tratar de ser mejores.
Fundado hace mรกs de ochenta aรฑos, el INAH es una instituciรณn fundamental para nuestra identidad y respeto propio como mexicanos. Es difรญcil entender por quรฉ el gobierno se empeรฑa en atacarla, junto a tantas otras universidades e instituciones culturales y educativas. Las restricciones que impone la pandemia parecen la ocasiรณn que se presentรณ โcomo anillo al dedoโ para realizar estos recortes, porque el dinero que se hubiese podido gastar de manera positiva en cultura, educaciรณn, salud y seguridad, se estรก desperdiciando en los megaproyectos del aeropuerto, la refinerรญa y el tren โcarรญsimos, daรฑinos e ineficientes, si es que alguna vez se concluyenโ y en comprar votos.
Es triste y preocupante este ataque del gobierno a los cientรญficos, y tambiรฉn a los periodistas, los mรฉdicos, las mujeres, los ecologistas, los empresarios, las voces sensatas. Parece un asalto a la razรณn, a la inteligencia. Ojalรก todavรญa fuera tiempo para el gobierno de revertir la agresiรณn a las instituciones culturales y de dialogar con los mexicanos, de dejar de confrontarlos, pues solo a travรฉs del diรกlogo riguroso, informado, libre, respetuoso y amistoso entre todos se podrรกn comprender y tal vez resolver nuestros problemas, que ya antes de la pandemia y del gobierno actual eran graves y difรญciles, en Mรฉxico y en el conjunto del planeta, y ahora han empeorado.
-Rodrigo Martรญnez Baracs
(Burdeos, 1948) es un reconocido historiador, especialista en el estudio del Mรฉxico prehispรกnico.