Cuando habían pasado menos de diez días de mi llegada a Los Ángeles viví una breve experiencia que me reveló mucho de lo que tendría que aprender sobre la audiencia hispana en Estados Unidos. Mi esposa, mi hijo y yo estábamos sentados en un pequeño restaurante cercano al departamento que rentábamos. Nuestro mesero, un tipo bien parecido de alrededor de 25 años, detectó nuestro acento y quiso saber de dónde veníamos. Al decirle que recién habíamos llegado de la Ciudad de México se le iluminó el rostro. En español, nos platicó que, décadas atrás, su propia familia había venido a California desde Jalisco. Sus padres habían llegado sin hablar inglés. Él había nacido a los pocos años, con la familia ya instalada en el sur de Los Ángeles. Acto seguido, me preguntó a qué me dedicaba. Aunque aún no había comenzado mi nuevo empleo en Univisión, le dije que trabajaba en la televisión en español como periodista. Previsiblemente, quise saber si tenía la costumbre de sintonizar el canal 34, donde, desde hace 50 años, se puede encontrar la señal local de Univisión en el sur de California. Su respuesta me pareció reveladora. “Mis padres y mis abuelos siempre ven Univisión”, me dijo, complacido. “¿Y tú?”, insistí. En ese momento, sin titubear, cambió al idioma inglés para decirme: “No, no. I watch HBO”.
Ese es el reto principal que enfrentan los medios hispanos en este momento en Estados Unidos.
Muchos medios en español gozan de perfecta salud acá. Algunos, como la propia Univisión, atraviesan por un periodo inédito de bonanza. Durante julio, por ejemplo, Univisión superó por primera vez en la historia a todas las otras cadenas de televisión del país. Eso quiere decir que más gente vio la televisión en español durante julio que cualquiera de las otras señales en inglés.
Pero el éxito actual de Univisión no elimina el desafío que describía mi amigo el mesero. Lo cierto es que un segmento muy importante de la audiencia hispana está abandonando poco a poco los medios en español para, en cambio, entretenerse e informarse en inglés. El fenómeno tiene una explicación demográfica muy sencilla. Desde hace al menos una década, la migración circular entre Estados Unidos y México se ha reducido, alentando como nunca antes la asimilación cultural. Si a eso sumamos la reducción de la llegada de nuevos inmigrantes a Estados Unidos, el resultado es evidente: la comunidad hispana está formada cada vez más por jóvenes nacidos y criados aquí y cada vez menos por inmigrantes cuya principal referencia cultural y afectiva no es Estados Unidos sino sus respectivos países de origen. Es natural que a esos jóvenes les interese mucho más ver HBO que la programación tradicional de los canales de televisión, las estaciones de radio o hasta los diarios en castellano, que se concentran en la agenda hispana y, en muchos casos, en ofrecer guía y ayuda para los recién llegados. Aun así, no hay que confundir la asimilación con el desapego: nada de esto implica que estos “hispanos asimilados” hayan perdido la capacidad de vincularse con sus orígenes culturales y sociales. Todo lo contrario. Podrán buscar contenido mediático en inglés, pero mantienen vivos los nexos con la cultura con la que crecieron. Son, en suma, producto perfecto de un mestizaje social y cultural. Diversos estudios han concluido que esta nueva audiencia manifiesta un orgullo muy singular y quizá inédito por sus tradiciones más originales. No hay vergüenza alguna de ser latino; hay aspiración a serlo, incorporando también los hábitos de consumo cultural de la sociedad estadunidense, a la que pertenecen.
Los medios de comunicación en Estados Unidos han tratado de atender el desafío de distintas maneras. Algunos han apostado por la diversidad en el personal que contratan. Otro más, por hablar de la agenda hispana en inglés, pensando que se trata solo de un asunto de idioma (“hablémosles de lo mismo, solo que en el idioma que prefieren”). Univisión, por su parte, planea responder con un nuevo canal de televisión cuya programación definitiva se anunció la semana pasada. Se llamará “Fusión y será un esfuerzo conjunto con la cadena estadounidense ABC. Fusión (donde tendré el privilegio de tener un espacio) tiene como misión principal responder no solo a esa nueva audiencia hispana, sino también darle un foro a aquellos que pertenecen a la ‘generación del milenio’, conocida por su ‘idealismo cívico y perspicaz pragmatismo’”, de acuerdo con Mike Hais y Morley Winograd, dos de los expertos más notables en teoría de generaciones en Estados Unidos.
La apuesta doble de Univisión y ABC es valiente, pero es también la única posible dado el escenario mediático en este país. Alguna vez le oí decir a un colega que cuando la audiencia evoluciona solo quedan dos tipos de medios de comunicación: los que cambian con ella… y los que desaparecen. Univision lo entendió a tiempo y ya con eso ha ganado mucho.
(Milenio, 3 agosto 2013)
(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.