Juzgar Lolita por su portada

No tenemos que elegir una portada definitiva, pero sรญ es nuestra labor observar y comprender las transformaciones que los libros sufren, cosas vivas como son, dentro de sus pรกginas y fuera de ellas.
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El debate sobre quรฉ debemos hacer con la obra artรญstica de los hombres que han cometido algรบn tipo de abuso desatรณ una gran controversia, por decir lo menos. Algunos alegan que hay que separar al creador de su obra y seguir disfrutรกndola como si nada, pero otros, para quienes el artista y su arte son la misma cosa, repudian dicha obra e incluso llaman a boicotearla โ€“si la persona vive, para que no obtenga beneficios econรณmicos de nuestro consumo. ยฟEstamos listos realmente para desechar sin mรกs las pelรญculas de Woody Allen y Roman Polanski, el genio cรณmico de Bill Cosby o Louis CK, las actuaciones de Kevin Spacey? Puede ser. Pero la cuestiรณn tiene consecuencias que van mรกs allรก de estos casos recientes. ยฟQuรฉ quedarรญa de ese amasijo al que llamamos cultura si le amputamos, cual extremidad engangrenada, el arte del patriarcado, esa fina membrana que ciรฑe al ejercicio del poder?

Al centro de esta querella estรก Lolita, la novela mรกs celebrada de Vladimir Nabokov y una de las obras que mรกs ha abonado a la discusiรณn sobre las representaciones de gรฉnero en el arte. En parte por la dificultad que implica capturar la complejidad psicolรณgica de su trama en una imagen, el caso especรญfico de las mรกs de 200 portadas que se han usado para sus distintas ediciones da mucho material de anรกlisis. La dimensiรณn sexual del libro estuvo en primer plano, tanto desde el punto de vista literario como grรกfico, desde 1955, cuando se publicรณ por primera vez en una editorial parisina especializada en literatura erรณtica, The Olympia Press. Pero Lolita no siempre fue Lolita: segรบn el acadรฉmico Stephen Blackwell, el mismo Nabokov, preocupado por su reputaciรณn, se negรณ rotundamente a que en la portada apareciera la imagen de una niรฑa de carne y hueso.

Sin embargo, aรฑos despuรฉs, cuando el รฉxito y la polรฉmica de la novela rebasaron a su autorโ€”en parte como efecto de la pelรญcula de Kubrick en 1962โ€”Nabokov se desentendiรณ del tema y levantรณ el veto, o el veto se levantรณ tรกcitamente. Fue por entonces que la fotografรญa utilizada para promocionar la pelรญcula, en la que aparece Sue Lyon con lentes obscuros en forma de corazรณn chupando una paleta de caramelo, se hizo tan famosa que, en tรฉrminos de reconocimiento popular, se volviรณ mรกs importante que la novela misma e incluso que la pelรญcula (ni los lentes ni la paleta aparecen en la pelรญcula, por ejemplo, pero todo mundo sabe que la niรฑa de la imagen es Lolita).

A partir de entonces, las portadas de Lolita se han mantenido mรกs o menos parejas en su tono, dotando al libro de un imaginario de niรฑas en poses sugerentes y de alusiones sexuales, algunas mรกs obvias que otras. La tendencia generalizada ha sido a considerar que la historia que narra es un apasionado romance (Vanity Fair incluso publicรณ una reseรฑa en la que la describe como โ€œla รบnica historia de amor convincente de nuestro sigloโ€), y esta visiรณn hipersexualizada de la obra ha permeado a tal punto en la cultura popular que el hecho de que Lolita, en el libro, no es una seductora adolescente de 16 aรฑos, sino una niรฑa de 12 secuestrada y abusada durante aรฑos por un violador serial ha quedado borrado del mapa.

Recientemente, Anagrama abonรณ a la polรฉmica con la presentaciรณn de una nueva portada diseรฑada por la ilustradora coreana Henn Kim, una joven artista feminista. En la imagen, vemos por primera vez a una Lolita que sufre, agachada, con una llave metรกlica atravesรกndole el cuerpo. Se trata de una interpretaciรณn que, si bien no es la mรกs popular, estรก tan presente en el libro que Humbert mismo expresa remordimiento ante sus acciones: โ€œFui un monstruo de degeneraciรณn pentapolitana, pero te amรฉ. Fui despreciable, brutal, infame, y todo, mais je tโ€™aimais, je tโ€™aimais. Y habรญa veces que me daba cuenta de cรณmo te sentรญas, y saberlo era un infierno, mi pequeรฑa. Lolita, niรฑa, valiente Dolly Schillerโ€. Si, como escribiรณ Walter Benjamin, la barbarie estรก en la base de toda gran obra de arte, ยฟcรณmo representar una obra asรญ sin caer en la justificaciรณn de ese abuso pero tampoco en la mojigaterรญa?

ยฟEs Lolita un โ€œhomenaje a las ninfasโ€, como la llama Roberto Calasso, o la historia de un pedรณfilo cรญnico que se sale con la suya? Ni una ni otra. Acaso la portada ideal para un libro como รฉste no existe, en tanto que para representar debidamente la textura de un trama asรญ es necesario considerar la combinaciรณn de todas las portadas que se han hecho hasta ahora. En su ensayo โ€œLos hombres me explican Lolitaโ€, Rebecca Solnit habla de cรณmo el canon literario occidental estรก lleno de historias sobre mujeres que les han sido arrebatadas a las mujeres mismas al poner a los hombres en primer plano, historias que no solo no contemplan las experiencias femeninas, sino que pintan momentos de crueldad y degradaciรณn hacia las mujeres como actividades emocionantes que uno puede hacer, actos de arrojo y rebeldรญa como los de Humbert.

Con esto no quiero decir que no hay que leer Lolita. Todo lo contrario: hay que leerla mรกs, leerla y releerla echando mano de cosas que sabemos o intuimos los lectores de hoy y que antes pasaban desapercibidas. Si la portada de un libro debe responder al espรญritu de su tiempo, la de Kim lo hace con รฉxito al abrir el debate sobre las representaciones del personaje de Lolita y obligarnos a ejercitar un sentido crรญtico que pone el bienestar de las mujeres al centro de la discusiรณn. Los tiempos cambian, por fortuna, y exigen nuevas formas de percibir la realidad. No tenemos que elegir una portada definitiva, pero sรญ es nuestra labor observar y comprender las transformaciones que los libros sufren, cosas vivas como son, dentro de sus pรกginas y fuera de ellas.

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(Ciudad de Mรฉxico, 1984). Estudiรณ Ciencia Polรญtica en el ITAM y Filosofรญa en la New School for Social Research, en Nueva York.ย Esย cofundadora deย Ediciones Antรญlopeย yย autora de los libros Las noches sonย asรญย (Broken English, 2018), Alberca vacรญaย (Argonรกutica, 2019) y Una ballena es un paรญs (Almadรญa, 2019).


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