Para Claudia Sheinbaum, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México no ha sido una prioridad de gobierno desde el punto de vista presupuestal. Durante su campaña, prometió que duplicaría a partir del primer año de su gestión los recursos para el sector, que en 2018 ascendió a 767 millones de pesos. No obstante, el monto aprobado para 2019 fue de 924.3 millones, un aumento de solo 20.5%. Aunque la cifra para 2020 subió a mil 437.2 millones, hubo un subejercicio de 32% que fue destinado a la pandemia, lo que ajustó los recursos a 977.7 millones. En 2021, la cifra descendió otra vez, a 892.1 millones. Este 2022 habrá un leve incremento, a 910 millones. El presupuesto, entonces, ha aumentado apenas en 18%, lejos de lo prometido para hace cuatro años.
Tampoco le resulta prioritaria desde el punto de vista político. El primer titular fue Alfonso Suárez del Real, su jefe de campaña. Dos años después, el 28 de julio de 2020, lo nombró secretario de Gobierno. Guadalupe Lozada León, directora de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural quedó como encargada del despacho. Sheinbaum se tomó entonces cinco meses para nombrar, el 17 de diciembre, a Vanessa Bohórquez como la nueva titular. Llegaría a aportar ese “ímpetu que siempre le da la juventud y su experiencia en la promoción cultural va a ser muy importante”, aseguró la jefa de gobierno. Pero el día del anuncio quedó claro que Bohórquez estaría acotada. El resto del equipo se quedaba tal cual, avisó Sheinbaum. Es decir, el equipo que dejó Suárez del Real.
Un año y dos meses después, el pasado 1 de febrero, fue relevada de mala manera. El lacónico boletín reportó sin miramientos: Vanesa Bohórquez “deja la Secretaría de Cultura”. No se le brindó la oportunidad del protocolo fotográfico que se estila: la saliente, y la entrante, a los costados de quien decide sobre sus destinos laborales. Tampoco, a la usanza de la picaresca nacional, la Renuncia por motivos de salud, como establece la clásica cinta de Ricardo Baledón de 1976, basada en el guion de Josefina Vicens y Fernanda Villeli. Su despido parece haberse inspirado más bien en Playa azul, de Alfredo Joskowicz, de 1991, inspirada en la obra de teatro de Víctor Hugo Rascón Banda. Tal como en la obra del dramaturgo –autor a la vez del guion–, dejaron de tomarle las llamadas para que acabara de enterarse de su cese por las noticias.
Bohórquez tuvo bajo perfil mediático desde su nombramiento, a lo largo de 2021, el año de las decepcionantes conmemoraciones, y hasta su remoción. El funcionario que a lo largo del año pasado salió a justificar, junto con la jefa de gobierno, la remoción ilegal del conjunto escultórico de la glorieta Colón, fue Suárez del Real. El anuncio del consejo encargado de las actividades conmemorativas de la Ciudad de México lo hizo Suárez del Real. En aquello que para Sheinbaum era importante, la ficción del año lunar para justificar los 70 años de la fundación de Tenochtitlán, el autor intelectual, o coautor junto con Sheinbaum, fue Suárez del Real. En los dos proyectos culturales más importantes para la agenda política de la precandidata a la presidencia de México, la maqueta del Templo Mayor y la Fiesta del Día de Muertos, no participó.
La exsecretaria no figuró en el proyecto de las maquetas que evocarían los templos ceremoniales de Tenochtitlán. El anuncio del 28 de julio corrió a cuenta de su predecesor. Al final, el proyecto se limitó a la recreación del Templo Mayor, cuya ejecución y negocio Sheinbaum puso a disposición de OCESA. Eso sí, para explicar que la compañía de espectáculos no recibiría ningún pago, sino que cubriría los costos a cambio de la deducción de impuestos, enviaron a Bohórquez y no a Suárez del Real, aunque fue él quien, como secretario de Cultura, suscribió, el 4 de marzo de 2019, el convenio con la empresa. Suárez del Real aprobó que OCESA no tuviera la obligación de hacer un desglose de gastos.
OCESA habría deducido hasta una cifra que ronda los 18 millones: 16 millones por la maqueta de triplay, más 1.7 millones por el show de luz y sonido. Ese 2021, el Museo del Templo Mayor contó con un presupuesto anual por parte de la Federación de 530 mil pesos, el 3% del monto con el que el gobierno de la capital benefició a OCESA por el adefesio que exhibió durante un mes. Entre otros eventos que organiza en la Ciudad de México se encuentran la Fórmula 1, la NFL, la NBA y Corona Capital. A través de la deducibilidad de impuestos, OCESA se ha beneficiado durante los últimos 15 años. Entre 2006 y 2017, los gobiernos de Miguel Mancera y Marcelo Ebrard condonaron impuestos a la empresa por un total de mil 29 millones. Justo por el monto de tales operaciones, la Secretaría de Cultura ha sido hecha al margen de eventos de esta naturaleza, para ejercerlas por otros conductos.
Tampoco Sheinbaum acudió a Bohórquez para el desfile de la Fiesta de Muertos de 2021, que quedó bajo la responsabilidad del entonces Fondo Mixto de Promoción Turística, extinto el pasado 30 de septiembre. El contrato fue otorgado por asignación directa al productor Alejandro Gou, amigo de la entonces directora general del Fondo, Paola Félix, quien recibió un pago de 22.6 millones por la organización. El 6 de noviembre, Félix y Gou viajaron juntos a Antigua, Guatemala, a la boda entre Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, y Carla Humprhey, consejera electoral. Nieto renunció por las críticas del Ejecutivo a la ceremonia nupcial, que calificó de ostentosa. Félix también, aunque no se le ha investigado por lo que parece un conflicto de interés.
El Consejo Asesor de Cultura, anunciado por la jefa de gobierno el pasado 7 de noviembre, quedó asimismo fuera del área de Bohórquez. Lo integran Luis de Tavira, Jesús Ochoa, Damián Alcázar, Horacio Franco, Humberto Musacchio, Dolores Heredia, Francisco Pérez Arce, Armando Bartra, Gabriela Cámara, Leonel Durán, Coral Revueltas, Lorena Elizabeth Hernández y, naturalmente, la esposa de Taibo II, Paloma Saiz, directora de la asociación Brigada Para Leer en Libertad, que tiene bajo su custodia la Feria del Libro del Zócalo, también fuera de la órbita de Bohórquez. El consejo fue anunciado como un “actor preponderante”. No se sabe todavía de qué se ocupará con exactitud. En el contexto del predestape de los candidatos de Morena realizado por el Ejecutivo, el anuncio del consejo se perfilaría como un acto de precampaña de Sheinbaum para acercarse a diversos sectores de la comunidad cultural.
La aparición más visible de la exsecretaria de Cultura fue el 16 de marzo de 2021, tres meses después de su nombramiento, para acompañar a Loredana Montes López, titular del Fideicomiso del Centro Histórico, en el anuncio de la “rehabilitación” de la zona. La actividad de más relevancia, la inauguración del Museo de Sitio Huey Tzompantli, que incluye la plataforma de sacrificios y la torre circular de 119 cráneos en ofrenda a Huitzilopochtli, nunca ocurrió. La anunció también Sheinbaum, el 20 de noviembre de 2020. Finalmente, el INAH aceptó, el 15 de agosto de 2021, que aún no concluían ni la rehabilitación de las ventanas arqueológicas ni se contaban con las condiciones adecuadas para la conservación de los cráneos.
Luego de la derrota electoral de Morena, el 6 de junio de 2021, en la Ciudad de México, Suárez del Real fue sustituido el 15 de julio de la secretaría de Gobierno por Martí Bartres, aunque Sheinbaum lo arropó como su jefe de oficina. Desde esa fecha, su protagonismo se eclipsó. Medio año más tarde, el 19 de enero de 2022, el presidente de México lo anunció como el nuevo titular en la Oficina de Enlace de México en Estrasburgo, Francia, a la espera de que reciba el beneplácito. En tal posición cobraría un sueldo de 9 mil 810.89 euros, 226 mil 823 pesos para coordinar a los cuatro funcionarios bajo su responsabilidad. En tanto, Bohórquez quedó fuera de la administración de la Ciudad de México. Su sucesora, Claudia Curiel de Icaza, tendrá una ventaja: Suárez del Real estará en otro continente. El resto seguirá igual.
La política cultural de la capital del país continuará siendo otro accesorio por lo que resta del sexenio.
Es autor del libro digital 80 años: las batallas culturales del Fondo (México, Nieve de Chamoy, 2014), de Política cultural, ¿qué hacer? (México, Raya en el Agua, 2001, y de La palabra dicha. Entrevistas con escritores mexicanos (Conaculta, 2000), entre otros. Ha sido agregado cultural en las embajadas de México en la República Checa y Perú y en el Consulado General de México en Toronto.