Imagen: Andrew Campbell/Flickr

Novak Djokovic, el Ășltimo de los grandes

QuizĂĄ estemos siendo testigos del final de los grandes dominos en el tenis masculino. Federer tiene unos cuantos años mĂĄs, Nadal lo mismo; el serbio Novak Djokovic es el Ășltimo de estos titanes.
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DespuĂ©s de perder en cuartos de final  de Roland Garros ante Marco Cecchinato, Novak Djokovic afirmĂł que necesitaba pensar seriamente si le convenĂ­a participar siquiera en la gira de hierba. No se encontraba fĂ­sicamente bien y su cabeza seguĂ­a estancada despuĂ©s de dos años sin ganar un solo torneo grande. Tan solo cinco meses despuĂ©s, tras su victoria en semifinales de las Nitto ATP Finals contra Kevin Anderson, el sudafricano manifestĂł que Djokovic “estaba jugando el mejor tenis de su carrera”. De estar fuera del top 20 habĂ­a pasado a ser el nĂșmero uno del mundo. En medio, la final de Queen’s, los tĂ­tulos en Wimbledon, Cincinnati, US Open y Shanghai, mĂĄs la final en ParĂ­s-Bercy.

Si esto ya debería obligarnos a mostrar prudencia acerca de los cambios que puede sufrir la carrera de un jugador incuso a cortísimo plazo, a las 24 horas de la exhibición ante Anderson, Djokovic caía en la final del torneo ante Alexander Zverev, la eterna promesa del tenis noventero. Caía en dos sets, ante un rival que llegaba al torneo en bajísima forma y dentro de su propio mar de inseguridades, y después de ceder su servicio hasta en cuatro ocasiones, cuando en el resto de la semana no había enfrentado ni una bola de break en contra.

Algo puede decirse ya del tenis actual y es un vaticinio peligroso pero a la vez optimista: se acabaron las dictaduras. Sin duda, tendremos Djokovic para rato, igual que tendremos puntualmente a Federer durante un año o dos mĂĄs o a Nadal dominando en la tierra batida hasta que su cuerpo y su mente digan basta. Pero “la dictadura” de los tres grandes, una dictadura que lleva asolando el circuito durante quince años ya con las Ășnicas amenazas de Andy Murray o Stan Wawrinka, parece estar tocando a su fin.

Y es que Djokovic, que estĂĄ llamado por edad a ser el Ășltimo de estos dictadores, ni estĂĄ jugando el mejor tenis de su carrera ni tiene tan cerca como Ă©l cree ganar seis grandes mĂĄs. Su regreso a la Ă©lite ha sido abrumador, por supuesto, pero hasta cierto punto inconsistente: el mejor Djokovic no habrĂ­a perdido las finales de ParĂ­s y Londres de forma tan abrumadora y ante rivales en principio menores como Karen Khachanov o el citado Zverev. ÂżSigue siendo el mejor tenista del circuito? Sin duda. Su versatilidad –domina tierra, hierba, pista dura y pista indoor casi al mismo nivel- le hace gran favorito a cualquier tĂ­tulo y basta con ver su trayectoria desde 2011, cuando cambiĂł su dieta por una intolerancia al gluten, para echarse a temblar: 5 Australian Opens, 1 Roland Garros, 4 Wimbledons y 3 US Opens.

Puede que ya no tenga que batallar contra el pasado –Nadal, como siempre que vuelve tras una lesiĂłn, serĂĄ una incĂłgnita a sus 32-33 años y Federer, pese a la brillantez de alcanzar diez semifinales del circuito en trece torneos disputados, va ya a por los 38, una edad imposible- pero el futuro le acecha. No creo que Zverev estĂ© preparado para arrebatarle el nĂșmero uno del mundo, pero deberĂ­a ir recortando distancias. Sin duda, Djokovic seguirĂĄ ganando torneos pero ya no los ganarĂĄ todos. SeguirĂĄ perdiendo finales igual que ahora Federer pierde semifinales. A Zverev se unirĂĄ el citado Khachanov pero tambiĂ©n Daniil Medvedev o el vasco-australiano Alex de Miñaur.

La generaciĂłn de finales de los 90 tardarĂĄ un tiempo aĂșn en tomar el control pero digamos que ya no vivirĂĄ completamente subyugada y ajena a los grandes trofeos, como le sucediĂł a la de Goffin, Raonic, Nishikori y compañía. Salvo lesiĂłn, Nole conseguirĂĄ mantener su estatus frente a Rafa y Roger. Ha sido mejor que ellos casi cada uno de los Ășltimos siete años, con las excepciones de 2013, el mejor año de Nadal en mucho tiempo, y de 2017, cuando el codo le impidiĂł competir en condiciones. Ahora bien, ÂżconseguirĂĄ conservar ese estatus frente a los reciĂ©n llegados? Durante un tiempo, eso seguro, pero, ÂżcuĂĄnto tiempo? Las dos Ășltimas derrotas dejan claro que ni el serbio es imbatible como lo fue durante 2014, 2015 o la primera mitad de 2016 ni los chavales le tienen el respeto reverencial que sĂ­ han tenido demasiados tenistas durante demasiados años.

Es imposible hablar del presente, y con el presente me refiero a los próximos 3 o 4 grandes torneos. Los ejemplos citados al principio del artículo deberían bastar. Ahora bien, el futuro ya pertenece a otros jugadores y la buena noticia es que el futuro se acerca a pasos agigantados. Disfrutemos, mientras, de todo lo que nos puedan dar estos tres genios del deporte, encabezados de momento por el serbio. Tiene entre ceja y ceja los 20 Grand Slams de Federer y no llegará
 pero puede que se quede cerca. Solo eso ya serían palabras mayores.

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(Madrid, 1977) es escritor y licenciado en filosofía. Autor de varios libros sobre deporte, lleva años colaborando en diversos medios culturales intentando darle al juego una dimensión narrativa que vaya mås allå del exabrupto apasionado.


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