El pasado mes muriรณ Stanley Cavell, una de las mentes mรกs integradoras de la cultura y el pensamiento de mediados del siglo XX. Este hijo de inmigrantes judรญos naciรณ en Atlanta en 1926 y comenzรณ a filosofar hacia 1969 โprincipalmente entre las Universidades de California y Harvard como profesor de รtica y Estรฉticaโ, y no dejรณ de hacerlo hasta hace pocas semanas.
Cavell entendiรณ la filosofรญa como esa necesidad humana primaria y permanente de bรบsqueda de sentido. Dedicarse a la filosofรญa era poder “pensar sin distracciones sobre cosas que los seres humanos ordinarios no pueden dejar de pensar”. Asรญ abriรณ sus puertas de una manera inusualmente popular y hermosamente eclรฉctica. La ejerciรณ como una actividad diversa y democrรกtica que no puede limitarse a la academia, y que naturalmente se extiende a todos los aspectos de la cultura.
Comenzรณ buceando en los apuntes de investigaciones filosรณficas de Wittgenstein, y en 1979 publicรณ The Claim of Reason: Wittgenstein, skepticism, morality and tragedy. Su filosofรญa se sitรบa en la corriente analรญtica, aunque pensadores de ambas corrientes seรฑalan que mantuvo un diรกlogo constante y una vocaciรณn integradora con la filosofรญa continental. De esta forma, siempre tratรณ de curar o aliviar con sus trabajos esa gran grieta de la filosofรญa contemporรกnea.
Tras sus primeros trabajos, enseguida abriรณ su campo a otros lugares, otros lenguajes y otras sensibilidades que atravesaban la cultura popular, la sociologรญa y la polรญtica. Se dedicรณ a temas y expresiones tan lejanas y cercanas como la comedia romรกntica shakesperiana, el melodrama moderno, el jazz, la screwball comedy, entre otros, con el fin de buscar una explicaciรณn a las fisuras รฉticas y estรฉticas de la sociedad estadounidense que le tocรณ vivir. Cavell desafiรณ las tradiciones y estructuras acadรฉmicas, al no adscribirse ni a los formatos ni a los gรฉneros habituales del canon filosรณfico, para intentar encontrar otras armonรญas en el poliรฉdrico pensamiento actual. Asรญ dio alas a la filosofรญa a travรฉs de la literatura, la poesรญa o la mรบsica, encontrando ahรญ mejores reflejos de significado, o atisbos de significado mรกs bien, para aquellos problemas “inconmesurables” de la existencia.
Cavell intentรณ seguir una idea muy simple: โlo que es verdad para ti en tu corazรณn privado es verdad para todos los hombresโ. Para รฉl, prestar atenciรณn a lo que a cada uno le importa es un requisito previo para pensar seriamente. Y lo practicรณ radicalmente y animรณ a hacerlo a todos y cada uno de los ciudadanos como algo esencial en la disciplina individual, el compromiso social y como condiciรณn indispensable para la bรบsqueda de la felicidad.
Precisamente en Pursuits of happiness: The Hollywood comedy of remarriage (1981) โprobablemente su obra mรกs conocidaโ, Cavell explora y ejemplifica esta idea a travรฉs de las comedias mรกs doradas de los aรฑos dorados del cine. Pero tambiรฉn podemos encontrar continuidad en otros escritos, conferencias y reflexiones en torno a ideas y figuras tan dispares como Wittgenstein, Katharine Hepburn, Platรณn, Thoreau, Frank Capra, Kierkegaard, Samuel Beckett o Lady Macbeth.
Cavell creรญa que una democracia florece รบnicamente cuando cada persona, en su รกmbito personal, no solo tiene la libertad de abrazar, desarrollar y expresar sus gustos y aspiraciones idiosincrรกsicas, sino tambiรฉn los medios para hacerlo.Y, al mismo tiempo, honrar asรญ los gustos y aspiraciones de sus conciudadanos y de esta forma permanecer abiertos a la posibilidad de nuevas versiones de sรญ mismos. Ademรกs, seรฑalรณ la imperiosa necesidad de medir la adecuaciรณn de un gobierno por su capacidad de apoyar esta visiรณn del florecimiento humano.
Esta lecciรณn tiene consecuencias polรญticas, nos dice Cavell, porque implica que pensar es una actividad que no podemos delegar en otros. Y si lo llevรกsemos natural y gozosamente a cabo, serรญamos mucho mรกs fuertes y lรบcidos contra los peligros de esta รฉpoca de posverdades, mentiras, deformaciones y demรกs demencias mediรกticas de la era Trump. Puesto que, tal y como nos explicaba, el รบnico antรญdoto contra esta tรณxica situaciรณn es crear las condiciones sociales que permitan a cada ciudadano promover y perseverar en la tarea socrรกtica de conocernos a nosotros mismos.
Cavell es una voz imprescindible para recordarnos y ayudarnos a reconocer nuestras propias rutas de sentido y de pasiones como imperativo vital y como responsabilidad colectiva. รl reclama la atenciรณn de cada uno sobre sus propios valores y virtudes, reconociendo tambiรฉn entre ellos la vergรผenza, el dolor o las contradicciones. Y lo hace de una manera particularmente hermosa a travรฉs de las partituras caรณticas del jazz, el absurdo el hombre y la mujer contemporรกneos en las comedias de Hollywood o las lรกgrimas jamรกs vertidas del melodrama moderno.
Es incontestable que Cavell ha sido una de las voces mรกs lรบcidas contra la angustiosa y pesimista fragmentaciรณn posmoderna y el escepticismo moral. Pero ha sido uno de los pensadores mรกs leรญdos de los รบltimos tiempos por algo mรกs importante. Todo su encanto, y su profundidad, radica en la vuelta hacia una bรบsqueda de la felicidad en lo diario, personal y posible. Cavell se confรญa a lo pequeรฑo, a los gestos cotidianos de un plano detalle, el cambio de melodรญa en una improvisaciรณn. A una o dos palabras radicales. Y ahรญ reconcilia casi todos los significados perdidos.
Paula Ortiz es directora de cine y guionista. En 2015 dirigiรณ La novia, y estรก preparando una adaptaciรณn de la historia de Barba Azul.