Foto: Alejandra Carbajal

Tras el sismo: qué leer

Circula información en redes que ha servido para llevar atención a los temas más urgentes provocados por el sismo. Para este fin de semana, ofrecemos una selección de enlaces que contienen análisis y testimonios seleccionados por la redacción.
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Bajo el hashtag #Verificado19s, distintas empresas y organizaciones alimentan en tiempo real un mapa colaborativo. Quien cuente con información verificada y actualizada, puede incorporarla llenando formularios (en el enlace) sobre edificios dañados, centros de acopio y albergues en la Ciudad de México, Puebla y Morelos.   

A través de un blog abierto, habitantes de toda la ciudad comparten qué vieron, qué hicieron, qué sintieron y qué pensaron durante el sismo y días después. Se trata de un ejercicio de memoria colectiva con fines terapéuticos y culturales para sanar las heridas del 19 de septiembre. 

“El terremoto es sorpresivo, viene rompiendo de abajo hacia arriba como un vómito. Su latigazo breve y fulminante tiene la forma de un haikú”. Carlos Manuel Álvarez relata su experiencia durante el sismo y las horas posteriores.

Mientras la vida en la Ciudad de México poco a poco vuelve a la normalidad, la vida en Jojutla, Morelos nunca volverá a ser la misma. Los testimonios de quienes perdieron todo en menos de dos minutos están plasmados en este artículo del New York Times. Una muestra de la destrucción y el desamparo al que han quedado expuestos cientos de personas.

No está de más repetirlo: la magnitud de un sismo “mide la energía liberada en el epicentro del sismo, mientras que la intensidad mide la manera en que esta energía se libera a través del subsuelo”. Es por ello que, aunque se trató de un sismo de magnitud menor al de 1985, el del pasado martes tuvo niveles de intensidad superiores, según datos del Instituto de Ingeniería de la UNAM, que explica bien esta nota.

Científicos del laboratorio de propulsión a chorro de la NASA y de Caltech utlizaron imágenes satelitales para determinar el daño al terreno que causó el sismo. El resultado de su análisis de las imágenes (InSAR) previas y posteiores al fenómeno se traduce en un mapa que después se comparó para validar con el mapa colectivo sobre los daños causados por el fenómeno en Google Maps.

En la revista de divulgación científica de la UNAM comentan una investigación que esclarece lo que muchos sospechan: la corrupción es agente mortal en los sismos. En el texto breve, Martha Dunhe refiere el artículo de Nicholas Ambraseys y Roger Bilham, publicado en 2011 en la revista Nature, en el que analizan el traslape de dos datos: la percepción de corrupción y lo mortífero de los terremotos en distintos países. Entre los resultados que arroja el análisis de los autores está que el 83 por ciento de las muertes provocadas por los sismos en las últimas tres décadas ocurrieron en países pobres que son más corruptos de lo que uno podría esperar por su ingreso per cápita.

Es difícil imaginar cómo habrían transcurrido las labores de rescate y remoción de escombros, así como de apoyo a las personas afectadas por el sismo, sin la participación enérgica y entusiasta de la sociedad civil, que hace eco de experiencias del pasado. Pero como recuerda este artículo, hay lecciones del 85 que no hemos aprendido.

La solidaridad, fortaleza y unidad de los mexicanos quedan plasmadas en un emotivo texto de Juan Villoro. Tantos son los héroes anónimos que han mantenido a esta ciudad de pie, que no alcanzan las palabras para describir sus acciones. Sin embargo, la poesía —con su poder estremecedor— captura cómo nos ayudado a conservar la esperanza en medio del dolor. 

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