Valtonyc, FariƱa, ARCO y el rodillo de la sensibilidad

Varios casos de censura cultural en EspaƱa ponen en peligro la libertad de expresiĆ³n.
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En menos de 24 horas, tres noticias relacionadas con la expresiĆ³n artĆ­stica han copado los medios y han hecho bueno el lema de la polvareda en las redes sociales: la condena de tres aƱos y medio de prisiĆ³n ratificada por el Tribunal Supremo al rapero Valtonyc por las letras de sus canciones, el secuestro del libro FariƱa del periodista Nacho Carretero como medida cautelar impuesta por una jueza de Collado Villalba, y la retirada de la pieza del artista Santiago Sierra en la Feria Internacional de ARCO por parte de su organizadora, IFEMA. Tres casos que han sido criticados bajo el paraguas de la censura cultural en las redes, aunque son muy diferentes entre sĆ­. Y complicados. Eso sĆ­, demuestran un signo de estos tiempos: la hipersensibilidad.

En el primer asunto, el rapero Valtonyc ha sido condenado por enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona, y amenazas no condicionales en sus canciones dirigidas, entre otros, al presidente del CĆ­rculo Balear, Jorge Campos, que fue quien demandĆ³ al cantante ante la Audiencia Nacional. Entre estas letras se encuentran frases tan primorosas como ā€œJorge Campos merece una bomba de destrucciĆ³n nuclearā€ o ā€œle arrancarĆ© la arteria y todo lo que haga faltaā€ o ā€œa ver si ETA pone una bomba y explotaā€. SegĆŗn recoge el CĆ³digo Penal de 1995 en su artĆ­culo 578, esta contundencia rapera estĆ” considerada como apologĆ­a del terrorismo. Ciertamente, son frases miserables, pero parece difĆ­cil entender que en las circunstancias actuales sean una incitaciĆ³n a que eso suceda. O mĆ”s aĆŗn, que puedan poner en riesgo la democracia.

En el segundo caso, fue el exalcalde de O Grove, JosĆ© Alfredo Bea Gondar, quien demandĆ³ en enero al periodista Carretero y a la editorial Libros del KO por supuesta vulneraciĆ³n de su derecho al honor, ya que aparecĆ­a en varios pĆ”rrafos del libro como parte de la red de narcotrĆ”fico que asolĆ³ Galicia en los ochenta. Lo cierto es que este exregidor fue condenado por hechos de este tipo por la Audiencia Nacional, aunque el Supremo anulĆ³ el fallo tiempo despuĆ©s por defectos de forma en el juicio. Ahora, dos aƱos despuĆ©s de que el libro se publicara, la jueza ha impuesto como medida cautelar que sea retirado, lo que parece difĆ­cil despuĆ©s de las ventas que ha tenido: es el mayor Ć©xito de la editorial y estĆ” a punto de estrenarse una serie en Antena 3 basada en Ć©l. El primer aviso de la reacciĆ³n a esta medida ha sido determinante: se ha alzado como nĆŗmero uno en ventas en Amazon.

El tercer caso es quizĆ” una consecuencia de lo que ha sucedido con los anteriores, aunque no tengan mucho que ver entre los tres. Santiago Sierra creĆ³ una instalaciĆ³n con imĆ”genes de lo que el artista consideraba ā€œpresos polĆ­ticosā€ e incluĆ­a en ellas a Oriol Junqueras, Jordi SĆ nchez y Jordi Cuixart, los tres en prisiĆ³n preventiva. IFEMA, que acoge la feria ARCO, ha decidido retirarla porque, segĆŗn el comunicado emitido, desvĆ­a ā€œla atenciĆ³n del conjunto de la feriaā€ cuyo ā€œobjetivo es el fomento del coleccionismoā€. En otras palabras, no quiere controversia ni que pueda ocurrir lo que ya pasĆ³ en 2012, cuando la obra del artista Eugenio Merino, Always Franco, en la que el dictador aparecĆ­a inmerso en una nevera, fue demandada por la FundaciĆ³n Franco. En este caso, no obstante, finalmente la fiscalĆ­a desestimĆ³ la demanda porque considerĆ³ que no daƱaba el honor de Franco y la obra ha girado por varios museos internacionales.

Sin duda, el asunto que tiene que ver con FariƱa es muy distinto, porque Carretero hizo su trabajo como periodista (si bien la jueza ha aplicado una medida como poco llamativa), mientras que es evidente que tanto Valtonyc como Sierra tenĆ­an un afĆ”n de provocaciĆ³n. Es posible que para muchas personas las letras del primero sean insultantes, denigrantes y ofensivas. Probablemente, no calibrara lo que decĆ­a cuando las escribiĆ³, lo cual quizĆ” deberĆ­a valorar un psicĆ³logo y no un juez. Santiago Sierra se equivoca al considerar que Junqueras o los Jordis estĆ”n ā€œcondenadosā€ cuando no lo estĆ”n, ya que continĆŗan en prisiĆ³n preventiva (que deban o no continuar allĆ­ es otro debate). Pero se hace complicado considerar la provocaciĆ³n como un motivo de censura solo porque alguien pueda sentirse molesto.

En el caso de ARCO, ademĆ”s, el rizo llega cuando es la propia IFEMA la que se ha autocensurado para evitar polĆ©micas. Pero quizĆ” todo provenga de la hipersensibilidad, que ahora mismo estĆ” instalada en todos los sectores ideolĆ³gicos y donde la principal damnificada es la libertad de expresiĆ³n. Porque, precisamente, esta susceptibilidad tambiĆ©n se observa en las reacciones en las redes sociales cuando surge el grito clamoroso ante estos casos. Es llamativo que se salga en defensa de unas letras que son, desde luego, daƱinas, sin pararse a pensar en que lo son. Es sorprendente cĆ³mo nos rasgamos las vestiduras. Es, de nuevo, el rodillo de esa sensibilidad si es nuestro ā€œgrupoā€ el que se ha visto vilipendiado.

Hace treinta aƱos un programa como Viaje con nosotros se reĆ­a de Felipe GonzĆ”lez, entonces presidente del Gobierno, y de Pilar MirĆ³, directora del ente pĆŗblico. El programa se emitiĆ³ en TelevisiĆ³n EspaƱola. Hubo entonces crĆ­ticas por considerarlo escatolĆ³gico y ofensivo. Es mĆ”s, Javier Gurruchaga, que estaba al frente del programa, contaba que en cierto sector del PSOE no sentĆ³ nada bien. TambiĆ©n era la Ć©poca del rock radical vasco, con letras que algunos colectivos podrĆ­an considerar hirientes (y era una Ć©poca mucho mĆ”s difĆ­cil, que tampoco fue en modo alguno ajena a casos de censuras, denuncias y vetos). No es fĆ”cil seƱalar si estamos peor o mejor que entonces en tĆ©rminos de libertad de expresiĆ³n, pero quizĆ” sĆ­ nos cuesta cada vez menos sentirnos ofendidos.

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es periodista freelance en El PaĆ­s, El Confidencial y Jotdown.


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