Degradando al General

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Crecí escuchando a mi padre decir que Estados Unidos era un país bajo el mando de generales: General Electric, General Foods y General Motors. Este último acaba de perder el rango. Como militar que pierde sus galones, la acción de la empresa, pasará por el penoso proceso de salir del índice Dow Jones, del cual era parte desde 1925. Ha sido sustituida en éste por Cisco, empresa de tecnología que simboliza la nueva generación de sectores en los que Estados Unidos se mantiene a la vanguardia. La empresa GM –fundada el 16 de septiembre de 1908 y que llegó a tener 50% del mercado automotriz estadounidense– se declaró en quiebra, acogiéndose al llamado capítulo once que le permite protegerse de sus acreedores mientras se reestructura.

La quiebra fue la única alternativa viable, a pesar de la previa inyección de 19,400 millones de dólares por parte del gobierno estadounidense. Ésta resultó insuficiente para una entidad con 82,300 millones de dólares de activos, y 172,800 millones en deuda. La empresa sucumbe debido a décadas de liderazgo mediocre; un liderazgo que cedió ante exigencias sindicales que sacaron a la empresa del mercado, y llevaron a que 650,000 pensionados y sus familias se volvieran un pesado lastre que imposibilitaba competir e invertir en el desarrollo de modelos atractivos y tecnologías de vanguardia.

En el proceso de reestructuración protegida, la empresa se deshará de cuatro marcas (Pontiac, Saturn, Hummer y Saab, además de vender su filial Opel en Europa), cerrará 14 plantas, dos mil concesionarias (de un total de seis mil), tres enormes almacenes que centralizan la distribución de refacciones, y cinco plantas para armar motores. A cambio de que se condonen 10 mil millones de dólares de deuda con el fondo para pagar gastos médicos de los retirados, se le dará al sindicato 17.5% de la empresa reestructurada, cuyas acciones pudieran empezar a cotizar en la bolsa dentro de dos o tres años. Así, queda éste como el segundo accionista después del gobierno estadounidense, que poseerá 60% de las acciones, y por arriba del canadiense, dueño de 12.5%.

Sin duda, cientos de miles de trabajadores resultarán afectados en esta multimillonaria apuesta en la que el gobierno estadounidense inyectará 30 mil millones de dólares más para darle viabilidad a la empresa, reconvertir las líneas de producción, y sanear a la endeudada corporación. Que esto funcione aún es incierto.

La nueva empresa se enfrentará a un mercado automotriz estadounidense radicalmente diferente al que cada año demandaba alrededor de 18 millones de automóviles en un país que tiene 765 automóviles por cada mil habitantes [1]. Ahora, el mercado ha quedado reducido a la mitad. Sin embargo, dado el enorme parque vehicular en circulación, puede haber un largo período en el que la gente siga retrasando el cambio a un nuevo modelo. Si, como parte de la influencia gubernamental [2], la nueva oferta de vehículos es de modelos económicos y eficientes en el uso de combustible –lejos del apetito estadounidense por SUV’s, camiones ligeros, etc.–, la apuesta de entre cincuenta y cien mil millones de dólares de recursos fiscales podría resultar un colosal fracaso.

Una empresa que perdía 118 mil dólares por minuto durante el segundo trimestre del año pasado merecía morir. Si el criterio fue que se trata de una empresa demasiado grande para caer, vale la pena pensar que su valor en el mercado era ya insignificante.

Quizá hubiera sido más sensato dedicar los recursos fiscales a ayudar directamente a las familias de los pensionados, que de repartirse lo que se le ha inyectado a la empresa, hubieran recibido casi 80 mil dólares cada una. Sin embargo, este gobierno seguirá tirando mucho más dinero para rescatar a un ícono que hace mucho dejó de merecer la ayuda. Como también decía mi padre: “vivir fuera del presupuesto (fiscal) es vivir en el error”. El gobierno de Obama parece estar de acuerdo.

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[1] De acuerdo con el World Statistics Pocketbook de las Naciones Unidas. Luxemburgo está en segundo lugar con 686, y Malasia tercero con 641. Otros relevantes: Canadá-563, Japón 543, Reino Unido-426, España-471, Uruguay-174, Argentina-170, México-138, Rusia-124, Venezuela-110, Chile-97, Brasil 81, Perú 41, Colombia 29, India-12, China-10, Nigeria-1.

[2] Además, con un directorio o consejo de administración en el cual no hay una sola persona experta en el sector automotriz, o siquiera en empresas intensivas en el uso de capital.

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Es columnista en el periódico Reforma.


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