Aunque el voluntariado corporativo es un concepto aún reciente en España, cada vez cobra más auge en la agenda de muchas organizaciones. Diversos estudios aseguran que existe un antes y un después en el modelo tradicional de trabajo de las grandes compañías y, sin duda, lejos de ser una moda, ha llegado para quedarse. Pero, ¿qué aporta a la gestión y la reputación de una organización?
Según un informe elaborado por el Observatorio de Voluntariado Corporativo, entre las muchas motivaciones que tienen las empresas para desarrollar estos programas está mejorar no sólo su imagen externa, sino también la percepción que tienen los empleados de la empresa, el clima de trabajo, la cohesión y el trabajo en equipo. También refuerza el orgullo de pertenencia a una organización que destina recursos -tanto humanos como económicos- al servicio a la sociedad. Y aún existen otras ventajas añadidas: desarrolla las capacidades de los empleados, entre ellas el liderazgo, la iniciativa, la creatividad o la toma de decisiones. En definitiva, es la fórmula win win (todos ganan): las empresas, los voluntarios y, por supuesto, los colectivos beneficiados, las ONG o las instituciones benéficas.
El voluntariado corporativo se ha convertido en una valiosa herramienta de gestión para los departamentos de Recursos Humanos. “Necesitamos profesionales comprometidos y preparados, que sean un reflejo de la sociedad”, señalan desde Banco Santander. El gigante financiero lanzó en 2011 el programa Voluntarios Santander Comprometidos, que ofrece a todos sus empleados la posibilidad de dedicar una cierta cantidad de horas de trabajo cada año a colaborar en proyectos locales que impulsan la educación, la construcción de viviendas sociales, la limpieza de bosques y playas o el bienestar social de personas en riesgo de exclusión social. El año pasado, 40.000 trabajadores de Banco Santander se involucraron en programas de voluntariado, a los que dedicaron 130.000 horas.
Los datos muestran la creciente respuesta de los trabajadores a la hora de formar parte de actividades de apoyo a la sociedad. Más de setenta empresas españolas de todos los sectores -banca, energía, tecnología, hostelería…- participaron el año pasado en la VIII edición de la Semana Internacional de Voluntariado Corporativo. Las cifras aportadas por Forética, entidad organizadora del evento, no dejan lugar a dudas: 1.600 voluntarios colaboraron en proyectos desarrollados por más de 90 ONG y se beneficiaron 10.000 personas. Para Germán Granda, director general de asociación, “este movimiento global llevado a cabo de forma simultánea en países de los cinco continentes demuestra cómo un voluntariado corporativo estratégico, bien gestionado, alineado con la actividad, los valores y el posicionamiento de la empresa, causa un impacto muy positivo desde la perspectiva de factor humano”.
La realidad es que el voluntariado es una experiencia de transformación personal que puede cambiar la vida. El testimonio de una de las mujeres beneficiarias del programa De mujer a mujer, que lleva a cabo el Santander junto a la Fundación Integra, resume el gran valor que aporta este proyecto, en el que empleadas del banco trabajan mano a mano con mujeres víctimas de violencia de género para apoyarlas en la búsqueda de un empleo que les ofrezca una segunda oportunidad. “Mi mentora me ha hecho ver cosas que a mi sola me hubiese sido imposible reconocer. Levantar mi autoestima…me ha dado la oportunidad de ver las habilidades que hay dentro de mí. Esta iniciativa me ha permitido escapar de una muerte segura”.
Y otra conclusión interesante puede extraerse de los datos que aporta el estudio “Volunteer Impact”, realizado por Deloitte, en el que muestra cómo los jóvenes prefieren las empresas socialmente responsables no sólo como clientes sino también a la hora de buscar empleo: el 62% de los trabajadores de entre 18 y 26 años prefiere acceder a las empresas que ofrecen programas de voluntariado y el 97% de los trabajadores de esta franja de edad cree que todas las compañías deberían promover este tipo de iniciativas. En este sentido, el voluntariado corporativo se convierte en un imán para atraer talento.
Voluntariado profesional, la tendencia más creciente
Las últimas tendencias hacen referencia al “pro bono” o voluntariado profesional, en el que los empleados tienen la posibilidad de aportar el conocimiento y experiencia que desarrollan en su puesto de trabajo para apoyar una buena causa. Es decir, ayudar con lo que mejor saben hacer. Para las empresas es un tipo de voluntariado especialmente estratégico, ya que les permite aportar desde su know how.
El pasado mes de octubre, la sede del Santander en Boadilla del Monte acogió la Cumbre Europea de Voluntariado Pro-Bono, el congreso internacional líder en este ámbito. Organizado por la Fundación Hazloposible en colaboración con Work for Social y la Global Pro Bono Network, en este encuentro se repasaron las mejores prácticas que se están llevando a cabo. A la reunión asistieron más de 130 personas de alrededor de 20 países de los cinco continentes, y contó con oradores internacionales que debatieron sobre cómo aprovechar el talento de los trabajadores tiene un impacto mayor y más sostenible a largo plazo, al tiempo que permite a las ONG acceder a servicios que necesitan y de los que no disponen a nivel interno. Un ejemplo de este tipo de acción social es Santander Legal Pro Bono, que consiste en que los abogados de la entidad utilicen todo su conocimiento y habilidades profesionales para apoyar a organizaciones sociales, culturales o educativas sin fines de lucro que no pueden pagar servicios legales.
Por último, los expertos destacan la implicación y el apoyo del equipo directivo como otra de las claves del éxito de los programas de voluntariado corporativo. “La decisión y la voluntad pueden paliar la falta de tiempo”, afirman. De hecho, se trata no sólo de definir las competencias o aportar las herramientas -fundamentales en cualquier política corporativa de voluntariado-, si no de que la acción social impregne la cultura empresarial y se convierta en una filosofía de trabajo que cale en la organización de arriba hacia abajo. “La alta dirección debe servir de ejemplo y abrir puertas”.
Contenido proporcionado por nuestros patrocinadores.