Inseguro social

El IMSS anunciรณ que sumarรก a sus afiliados a siete millones de estudiantes, pero las deficiencias de atenciรณn y medicamentos son ampliamente conocidas.
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Donde comen mal cinco, pueden malcomer seis. Con esta sabidurรญa, el Instituto Mexicano del Seguro Social anunciรณ que atenderรก gratis a los siete millones de estudiantes que reciben educaciรณn superior o media superior del Estado.

No harรกn falta muchos recursos para atenderlos mal. Si el servicio es deficiente para 18 millones (70, con familiares), puede serlo para millones mรกs.

Las deficiencias de atenciรณn y medicamentos son ampliamente conocidas. Si se busca en Google: quejas IMSS, salen 400,000 pรกginas. En particular, hay mรกs quejas sobre el IMSS ante la Comisiรณn Nacional de los Derechos Humanos que sobre cualquier otra instituciรณn.

Millones prefieren no exigir al IMSS los servicios mรฉdicos que le estรกn pagando. Aunque estรฉn afiliados, acuden a la medicina privada o los servicios gratuitos de la Secretarรญa de Salud o la beneficencia de organismos no gubernamentales y hasta el Seguro Popular. Y se comprende. El IMSS es una perdedera de tiempo que reduce la productividad de sus derechohabientes y los desanima. Por eso lo evitan para simples consultas.

Cada asegurado estรก adscrito a una sola clรญnica y un solo turno, matutino o vespertino. No puede ir a otra, ni a cualquier hora, ni sรกbados ni domingos. Y, en la prรกctica, no hay citas por telรฉfono. Esta rigidez resulta cรณmoda para la instituciรณn, pero onerosa para el asegurado.

Tiene que lanzarse en la madrugada a sacar ficha, hacer antesala y esperar estoicamente (se sienta como se sienta) para que lo reciban diez minutos. Y si tiene que subir a otro piso con muletas o silla de ruedas, ¡mala suerte! Total: cinco horas (y, ademรกs, las de su acompaรฑante, si no puede ir solo).

Ha habido casos de parturientas no recibidas en la clรญnica, o despachadas a su casa, como si no hubiera prisa, que acaban dando a luz en la calle.

Para el patrรณn, los extremos son menos dramรกticos, pero ominosos: un empleado se va de la empresa, que lo da de baja en el IMSS; a pesar de lo cual, no desaparece en la cuenta bimestral. Se hace la aclaraciรณn, pero el error persiste, y un buen dรญa llega el cobro por las cuotas supuestamente omitidas, con multas y recargos. Mรกs un citatorio para responder perentoriamente o sufrir un embargo.

Y muchas veces no hay manera de actualizar movimientos afiliatorios (altas, bajas, modificaciones salariales). Digitalizar los trรกmites es un avance, pero imponer la vรญa digital antes de que realmente funcione ha sido una irresponsabilidad. Mรกs aรบn, porque el procedimiento exige que el patrรณn desactive sus programas antivirus. Para cumplir con el Seguro, tiene que exponerse a lo inseguro. De hecho, hay empresas con una computadora dedicada exclusivamente al IMSS, no tanto por el volumen, como por los riesgos y requisitos de configuraciรณn. Esto rebasa a las pequeรฑas empresas. ¿Y asรญ quieren afiliar a millones mรกs?

Hay una confusiรณn de conceptos. Usar los quirรณfanos los fines de semana y compartirlos con otras instituciones de salud es una buena idea, pero resulta demagรณgico presentarlo como paso al seguro universal.

El servicio mรฉdico para todos no puede empezar en los quirรณfanos, sino en el otro extremo: la consulta atendida por telรฉfono, sin cita, cualquier dรญa, a cualquier hora.

Un call center mรฉdico que atienda gratuitamente (24 horas de 365 dรญas) todo tipo de consultas: desde quรฉ hacer en el acto, en caso de urgencia, o a quรฉ especialista buscar para esos sรญntomas; hasta dar consejos sobre nutriciรณn o remedios caseros; serรญa un gran servicio pรบblico, de costos bajos y grandes beneficios.

Puede atender con pasantes de medicina, supervisados por mรฉdicos experimentados, como aprendizaje prรกctico y cumplimiento del requisito de servicio social para graduarse. Experimentalmente, puede empezar en una ciudad de un millรณn de habitantes, y extenderse a unas cuantas mรกs para afinar el modo de operaciรณn.

No faltan los que aconsejan, diagnostican y hasta recetan, sin ser mรฉdicos: familiares, amigos, vecinos, compaรฑeros de trabajo, boticarios, enfermeras, estaciones de radio y televisiรณn, libros, periรณdicos y revistas. Reforzar este sistema libre con la mejor informaciรณn profesional por telรฉfono (o chat en la internet), serรญa un gran avance para la salud de todos y una reducciรณn de la carga en las clรญnicas.

(Reforma, 26-VI-2016)

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(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.


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