La desigualdad segĂșn Marx y Ricardo

¿Por qué los economistas clåsicos no hablaban de la desigualdad de la renta?
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Es una pregunta comĂșn: ÂżQuĂ© tienen que decir Ricardo y Marx sobre la desigualdad de renta interpersonal? La respuesta es: estrictamente hablando, muy poco. Ni Marx ni Ricardo escribieron nada sobre renta personal, e incluso creo que los conceptos “desigualdad interpersonal” o “distribuciĂłn de la renta” no aparecen en sus escritos.

La explicaciĂłn es sencilla y reveladora. A Ricardo y Marx les preocupaba la distribuciĂłn funcional de la renta (entre los factores de producciĂłn), es decir, la distribuciĂłn del producto neto entre los trabajadores, los capitalistas y los propietarios (las tres grandes clases que introdujo Adam Smith). En Ricardo, esta preocupaciĂłn era tal que escribiĂł en la primera pĂĄgina de sus Principios la famosa frase que dice que el principal objetivo de la economĂ­a polĂ­tica es estudiar la distribuciĂłn entre “los propietarios de tierras, los dueños […] del capital y los trabajadores”. En realidad todo el libro trata de esa idea. Marx tambiĂ©n (con algunas excepciones) escribe solo de la distribuciĂłn funcional.

Esta omisión es un ejemplo del tipo de sociedad que Ricardo y Marx tenían en mente. Para entendernos, veamos la descomposición de la medida estándar para la desigualdad, el coeficiente de Gini. Se compone de tres elementos: la brecha de ingresos entre los diferentes grupos en los que dividimos la sociedad, la desigualdad dentro de esos grupos, y el concepto de riqueza “superpuesta”, que no es cero cuando algunos miembros del grupo más pobre tienen ingresos superiores a algunos miembros del grupo más rico.

Supongamos una sociedad que estĂĄ estrictamente segregada en clases, con unos capitalistas ricos y unos trabajadores pobres. La desigualdad interpersonal, si la observamos a partir del coeficiente de Gini, no incluirĂĄ la riqueza superpuesta por un supuesto tĂĄcito compartido tanto por Ricardo como por Marx: que todos los capitalistas son mĂĄs ricos que todos los trabajadores (si incluimos a los propietarios, serĂĄn mĂĄs ricos que los otros dos grupos). Si, ademĂĄs, todos los trabajadores cobran salarios de subsistencia, la desigualdad dentro del grupo serĂĄ cero. Los capitalistas y los propietarios pueden diferenciarse segĂșn cuĂĄnto capital o tierras poseen, pero como son una poblaciĂłn muy pequeña no aportan mucho a la desigualdad (el coeficiente Gini se calcula comparando los ingresos del grupo y la distribuciĂłn de la poblaciĂłn).

La conclusiĂłn es que la mayor parte de la desigualdad interpersonal se reduce a la brecha en la renta media entre las dos clases (o tres si incluimos a los propietarios).

Estudiar solo eso no es diferente a preocuparse por la distribuciĂłn de la renta de estos tres grupos, es decir, por la distribuciĂłn de la renta funcional. Por eso la cuestiĂłn de la desigualdad de renta entre individuos se convierte en la cuestiĂłn de la distribuciĂłn de la renta entre propietarios, capitalistas y trabajadores. En una sociedad asĂ­, es poco prĂĄctico ir mĂĄs allĂĄ de la distribuciĂłn funcional.

Esta imagen, que es, creo, mĂĄs o menos acertada, tambiĂ©n es una simplificaciĂłn, especialmente si tenemos en cuenta a Marx. En Ricardo los trabajadores son una masa homogĂ©nea que se enfrenta a los capitalistas, y cada aumento en los salarios implica una reducciĂłn directa de los beneficios: “un aumento de salarios, porque un trabajador es premiado de manera mĂĄs liberal, o porque es difĂ­cil cubrir las necesidades del empleado con el salario que recibe, no produce […] un aumento en los precios, pero tiene un gran efecto en la reducciĂłn de los beneficios”. (Principios, CapĂ­tulo 1, SecciĂłn VII). O dicho de manera mĂĄs clara: “No hay una razĂłn adecuada que explique la caĂ­da de los ingresos y el aumento en salarios, y […] habrĂ­a que añadir que la Ășnica causa adecuada y permanente que provoca el aumento de los salarios es la creciente dificultad de proveer comida y necesidades”. (CapĂ­tulo XXI).

Hay que tener en cuenta que el aumento en los salarios viene de una mejora de lo que hoy denominamos salarios reales o de un aumento del coste de proveer salarios de subsistencia que, si no tocamos los salarios reales, provoca un aumento del porcentaje que le corresponde al trabajo y reduce el que le corresponde al capital.

En ese proceso, no solo ocurre que los intereses de los trabajadores y los de los capitalistas son directamente opuestos, sino que los trabajadores tienen que recibir salarios de subsistencia. Cuando, en circunstancias inusuales, no los reciben, hacen efecto los controles malthusianos, que los traen de nuevo al nivel de subsistencia (CapĂ­tulo 5).

En Marx, la oposición entre trabajadores y capitalistas es similar, pero la distinción entre trabajo simple y complejo introduce algo de variación en los salarios de los trabajadores, a pesar de que Marx raramente habla de ello. De hecho, los trabajadores más cualificados ganan más. La lógica es muy similar a la del “capital humano”.

En principio, los trabajadores cobran la cantidad necesaria para la reproducciĂłn de su clase. Puede ser un salario de subsistencia para los trabajadores no cualificados, que son muchos; pero para los trabajadores cualificados los costes de la reproducciĂłn de clase van mĂĄs allĂĄ del salario de subsistencia, porque cuesta mĂĄs producir un trabajador cualificado que un trabajador no cualificado: “[la diferencia en salarios] puede reducirse al diferente valor que tiene la fuerza de trabajo, es decir, a los diversos costes de producciĂłn” (TeorĂ­as sobre la plusvalĂ­a, ver tambiĂ©n Rosdolsky, pĂĄginas 515 y siguientes); o “todo el trabajo de un tipo superior o mĂĄs complicado que el trabajo medio es […] fuerza de trabajo cuya producciĂłn cuesta mĂĄs trabajo y tiempo y que por lo tanto tiene un valor superior que el trabajo no cualificado o simple” (Capital, vol. 1, CapĂ­tulo III, SecciĂłn 7).

En términos contemporåneos podríamos decir que el salario cualificado debe compensar por los beneficios perdidos durante el periodo de formación y por el coste de una educación adicional.

La desigualdad de renta entre trabajadores, por lo tanto, nos aleja un poco de la distribución funcional de la renta. Si, ademås, aceptamos la diferenciación entre la reserva de capital de los capitalistas, que estå presente de manera implícita tanto en Ricardo como en Marx, el Gini sobre la renta de los capitalistas serå también positivo.

La situaciĂłn del capitalismo actual no es comĂșn en el capitalismo clĂĄsico, es decir, que (1) un trabajador pueda ser mĂĄs rico que un capitalista o que (2) haya gente que tenga ingresos tanto del trabajo como de propiedades (aunque los ricos todavĂ­a dependen en buena medida de los ingresos de sus propiedades). Es algo que no supieron anticipar ni Ricardo ni Marx. Probablemente pensaron que estas posibilidades eran remotas y que no merecĂ­a la pena complicar el anĂĄlisis. El escenario 1 existĂ­a ya que algunos (unos pocos) miembros de profesiones liberales o cientĂ­ficas, mĂ©dicos o ingenieros, tenĂ­an ingresos superiores a los de algunos pequeños capitalistas. El escenario 2 solo existĂ­a entre los trabajadores autĂłnomos, pero eso puede considerarse un vestigio de un orden social pasado y no algo representativo del capitalismo.

Las tablas sociales británicas, tanto en su forma original como en las revisiones de Peter Lindert y Jeffrey Williamson, o más recientemente Bob Allen, pueden interpretarse como un ranking de las diferentes clases, no superpuestas, donde la mayor proporción de la desigualdad se explica con las brechas de renta entre estas clases. En otras palabras, no nos perdemos mucho en nuestra estimación sobre la desigualdad total si ignoramos el componente “superpuesto” y asumimos que todos los miembros de una determinada clase tienen los mismos ingresos.

Esa cuestiĂłn la abordĂł Pareto que, a finales del siglo XIX, observĂł unas sociedades menos segregadas y jerĂĄrquicas, y gracias a un fĂĄcil acceso a datos fiscales, desplazĂł el estudio de la desigualdad desde el enfoque funcional al interpersonal.

Bibliografía: David Ricardo, The Principles of Political Economy and Taxation, Dover Publication, 2004 (En español Principios de economía política y tributación).

Roman Rosdolsky, The Making of Marx’s ‘Capital’, Pluto Press, 1977.

Publicado originalmente en el blog del autor.

TraducciĂłn del inglĂ©s de Ricardo Dudda. 

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Branko Milanovic es economista. Su libro mås reciente en español es "Miradas sobre la desigualdad. De la Revolución francesa al final de la guerra fría" (Taurus, 2024).


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