El pasado 2 de septiembre ingresรณ a la Academia Mexicana de la Historia el eminente historiador venezolano Germรกn Carrera Damas. Su discurso de ingreso sobre "La responsabilidad social del historiador" nos conmoviรณ. En cualquier lugar del mundo ser historiador es un oficio pacรญfico. En cualquier lugar del mundo menos en Venezuela, donde ser historiador es luchar como un cruzado de la verdad para ganar la conciencia histรณrica del pueblo venezolano.
El maestro Luis Gonzรกlez y Gonzรกlez decรญa que hay historiadores del verbo e historiadores del sustantivo. Por el carรกcter analรญtico mรกs que narrativo de su obra, Germรกn Carrera Damas pertenece al segundo grupo: busca comprender y explicar la estructura del pasado, no narrar el vรฉrtigo de los acontecimientos. Pero es tambiรฉn —por eso mismo— un historiador que reflexiona sobre el sentido de la Historia y la responsabilidad social del historiador.
El historiador —nos dice— es un "curador, formador y trasmisor de la conciencia histรณrica", pero no para el consumo endogรกmico de sus pares sino por un imperativo polรญtico y moral de primer orden: crear ciudadanรญa. Para ello, escribe: "el historiador-investigador ha de advertir, de manera informada a la conciencia pรบblica… que el cambio de los regรญmenes sociopolรญticos suele conllevar un activo reacondicionamiento instrumental de la conciencia histรณrica, con miras a procurarle al cambio una legitimaciรณn historicista llamada a compensar flaquezas de origen, viciado ejercicio perversidad de propรณsitos".
El historiador, en suma, debe ser ante todo un "genuino intelectual" dispuesto a criticar al poder (a los poderes) asumiendo las consecuencias de todo orden que su palabra pรบblica pueda suscitar.
En estas reglas de conducta se advierte el papel crucial que juegan los historiadores en Venezuela. Su refutaciรณn de la historia oficial es, para las jรณvenes generaciones, cuestiรณn de vida o muerte, y lo es porque en Venezuela la historia oficial ha sido siempre, y mรกs en estos lustros, un discurso cotidiano y omnipresente de legitimaciรณn. De ella usรณ y abusรณ, hasta el paroxismo, Hugo Chรกvez. Nunca la historia de bronce habรญa llevado a extremos de sacralidad la trรญada que Carrera Damas ha contribuido a desmitificar: la figura proteica del militar, la ciega devociรณn por el lรญder y el culto religioso a Bolรญvar.
De la amplรญsima obra de Carrera Damas destaco El culto a Bolรญvar, uno de los libros de historiografรญa crรญtica mรกs fascinantes publicados en nuestra lengua. Vemos nacer el mito en sus raรญces populares, asistimos a su apropiaciรณn por el poder militar y por los sucesivos presidentes: dictadores de oropel, dictadores de cepa y grilletes, dictadores revolucionarios. Vemos el contraste creciente entre la hierรกtica estatua de bronce y el hombre de carne y hueso —genial y contradictorio, heroico y autoritario— que, en la realidad, fue Simรณn Bolรญvar.
Esa obra de Carrera Damas ha cobrado vigencia como contrapeso al alud ideolรณgico del rรฉgimen Bolivariano, dedicado ya no a la glorificaciรณn sino en la deificaciรณn de Bolรญvar. Frente a esa ficciรณn histรณrica impuesta a la conciencia pรบblica, Carrera Damas propone contemplar desde la altura de los siglos (y de su sabidurรญa histรณrica) los avatares venezolanos. Nos hace ver cuรกnto tiempo (siglos) tardaron en fructificar las democracias europeas, nos recuerda el lastre de nuestro dilatado pasado monรกrquico, nos aclara la propensiรณn latinoamericana al caudillismo. Y, al hacer todo ello, nos infunde un sentido casi olรญmpico de paciencia y comprensiรณn.
Pero esa larga historia monรกrquica y militarista —nos explica— estรก por terminar: Venezuela se inclinarรก por el poder civil y una vuelta a su primer origen, la repรบblica liberal democrรกtica que el mismรญsimo Bolรญvar rechazรณ. ¿En quรฉ sustenta su optimismo? En la historia del รบltimo medio siglo.
Tardรญamente, a partir de 1946, "Venezuela aprendiรณ la democracia". Pero la aprendiรณ a fondo, justamente porque la edificaba contra un pasado de sangre y opresiรณn sin precedentes en Nuestra Amรฉrica. El artรญfice de esa construcciรณn fue el gran demรณcrata Rรณmulo Betancourt, de quien Carrera Damas ha escrito recientemente una excelente biografรญa que es, al mismo tiempo, una reivindicaciรณn del hombre que terminarรก por vencer en la larga cuenta de la Historia.
La hora de Rรณmulo Betancourt —la hora de la verdad— estรก por llegar. Palabras de un curador de la conciencia.
(Reforma, 28 de septiembre, 2014)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.