ContinĂșo con las cartas entre Paz y Fuentes durante el gobierno de Luis EcheverrĂa Ălvarez (LEA) ây, ahora, de LĂłpez Portilloâ, suponiendo que el lector conoce las primeras entregas:
Paz y Fuentes: el dilema EcheverrĂa (primera parte)
Paz y Fuentes: el dilema EcheverrĂa (segunda parte)
1974: transformaciĂłn en marcha
El 25 de enero de 1974, a su regreso de Europa y âsuperado el horror fĂsico de regresar a esta ciudad cada dĂa mĂĄs espantosa e irracionalâ, Fuentes le escribe a Paz a la U. de Harvard. Una vez mĂĄs se atarea en su afĂĄn por acercar a Paz a la polĂtica de su amigo:
Hasta los mĂĄs severos crĂticos âGarcĂa CantĂș, CosĂo Villegas, Villoro, Flores Oleaâ empiezan a reconocer lo que estĂĄ haciendo EcheverrĂa. Una obra que no se nota demasiado en esta ciudad narcisista, burlona y malhumorada, presa de sus propias sicosis, pero que es palpable en el resto del paĂs: difĂcil equilibrio que consiste en cortar lastres polĂticos del pasado (la salida del subhalcĂłn MartĂnez DomĂnguez de Nacional Financiera, v.g.) y, sin atacar frontalmente a la gran burguesĂa, restarle fuerzas, crear nuevas fuerzas frente a ella, ampliar las facultades y la eficacia del poder pĂșblico. Es en el interior olvidado del paĂs, en tu âother Mexicoâ, donde la obra de EcheverrĂa ha dado sus grandes frutos, los mejores desde [LĂĄzaro] CĂĄrdenas: reintegraciĂłn del ejido, empresas agrĂcolas y ganaderas puestas directamente en manos de los campesinos, creaciĂłn de industrias nuevas directamente ligadas a comunidades agrariasâŠ
Fuentes festeja que LEA diseñe caminos para servir a las comunidades y no supercarreteras; pozos para campesinos y no para terratenientes; âentrega de industrias nuevas a egresados de las universidades de provincia in situ, en vez de condenarlos a servir a la iniciativa privadaâ, etcĂ©tera. Todo esto le parece
muy, muy impresionante, Octavio, de verdad, una honda transformaciĂłn del paĂs estĂĄ en marcha. Y claro, los grandes capitalistas repelan y conspiran y murmuran porque por primera vez en un cuarto de siglo el gobierno no hace una polĂtica prioritariamente dedicada a servirlos y a enriquecerlos y porque el propio presidente no se presta a negocios personales con la iniciativa privada. El primero, desde LC [LĂĄzaro CĂĄrdenas] que procede asĂ. Y hay libertad total de expresiĂłn, Octavio, para quien sepa hacer uso de ella.
Un año después de esta carta, Fuentes fue nombrado por LEA embajador en Francia.
Y dos años y medio despuĂ©s, el 8 de julio de 1976, ocurriĂł el golpe contra el periĂłdico ExcĂ©lsior que dirigĂa Julio Scherer y, con Ă©l, a Plural que dirigĂa Paz al amparo de ese periĂłdicoâŠ
1976: el embajador y los interlocutores
Luego de esa carta de 1974 hay una laguna en la correspondencia, que se reinicia (en el archivo, al menos) en marzo de 1976, cuando Paz celebra la apariciĂłn de Terra nostra, comenta la terminaciĂłn de Vuelta, su libro de poemas, e invita a Fuentes a enviar âalgo para Pluralâ.
El 26 de mayo, Paz le escribe al embajador: GastĂłn GarcĂa CantĂș, que ha comenzado a colaborar en Plural, le anuncia un artĂculo en el que critica dos ponencias que Fuentes enviĂł a una reuniĂłn del CEPES (el Centro de Estudios PolĂticos EconĂłmicos y Sociales del PRI, creado por LEA). No los encuentro en lĂnea, pero Maarten van Delden, que repasa el episodio, (p. 129) dice que los âdiscursosâ de Fuentes eran una advertencia sobre los riesgos de no apoyar a JosĂ© LĂłpez Portillo, el candidato que LEA ha elegido para la presidencia. En el primer discurso, Fuentes dice de LĂłpez Portillo que âsi Ă©l fracasa, fracasamos todos, y si MĂ©xico fracasa, nuestro pueblo enfrentarĂĄ años amargos de hambre, violencia, represiĂłn e intervenciĂłn extranjeraâ; en el segundo (âLos diez desafĂos que debe superar MĂ©xicoâ) advierte sobre el riesgo del fascismo que ya avasalla a AmĂ©rica Latina. (Fuentes no parece haber recogido esas ponencias en libro.)
Paz le cuenta a Fuentes que, cuando GarcĂa CantĂș lo llamĂł por telĂ©fono para anunciarle su artĂculo (âEl desafĂo y la mareaâ), le dijo âque, a pesar de mi gran amistad hacia ti, yo no podĂa negarme a publicar su artĂculo. Le pedĂ, sĂ, que fuese respetuoso y que su crĂtica no denegerase en ataque personal.â DespuĂ©s agrega:
Acabo de recibir el artĂculo: es severo, agresivo, roza las fronteras de la acritud pero se detiene a tiempo. Es lealmente combativo sin caer en la animosidad ni en la bajeza. Cierto, a pesar de que âcomo sabes– yo tampoco coincido con tus puntos de vista, mis crĂticas habrĂan sido otras. En todo caso, me parece saludable que se discutan en pĂșblico estos temas y me alegra que sea Plural el lugar del debate. Apenas si necesito decirte que la revista publicarĂĄ inmediatamente tu respuesta, si es que te decides a escribir algo.
Pero Fuentes decide no contestar. EnvĂa en cambio una carta particularmente azufrosa el 21 de junio desde su embajada (que es, dice, âcomo la terminal de camiones Estrella Rojaâ):
Cuando tĂș y yo hemos colaborado con el Estado, lo hemos hecho con las cartas sobre la mesa, de acuerdo con convicciones y circunstancias abiertas y sin engañar a nadie. No es, por desgracia, el caso de GarcĂa CantĂș y por eso me he abstenido de contestar a su artĂculo en Plural. Me explico con toda la confidencialidad del caso. Fernando BenĂtez me asegura que durante el gobierno de DĂaz Ordaz, GarcĂa CantĂș estuvo a sueldo de la Presidencia de la RepĂșblica al tiempo que se ostentaba como escritor independiente. Fernando quiso emplear este argumento cuando aparecieron las primeras crĂticas de GarcĂa CantĂș pero tanto Flores Olea de viva voz, como yo por telĂ©fono, lo disuadimos. No se trata, pues, de hacer una denuncia (nada me horrorizarĂa mĂĄs) sino de explicarte, confidencialmente y entre amigos, por quĂ© no contesto ni contestarĂ© nunca las crĂticas de una persona que ha jugado cartas dobles, promotor de la candidatura de [Emilio MartĂnez] Manatou, ergo resentido contra EcheverrĂa, jugador, hĂ©las, equivocado, del juego del tapadismo; juggler anti-moyista primero, pro-moyista y pro-porfirista [Muñoz Ledo] y satanizador de LĂłpez Portillo un dĂa antes del destape, ahora resentido tambiĂ©n contra LĂłpez Portillo, etc, etc, etc. El mono no es King Kong sino Chita, el perico es perico y el poblano [GarcĂa CantĂș lo era] deberĂa estar acostado en un divĂĄn de siquiatra. AnacrĂłnico desliz de la GĂŒera RodrĂguez y el Arzobispo Pelagio de Labastida, GarcĂa CantĂș no me da pie para contestar. Aprovecha erratas de transmisiĂłn y reproducciĂłn de mis textos, destaca las coincidencias y silencia las crĂticas. Lleva a cabo, en suma, una mala lectura. [âŠ] En suma: no considero a GarcĂa CantĂș un interlocutor vĂĄlido, como no considero a MonsivĂĄis y sus niños.
((MonsivĂĄis dirigĂa La cultura en MĂ©xico, el suplemento de Siempre! desde 1972. A partir de 1973, el consejo editorial lo formaban Jorge Aguilar Mora, David Huerta, HĂ©ctor Manjarrez, JosĂ© JoaquĂn Blanco, Carlos Pereyra y Rolando Cordera.
))El destino de quien vive en un closet es asfixiarse; closet queen o closet spy, MonsivĂĄis nos ha resultado una Mata Hari disfrazada de India MarĂa. Y no digo mĂĄs, sino cuĂdate del mono poblano que muerde la mano y de los nenes que en 1968 no renunciaron a una sola de sus chambitas.
Paz le responde el 29 de junio que lamenta su negativa a polemizar. HabrĂa servido para aclarar sus âideas y posicionesâ y para separar âlos ataques bajamente pasionalesâ de sus ârazones para colaborar con el actual gobiernoâ. Agrega que
a mĂ esas razones no me convencen. Por una parte, no creo en el dilema âEcheverrĂa o el fascismoâ; por la otra, la cuestiĂłn no estĂĄ en saber si EcheverrĂa representa un progreso frente a los regĂmenes inmediatamente anteriores (admito que en ciertos aspectos sĂ es mejor) sino si debe o no apoyarse al rĂ©gimen del PRI. O sea: la cuestiĂłn no es EcheverrĂa sino el sistema. Cierto, no hay otro a la vista ni es fĂĄcil que pueda surgir uno. El fracaso del PAN y el mĂĄs sonado aĂșn de los grupos de izquierda revelan que, por el momento, no hay mĂĄs posibilidad de gobierno que la del PRI y sus hombres. ÂżPor cuĂĄnto tiempo? No lo sĂ©. Lo que sĂ sĂ© es que, en mi caso, lo mejor es guardar las distancias y ejercer una crĂtica no ideolĂłgica.
Lo que MĂ©xico necesita es âcrĂtica de la ideologĂaâ, esa âalcahueta de los tiranosâ; lo que urge es criticar al âEstado autoritario y de las grandes instituciones burocrĂĄticasâ. Y agrega (con sus subrayados)
Critico no tanto la insuficiencia de la reforma polĂtica de EcheverrĂa como la forma en que Ă©l y sus amigos han âideologizadoâ al Estado y al paĂs. AsĂ han preparado âvoluntaria o involuntariamente: es lo mismoâ la apariciĂłn de un nuevo autoritarismo, o la fortificaciĂłn del que nos rige desde 1930. [âŠ] Mi punto de vista es polĂtico porque a mĂ me interesa, sobre todo, la reforma de las instituciones polĂticas de MĂ©xico. Sin esa reforma, todos los cambios sociales se resolverĂĄn, como ha ocurrido hasta ahora en todas partes (MoscĂș, PequĂn, La Habana y hasta Belgrado) en dictaduras sin libertad y sin justicia. Las revoluciones del siglo XX han creado la prosperidad de los Estados y la miseria de los pueblos.
Al mismo tiempo me doy cuenta de que no es para mañana la reforma polĂtica que yo deseo. En primer lugar, nadie la ha formulado. De Vasconcelos a CosĂo Villegas y de Soto y Gama a GĂłmez MorĂn, hemos tenido denuncias del presente y nostalgias por el pasado, no programas. Horrorizados por lo que veĂan, unos volvieron los ojos hacia Nueva España, otros hacia la RepĂșblica Restaurada y otros hacia la utopĂa arcaica del zapatismo. Ninguno, ni siquiera GĂłmez MorĂn, y CosĂo Villegas, los mĂĄs âmodernosâ, nos propusieron un nuevo programa. Su crĂtica fue sana pero negativa.
Y aclara:
No te extrañe que cite a muchos conservadores. Han sido (casi) los Ășnicos disidentes. Los de izquierda, en su mayorĂa, de Lombardo [Toledano] a [Narciso] Bassols, han sido apĂ©ndices y, a veces, cĂłmplices. Y no sĂłlo del PRI en sus sucesivos avatares sino del sistema soviĂ©tico. Lombardo fue al mismo tiempo alemanista y estalinista; Bassols fue callista y marxista-leninista, sin contradicciĂłn y sin rubor.
No sĂłlo la carencia de un âprogramaâ aplaza la posibilidad de una reforma. EcheverrĂa logrĂł controlar la crisis de 1968, pero su apertura democrĂĄtica nunca incluyĂł democratizar al PRI.
Et pour cause: la democracia efectiva dentro del PRI significarĂa el fin del rĂ©gimen ârevolucionario institucionalâ [âŠ] La democracia dentro del PRI lo volverĂa inĂștil, pues dejarĂa de ser un Ăłrgano de la voluntad presidencial. De ahĂ que nadie haya intentado una reforma polĂtica en profundidad.
Fuentes no contesta.
El 8 de julio, una semana después de la antecitada carta, LEA lleva a cabo su golpe contra Excélsior (y su patrocinada revista Plural). Es una historia muy estudiada y narrada (como por Vicente Leñero en Los periodistas su novela-crónica de 1978).
El 30 de julio, cuenta en ese libro Leñero, Fuentes publica en El Sol de MĂ©xico âla defensa mĂĄs importante del presidenteâ LEA:
Cuatro meses y medio antes de terminar su gestiĂłn, el presidente EcheverrĂa es cubierto de ignominia, acusado de estrangular la libertad de expresiĂłn y de ensañarse, como cualquier tiranuelo bananero, contra la crĂtica adversa. ÂżPuede concebirse que un hombre de la sagacidad polĂtica de Luis EcheverrĂa sea el autor de su propio descrĂ©dito y de la negaciĂłn masoquista de su propia obra de gobierno? La historia polĂtica de los Ășltimos cinco años y medio indica, mĂĄs bien, que una vez mĂĄs los enemigos, abundantes y poderosos, de EcheverrĂa, han aprovechado una situaciĂłn particular âla crisis interna de ExcĂ©lsiorâ para sumarse en un esfuerzo final, oportuno por tardĂo, de desacreditar una polĂtica que les daña.
Una vez mĂĄs, como luego del jueves de Corpus, para Fuentes LEA es vĂctima de otro complot.
El 19 de agosto Fuentes le escribe a Paz, pero no dice nada sobre Excélsior y Plural.
1977: âcondiciones objetivas de libertadâ
El 4 de abril, el presidente LĂłpez Portillo nombrĂł embajador en España a DĂaz Ordaz, y Fuentes renunciĂł a la de Francia casi de inmediato. (GDO llegĂł a Madrid el 21 de julio, presentĂł credenciales y renunciĂł en menos de dos semanas por los tradicionales âmotivos de saludâ.)
El 15 de abril, Paz âque habĂa publicado un comentario a raĂz de su renuncia– le escribe a Fuentes que apenas hubo tiempo, en Vuelta (su nueva revista), para dar la noticia en un recuadro y manifestarle solidaridad; le pide que mande un artĂculo de inmediato, y lamenta âla actitud de Proceso y el artĂculo de GarcĂa CantĂșâ (el creciente odio entre Fuentes y GarcĂa CantĂș producirĂa despuĂ©s un zipizape verbal tan ĂĄlgido como estulto).
Fuentes no enviĂł nada a Vuelta. En mayo se vio con Paz (que regresaba de JerusalĂ©n y realiza lecturas y conferencias en ParĂs) y luego se fue con su familia a la Costa Azul; un mes mĂĄs tarde se instalĂł en Margency, a una hora de ParĂs. Paz le habĂa dejado unas preguntas sobre la polĂtica en MĂ©xico para publicar las respuestas en Vuelta.
El 15 de junio, Fuentes dice que âha intentado, sin Ă©xito, dar respuesta a las preguntas que me formulasteâ (Âżse conservan?). Su vida âoficialâ, dice, âse evaporĂł como the morning mistâ y lo Ășnico que hace ahora es leer y escribir. Pero agrega:
En realidad, mis respuestas serĂan muy breves: colaborĂ© con el gobierno de EcheverrĂa por convicciĂłn y ejerciendo una opciĂłn polĂtica libre. Tengo la impresiĂłn de que el balance de ese gobierno serĂĄ favorable. Basta leer a quienes hoy lo atacan despuĂ©s de haberlo halagado o despuĂ©s de haber callado durante seis años: los [Manuel] SĂĄnchez Vite, [Emilio] Uranga, [Roberto] Blanco Moheno, [Alfredo] Kawage, [Carlos] Loret de Mola. Ugh. En contraste, me parecen tan honorables quienes colaboraron abiertamente con EcheverrĂa como quienes lo criticaron abiertamente durante el sexenio.
Piensa que LEA âcreĂł condiciones objetivas de libertadâ que nadie supo âaprovechar polĂticamenteâ. (No dice una palabra sobre ExcĂ©lsior.) Se pregunta âentre milenarista y freudiano– si MĂ©xico, esa âconstrucciĂłn espiritual inteligenteâ que han hecho los escritores, esa âUtopĂa fundadoraâ, ha sido
negada una y otra vez por una realidad maligna que se nutre de la intersubjetividad histĂłrica de un paĂs derrotado, malicioso, interrumpido, una vocaciĂłn de perpetuarse en la esclavitud y el fracaso a fin de perpetuar asĂ la necesidad del padre protector y evadirse de la carga de la libertad. No sĂ©.
TrabajĂł para LEA, insiste, porque pensĂł que a MĂ©xico le hace falta âtensiĂłnâ, aunque sea âentre minorĂasâ; una tensiĂłn civilizatoria âentre el poder temporal y el poder espiritualâ como la que rige Europa desde 1500 (pero no a Rusia); una tensiĂłn saludable para MĂ©xico en la que creyĂł hasta que dejĂł de serlo por el nombramiento de GDO (âun criminal, un cĂnico y un bribĂłnâ), cuando la tensiĂłn fue âsubstituida por un regreso a la unidad nacional homogĂ©nea y pasteurizadaâ. Y termina:
No quiero hablarle al pĂșblico. Quiero hablarte a ti. Acepta mi disgusto, mi repulsiĂłn incluso. MĂ©xico es lo que dijo un dĂa [JosĂ© Emilio] Pacheco, algunos rĂos y montañas, algunos nombres. Algunos amigos, tĂș en primerĂsimo lugar. Todos los desconocidos que nunca tuvieron o tendrĂĄn voz: los humillados y ofendidos de nuestro vasto silencio, humillados y ofendidos por ese enjambre intersubjetivo de quienes han actuado la historia de MĂ©xico: sus lamentables clases dirigentes, econĂłmicas, polĂticas, sociales, desde AhuizĂłtl hasta la fecha, con las excepciones que son nuestra apuesta UtĂłpica. Poco pudieron, al cabo, las excepciones recientes âCĂĄrdenas, EcheverrĂaâ contra esa vasta conspiraciĂłn de amos y esclavos que es nuestra historia. Perdona tambiĂ©n mi desaliento: Âża quiĂ©n le hablas, pĂșblicamente, en MĂ©xico? Prefiero hablarte a tĂ. Prefiero escribir algunas cartas y evitar todo contacto pĂșblico con los Urangas y los Mauricios [GonzĂĄlez de la Garza]: la lepra y la mierda en matrimonio anal. Mejor escribir. Mejor tirar botellas al mar. Kafka escribiĂł: âHabrĂĄ mucha esperanza un dĂa, pero no para nosotrosâ.
El 15 de julio le contesta Paz. Insiste en la invitación a entregar una columna mensual en Vuelta y lamenta la negativa a responder las preguntas porque, en efecto, México es unos lugares y unos amigos, pero también es memoria, y
por eso, porque tĂș recuerdas, tu testimonio era y es necesario. Un paĂs sin memoria es un paĂs sin conciencia. Y los mexicanos hemos ido perdiendo la memoria poco a poco. Nuestra pasividad es un tradicionalismo que se repite los mismos gestos, pero que ya no sabe por quĂ© ni para quĂ© los repite. [âŠ] Somos tradicionalistas pero no tenemos conciencia de nuestra tradiciĂłn. Los revolucionarios, obscuramente, quisieron desenterrarla pero tambiĂ©n fracasaron, y su fracaso se llama el Sistema Mexicano: el Presidente sexenal y el PRI eternal. Tal vez esa tradiciĂłn ya estĂĄ muerta, pero ÂżcĂłmo saberlo? En todo caso, su fantasma nos habita.
Y cuando parecĂa que llegarĂamos a la modernidad, continĂșa Paz, la catĂĄstrofe de la explosiĂłn demogrĂĄfica y el crecimiento urbano irracional arrasan con todo, comenzando con la educaciĂłn, de la elemental a la superior (de nuevo habĂa sido cerrada la UNAM). Todo esto âha hecho de MĂ©xico un paĂs que no oye, salvo los gritos de los energĂșmenos y las frases de los polĂticos, amplificadas por la televisiĂłn y los periĂłdicosâ. Por eso era importante responder a Vuelta, âpor mĂĄs pequeña y marginal que sea nuestra revista: es una vozâ. Y tambiĂ©n de nueva cuenta, Paz no estĂĄ de acuerdo con las opiniones de Fuentes sobre LEA. No, el golpe contra ExcĂ©lsior no fue una trampa de sus enemigos:
SĂ, es cierto que âcreĂł condiciones objetivas de libertadâ y ese fue su gran mĂ©rito. Por desgracia, al final dañó gravemente su obra con el golpe contra ExcĂ©lsior y Plural. Por otra parte, su gobierno fue mĂĄs de gestos que de hechos. Contaba mĂĄs lo que se decĂa que lo que se hacĂa y se arruinĂł al paĂs con una polĂtica dispendiosa e irreflexiva. No atacĂł de frente a los verdaderos problemas nacionales: la sobrepoblaciĂłn, el desempleo, la centralizaciĂłn excesiva, la catĂĄstrofe educativa, el derrumbe de las universidades y de la cultura superior. Coincidimos en muchas cosas, pero no hay que exagerar nuestras divergencias. Tampoco minimizarlas o ignorarlasâŠ
El 18 de agosto Fuentes contesta que sĂ, que por encima de las divergencias estĂĄ âel respeto a la palabraâ y que por eso acepta colaborar mensualmente en Vuelta, pero âdentro de un contexto que sĂłlo Vuelta es capaz de crear: el de una tribuna pluralista desde la cual debatir con seriedad y pasiĂłn tambiĂ©n los problemasâ.
Nunca la hizo.
Final
DespuĂ©s de esto, la correspondencia amainĂł notablemente en intensidad y frecuencia. Entre 1977 y 1985 hay apenas media docena de cortesĂas y saludos, mĂĄs que cartas. El 27 de julio de 1982 Paz escribe:
Hace mucho tiempo que tĂș y yo no hablamos de verdad y lleguĂ© a temer que nuestra amistad se hubiese secado un poco. La amistad es como las plantas: hay que regarla a diario. A veces, tambiĂ©n hay que podarla: demasiado frondosa deja de dar flores y frutos. Y mucho sol âun acuerdo totalâ la marchita. Las diferencias âsi se dicenâ son un agua milagrosa. Por fortuna tĂș y yo no coincidimos en muchas cosas, aunque sĂ, creo, en lo esencial. En materia polĂtica yo te reprocho ciertas generalizaciones que encuentro fĂĄciles y apresuradas. [âŠ] Pero tĂș, sin duda, podrĂas reprocharme otros blind spots. Los tengo, como todo el mundo, y, como todo el mundo, no me doy cuenta de que los tengo. En fin, la amistad no consiste en tratar de tapar las nubes sino en lograr, por la conversaciĂłn, que revienten en lluvia y asĂ nos fecunden. ÂżNo crees?
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Es un escritor, editorialista y acadĂ©mico, especialista en poesĂa mexicana moderna.