Los movimientos populistas de derechas amenazan las democracias occidentales, desde Estados Unidos a Francia, Alemania y Reino Unido. ¿Qué hay detrás de su ascenso? ¿Cuándo tienen éxito electoral estos movimientos? ¿Cuándo es más probable que sean capaces de derrocar instituciones democráticas?
Una característica común de estos movimientos es que explotan los miedos y ansiedades de la población, por ejemplo los provocados por la crisis financiera de 2008 y la llegada de inmigrantes. Los gobiernos populistas de derechas también se han aprovechado del pánico generado por la pandemia de la covid-19 para acumular poder en Hungría, Polonia y Turquía, por mencionar solo algunos ejemplos.
Estos sucesos han hecho que muchos analistas tracen comparaciones entre los movimientos de derechas de hoy y el fascismo de entreguerras. Los fascistas en Italia y los nazis en Alemania explotaron también miedos y ansiedades. Las crisis económicas, la inestabilidad que trajo la Primera Guerra Mundial, y el fuerte sentimiento nacionalista y militarista de muchos crearon un ambiente ideal para su demagogia.
En este contexto, una famosa teoría articulada por varios historiadores (por ejemplo, Nolte 1965) relaciona el atractivo que tenían estos partidos en las élites y las clases medias con la percepción de una amenaza en el socialismo que surgió tras la Primera Guerra Mundial. De manera similar, varias dictaduras militares de derecha en América Latina, y también en Turquía e Indonesia, llegaron al poder usando la amenaza del socialismo como excusa.
¿Qué podemos aprender de la experiencia de entreguerras sobre el carácter y los peligros de la nueva insurgencia populista de derechas? Para arrojar luz sobre esta cuestión, en un trabajo reciente (Acemoglu et al 2020), revisamos el surgimiento del fascismo italiano, centrándonos en la conexión que había entre la amenaza del socialismo y el movimiento de Mussolini en los años veinte.
Aunque hay muchos trabajos que hacen énfasis en “el miedo rojo” como un contribuyente importante en el surgimiento del fascismo, no hay una investigación empírica sistemática sobre esta conexión y su papel en la toma del poder del Partido Fascista en Italia.
Usamos varias bases que contienen datos recién recopilados para explorar la conexión entre la amenaza percibida del socialismo tras la Primera Guerra Mundial y el consiguiente ascenso del fascismo en Italia. Nuestro resultado principal es una asociación fuerte entre la “amenaza roja” en Italia, medida con el porcentaje de voto al partido socialista en sus primeras elecciones de posguerra en 1919, y el consiguiente apoyo local del Partido Fascista a principios de los años veinte.
Específicamente, usamos tres medidas de apoyo a los fascistas: el porcentaje de voto al Partido Fascista en las elecciones de 1924, la presencia de filiales locales del partido a finales de 1921 y la violencia fascista. Estas tres medidas muestran una conexión estrecha entre el porcentaje de voto municipal del Partido Socialista en las elecciones de 1919 y el apoyo al movimiento fascista.
También demostramos que las élites locales, especialmente los grandes propietarios, desempeñaron un papel importante al apoyar las actividades fascistas. El gráfico 1 muestra la relación entre las víctimas de la guerra (panel de arriba), el voto al partido socialista en 1919 (panel central) y el voto al partido fascista en 1924 (panel de abajo) en los municipios italianos.
Gráfico 1 Relación entre víctimas de la guerra (mapa de arriba), el porcentaje de voto a los socialistas en 1919 (mapa central) y el voto a los fascistas en 1925 en los municipios italianos (mapa de abajo).
Víctimas de la guerra, amenaza roja y fascismo
La correlación entre el voto socialista en 1919 y el apoyo fascista posterior es posible que tenga muchas otras causas. Para establecer una conexión causal entre la amenaza roja y el surgimiento del fascismo italiano, desarrollamos una nueva fuente de variación en el apoyo al partido socialista basada en las víctimas de la Primera Guerra Mundial en el ámbito local.
La Primera Guerra Mundial creó enormes dificultades y desilusión en Italia, tanto por las derrotas en el campo de batalla y sus víctimas como por la sensación de que, a pesar de estar en el bando ganador, Italia no se benefició de la guerra. A principios del siglo XX, el Partido Socialista Italiano era uno de los más fuertes de Europa. Como se opuso a la entrada de Italia en la Gran Guerra, el sentimiento antibélico provocó una corriente de apoyo al partido. Los socialistas se convirtieron en el primer partido en las elecciones de 1919, con un 32,3% del voto nacional.
Hemos usado datos detallados sobre víctimas de la guerra para medir el alcance del sufrimiento que provocó la guerra a nivel local. Primero mostramos que los soldados víctimas a nivel municipal no tienen relación con las condiciones económicas, sociales y políticas de la región antes de la guerra, incluido el apoyo preguerra a partidos socialistas o nacionalistas. En contraste con esto, hay una asociación muy fuerte entre las víctimas y el voto al partido socialista en 1919, controlando por varias cuestiones históricas y contemporáneas.
Sin embargo, para entonces, el Partido Socialista había comenzado a cambiar su carácter, y empezaba a adoptar una línea dura influida por los soviéticos. Durante el Congreso de 1918, la rama revolucionaria tomó el control del partido, y elaboró un programa centrado en el objetivo de “hacer como en Rusia” (Tasca 1938). Un año después, el partido se unió a la Internacional Comunista, alegando que “La conquista violenta del poder político en nombre de los trabajadores significará el traspaso de poder de la clase burguesa a la clase proletaria, estableciendo por lo tanto la dictadura de todo el proletariado” (Payne 1996: 89).
En los dos años posteriores a las elecciones se intensificó considerablemente la movilización socialista. Crecieron las huelgas y disturbios. El clímax se alcanzó en septiembre de 1920, cuando miles de trabajadores de todo el país ocuparon fábricas, sucesos que podrían haber desembocado en una revolución socialista en Italia.
Estos sucesos generaron un miedo y ansiedad palpable en los propietarios y algunas élites, pero también entre la clase media rural y urbana. Muchas élites comenzaron a pensar que la visión tradicional de los partidos de centroderecha era incapaz de parar el socialismo y por lo tanto comenzaron a apoyar a los fascistas. Como ha señalado Lyttleton (2003: 70), “la expansión del fascismo en las áreas rurales fue fomentada y dirigida por la reacción de los agricultores y propietarios contra las ligas campesinas de los socialistas y los católicos.”
Los resultados empíricos de nuestra investigación son consistentes con esto: encontramos una fuerte correlación entre la amenaza roja, correlacionada con el voto a los socialistas en 1919 motivado por las víctimas de la guerra, y nuestras tres variables del apoyo fascista, como ilustramos en el gráfico 2. Nuestras estimaciones sugieren que hasta un 15% del apoyo al Partido Fascista entre 1919 y 1924 podría deberse al apoyo a votantes conservadores y moderados ante la sensación de que hay una amenaza roja. El gráfico 2 (el panel de abajo y el central) muestran que los efectos sobre la violencia fascista y la probabilidad de tener una filial del partido fascista en la región son igualmente grandes.
Gráfico 2. Apoyo a la filial local del Partido Fascista y variación en el porcentaje de voto al Partido socialista en 1919, correlacionados con el shock de las víctimas de soldados.
¿Por qué triunfó el fascismo?
Demostramos que los votos al Partido Fascista no provenían del núcleo de apoyo a los socialistas; en su lugar, fueron los votantes que solían apoyar a los partidos de centroderecha los que comenzaron a votar por los fascistas en 1924. El creciente sentimiento nacionalista tenía poco que ver con el aumento del fascismo: los veteranos de guerra parece que no apoyaron al partido fascista. Tampoco vemos un mayor sentimiento nacionalista correlacionado con el apoyo a otros partidos nacionalistas o con la probabilidad de construir memoriales de guerra, en zonas que sufrieron mayores víctimas.
En su lugar, en línea con la evidencia histórica, el apoyo de las élites locales parece haber sido importante a la hora de coordinar el apoyo del centroderecha al fascismo. Encontramos efectos mucho más significativos (incluidas donaciones a la causa fascista de italianos ricos) en zonas donde hay un aumento mayor del voto a los socialistas en 1919, y donde existen asociaciones de propietarios y un mayor número de élites locales.
Si las consecuencias de las víctimas y el sufrimiento de la guerra determinan el surgimiento de la amenaza roja, entonces podríamos esperar que otros shocks que aumentan el apoyo a la izquierda tengan consecuencias similares. Demostramos que así es. Tanto la falta de lluvias como la mayor mortalidad durante la pandemia de gripe española también parecen haber incrementado el apoyo al Partido Socialista, y este aumento del apoyo al Partido Socialista condujo a un crecimiento de la actividad del Partido Fascista (aunque nuestros resultados aquí son menos precisos que los que surgen como consecuencia de las víctimas de la guerra).
Efectos a largo plazo del fascismo
¿Qué consecuencias a largo plazo tuvo el fascismo en el poder? No hay un consenso al respecto. La captura del poder del fascismo fue un suceso que definió una época, y podría haber alterado la trayectoria económica y política de Italia en las décadas subsiguientes. Sin embargo, a consecuencia de su colapso tan abrupto en 1943, muchos historiadores han dudado sobre sus consecuencias a largo plazo. Nuestro artículo también analiza esta cuestión usando estadísticas de víctimas y nuevas fuentes de datos.
En primer lugar, mostramos que en zonas donde había un mayor apoyo local al Partido Fascista, fueron deportados más judíos entre 1943 y 1945. Por lo tanto, a pesar de que el apoyo de los italianos a las atrocidades nazis ha sido minimizado, nuestros datos sugieren que el fascismo italiano provocó una colaboración con los nazis. En segundo lugar, documentamos que en las elecciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el apoyo local al Partido Fascista se asocia con los resultados mucho peores de los partidos de centroderecha. Esto puede deberse a que su alianza y complicidad con los fascistas en los años veinte deslegitimó al establishment de centroderecha.
Conclusiones
El éxito de Mussolini fue un punto de inflexión en la historia global. Junto a la Alemania nazi, introdujo a Europa en una era de atrocidades y sufrimiento humano sin precedentes. En nuestro artículo, examinamos qué ayudó al éxito electoral del Partido Fascista y demostramos que la percepción de una amenaza socialista contribuyó sustancialmente al éxito del fascismo italiano. Esto se debe principalmente al hecho de que los propietarios, los industriales ricos y muchos individuos de clase media se volvieron simpatizantes del fascismo en mitad de un mayor apoyo del Partido Socialista y de una mayor movilización industrial y rural.
¿Qué lecciones podemos extraer para hoy? Por una parte, si el nacionalismo, el militarismo y la amenaza real de la revolución socialista de entreguerras fueron relevantes para el apoyo masivo (y las actividades violentas y asesinas) de los partidos de extrema derecha, entonces hoy tenemos mucho menos que temer y es poco probable que el populismo de derecha se vuelva un fascismo militante. Por otra parte, nuestros resultados pueden también leerse como un aviso de que deberíamos vigilar las ansiedades y miedos crecientes basados en la inestabilidad económica, los grandes flujos migratorios y el nacionalismo como consecuencia de tensiones internacionales, no sea que comiencen a radicalizar de manera simultánea a los populistas de derechas y a aumentar su atractivo entre la población.
Este artículo apareció originalmente en Voxeu.
Traducción del inglés de Ricardo Dudda.
(Estambul, 1967) es profesor de Economía en el Massachusetts Institute of Tecnhnology. En 2012 publicó junto a James Robinson Por qué fracasan los países (Deusto)