Foto: Jamie Kennedy, CC BY 2.0, via Wikimedia Commons

Cuatro interpretaciones sobre el islamismo

Entre 1989 y 2023, el radicalismo islámico se ha exacerbado. Cuatro pensadores han ofrecido diferentes explicaciones sobre las causas de este fenómeno.
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Tres fechas son significativas para entender los ataques de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre. En primer lugar, la condena por parte del ayatolah Jomeini a Salman Rushdie el 14 de febrero de 1989. En segundo lugar, los ataques del 11 de septiembre del 2001 a la Torres Gemelas en Nueva York y el Pentágono en Washington DC. En tercer lugar, el propio 7 de octubre de 2023. Es un error concebir las atrocidades cometidas por el grupo terrorista localizado en Gaza solo en el contexto del conflicto palestino-israelí. El escenario más amplio tiene que tomar en cuenta el surgimiento de los radicalismos islámicos en los últimos cincuenta años.

Entre 1989 y 2023 lo que ha sucedido es la exacerbación de una interpretación antiliberal de las enseñanzas del Islam. Ahora bien, ¿cuál es la causa de ello?

Para entenderlo quizás haya que revisar los argumentos de cuatro estudiosos –aunque no necesariamente especialistas en el tema– de este fenómeno político. Me refiero a las interpretaciones de Paul Berman, Mark Lilla, Bernard Lewis y Samuel P. Huntington.

Para Paul Berman, el islamismo agresivo que propone una yihad contra el Occidente liberal no se puede entender si pasamos por alto su carácter totalitario, cuyas raíces se remontan a los primeros lustros del siglo XX. De una manera sugerente, Berman ha reunido líneas ágata en las que intenta demostrar –muchas veces con éxito– que la derrota del nazismo, el bolchevismo y el fascismo en Europa no significó su desaparición. Al contrario, estos tres movimientos totalitarios migraron en los años 30 y 40 del siglo pasado al Medio Oriente, el centro geopolítico determinante del Islam, donde capturaron la imaginación de intelectuales y hombres de acción. Quizás el ejemplo más conspicuo que cita Berman es el del llamado “Gran Mufti de Jerusalén.”, Hajj Muhammad Amin al-Husayni. Antisemita y antiliberal, el Mufti llegó al extremo de aliarse con Hitler, al que intentó convencer de ampliar el Holocausto –el sacrificio de judíos– al norte de África y propuso igualmente que la Luftwaffe bombardeara Tel Aviv.

Si nos dejamos guiar por Berman, la expresión para referirse a movimientos como el Estado Islámico, Al Qaeda, Hamás o incluso el partido Baath en Siria, no pueden más que ser la de islamo-fascismo.

A diferencia de Berman, el filósofo político Mark Lilla considera que, en última instancia, el problema del islamismo no es tanto un fenómeno propiamente moderno –sea fascista, nacional-socialista o comunista– como un problema estructural, que ha acompañado a la humanidad desde que hay civilización. De acuerdo con Lilla, la modernidad que procreó a las sociedades seculares en Occidente, y que tuvo a Thomas Hobbes como uno de sus fundadores, se ha engañado al creer que el pensamiento teológico ha sido superado. Si para Berman el totalitarismo europeo migró al Medio Oriente en la cuarta década del siglo XX, para Lilla la teología política tuvo un papel preponderante en la génesis y ascenso del Tercer Reich.

En su libro El dios que no nació, Lilla demuestra cómo teólogos cristianos, primordialmente en Alemania, promovieron una lectura autoritaria de la política, que los llevó a apoyar al hitlerismo, como lo hizo, desde la filosofía política, Martin Heidegger. Aunque Lilla no se refiere en su libro al islamismo, de la lectura de varios de sus artículos se puede deducir que el revival del radicalismo islámico no es más que una de las más recientes manifestaciones del pensamiento teológico y de su aplicación a la política.

Una lectura diferente a la de Berman y Lilla es la del estudioso del Medio Oriente y el Islam Bernard Lewis. El orientalista británico-israelí, ex profesor de la Universidad de Princeton, murió en 2018, no sin antes brindarnos en varios libros y artículos su explicación del ascenso de los radicalismos islámicos. Esta se puede encontrar, sobre todo, en un par de sus libros: ¿Qué ha fallado? El impacto de Occidente y la respuesta de Oriente Próximo y y The crisis of Islam: Holy war and unholy terror.

En una interpretación que recuerda a Nietzsche, Lewis se concentra en un argumento de orden psicológico para entender el polvorín en el Medio Oriente. Según él, una religión que comenzó siendo imperial –a diferencia del cristianismo– no pudo digerir el hecho de que Occidente la rebasara en términos económicos, científicos y tecnológicos, llegando inclusive a colonizar territorios en el que había imperado el Islam. Esta derrota no ha sido asimilada y, como resultado, pasiones poderosas como el resentimiento, la humillación y la frustración han producido respuestas a la vez extravagantes y peligrosas, con nuevas interpretaciones del Corán que promueven la agresión y la guerra santa.

Finalmente, Samuel P. Huntington entiende el despuntar del islamismo a partir del modelo que dió a conocer en su famoso tratado El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial.. Para él, el resurgimiento de los movimientos radicales islamistas no es más que la natural confrontación entre la civilización islámica y otras civilizaciones, sobre todo la occidental, tras el derrumbe del orbe soviético y la hegemonía del paradigma de la Guerra fría. De acuerdo con él, no puede realmente haber una verdadera paz entre las civilizaciones al nivel cosmético del derecho internacional o dentro del marco de organizaciones internacionales como la ONU. Solo un acuerdo que tome en cuenta las diferencias en el ámbito profundo de la religión y la cultura podrían culminar en el cese de hostilidades. Nada hace pensar que eso pueda suceder en el corto plazo.

Aunque cada uno de estos cuatro pensadores tienen explicaciones diferentes sobre las causas que han dado lugar al radicalismo islámico, no cabe duda que han puesto el dedo en la llaga sobre el problema fundamental en Medio Oriente. ~

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(ciudad de México, 1967) es ensayista, periodista e historiador de las ideas políticas.


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