salman rushdie
Foto: ActuaLittรฉ, CC BY-SA 2.0

Hay que inventar la libertad, como Salman Rushdie

La libertad es un bien escaso en el mundo, ha advertido Rushdie, pero para escribir, el escritor debe asumir que es libre.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

ยฟLa libertad es esa condiciรณn feliz que rodeaba a Salman Rushdie cuando creyรณ que tenรญa el derecho a imaginar demonios, รกngeles, islas y metamorfosis con guiรฑos al islam? ยฟO la libertad es la conciencia que adquiriรณ luego de atravesar el miedo, la amenaza de muerte, la vigilancia y todo lo que vino con la publicaciรณn de su novela Los versos satรกnicos?

Esas y otras preguntas me hice cuando terminรฉ de leer, no hace mucho, la autobiografรญa del autor inglรฉs de origen indio, esa que titulรณ con el nombre clave que lo protegiรณ durante una dรฉcada: Joseph Anton.

El escritor Martรญn Solares me dio la oportunidad de poner sobre la mesa esas preguntas en una breve charla digital con el autor, dos semanas antes de que fuera apuรฑalado en Nueva York. Como era de esperarse en un intercambio con un grande asรญ, su respuesta me dio claves para una reflexiรณn absorbente de la que no logro salir. El escritor necesita suponer que es libre, pero se engaรฑa, me dijo Rushdie. ร‰l creรญa que podรญa escribir sobre lo que quisiera. Pensรณ que podรญa usar su imaginaciรณn sin ataduras, sin miedo a los hombres y a sus ideas. Se equivocaba, pero para escribir es preciso suponer esa libertad. Me puso como ejemplo a ร“sip Mandelstam. Si alguien iba a satirizar a Stalin, tenรญa que hacerlo desde la inconsciencia, desde el autoengaรฑo de la libertad, para luego, como Mandelstam, darse cuenta de que su poema, sus palabras, su juego, su lucidez lรบdica, eran una sentencia de muerte. Fue libre Mandelstam para escribir, pero eso le quitรณ la libertad y la vida.

Por lo que se lee en Joseph Anton, Salman Rushdie se desengaรฑรณ: tras la publicaciรณn de su novela tuvo que aceptar que de libertad, nada, pero quizรก sea posible afirmar que la lucha por su vida se convirtiรณ en la construcciรณn de otra libertad.

Supongo que todos estรกn enterados, pero a los reciรฉn llegados les cuento un poco de los problemas del autor de Los versos satรกnicos. Publicรณ ese libro a fines de los 80 y aรบn no estaba en librerรญas cuando ya tenรญa crรญticas por ridiculizar al islam. No estรกn ni Alรก ni Mahoma en su novela, pero hay personajes que les hacen guiรฑos. De la mano de su padre, un hombre laico con intereses profundos en las religiones, Rushdie habรญa quedado fascinado con las figuras del islam, la historia del profeta y el pasaje sobre unas diosas aladas que se cambiรณ en el Corรกn porque no lo habรญa dictado dios, sino el diablo. Ese pasaje es conocido como los versos satรกnicos. De ahรญ se agarrรณ para su extraordinaria novela y de ahรญ se agarrรณ el ayatola Jomeini para dictar una fetua, una orden a todos los musulmanes del mundo para acabar con el impรญo. Quedaban obligados con dios.

La libertad es un bien escaso en el mundo, advirtiรณ Rushdie, pero โ€œpara escribir, el escritor debe asumir que es libreโ€.

Le he dado muchas vueltas a su respuesta y con ella como escalรณn me atrevo a plantear mi propia construcciรณn: la literatura, como la ciencia, como el conocimiento, como el arte, son libres, pero sus autores no. Se convencen de que lo son, pero ยฟquiรฉn va a ser libre en un mundo donde la razรณn es constantemente vencida por la fe exenta de duda? Piensen en Rushdie: un autor ya consagrado que creciรณ y vivรญa y escribรญa en una sociedad de libertades (Inglaterra), pero que topรณ un dรญa con el demencial enojo de un polรญtico que desayunaba cada maรฑana a 3 mil 800 kilรณmetros de distancia, en Irรกn.

Nadie estรก a salvo de la sinrazรณn del poder. Pienso entonces que los autores pueden tener dos momentos de libertad: aquel en el que insensatamente dibujan, escriben, cantan, revelan, descubren o imaginan, y aquel otro en el que como individuos asumen racionalmente la tarea de defender ese primer momento inconsciente de libertad.

Intento decirlo de otra forma. La libertad no existe. La libertad se inventa, primero. Se tiene fe en ella. Se descansa irracionalmente en la creencia de su existencia. Los autores la inventan para avanzar. Es su primer personaje. Su primer escenario. Su primera palabra, su primer experimento, su primer reportaje. Luego se dan cuenta, si tocan a la sinrazรณn, de que la libertad no estaba y la tienen que construir.

Pienso que fue el caso de Salman Rushdie. En esa libertad inventada para un mundo donde aรบn existen la fetua y la prohibiciรณn para reรญr de dios, escribiรณ Los versos satรกnicos. Esta novela dejรณ de pertenecerle para convertirse primero en el aparente error que le costarรญa mรกs de diez aรฑos de vida en cautiverio protector y luego en los ladrillos de una libertad construida a golpe de pรฉrdidas y puรฑetazos de consciencia.

ยฟEs mรกs libre hoy Salman Rushdie de lo que fue cuando escribiรณ su polรฉmica novela? No lo sรฉ. Pero, a pesar de las puรฑaladas, de las amenazas, del mundo que aloja sinrazones, Salman Rushdie es un ejemplo de nuestra capacidad para construir libertad. Se la inventรณ primero. Se la construyรณ despuรฉs y se la apuรฑalaronโ€ฆ pero ya no se la pueden quitar.

+ posts

es politรณloga y analista.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: