Determinadas artes, y vamos a partir de la hipĆ³tesis fecunda, creo yo, e insuficientemente explorada, de que el pensamiento es un arte, estĆ”n tan ligadas a su tiempo que envejecen inevitablemente con Ć©l. Que esto es lo que pasa con la fotografĆa y el cine nadie podrĆ” negarlo. Cuando hoy vemos una pelĆcula antigua, lo que mĆ”s nos llama la atenciĆ³n es el mundo que era su escenario, entendiendo como mundo tanto el paisaje urbano, o rural en su caso, como los comportamientos sociales, y toda la gestualizaciĆ³n ritual asociada a ellos, moda y costumbres incluidas por supuesto. Es decir, un clima, un aura incluso serĆa tal vez mĆ”s exacto, que nos restituyen momentĆ”neamente un pasado mĆ”s o menos remoto y por el que sentimos mĆ”s o menos nostalgia. El argumento en sĆ sĆ³lo nos interesa en segundo lugar, y generalmente lo encontramos mĆ”s anacrĆ³nico todavĆa que las imĆ”genes que contemplamos, hasta el punto de que hoy podrĆamos decir que el argumento de esas obras no es otro que el mundo que representan. Esto no sucede en cambio con la literatura, a pesar de haber sido escrita en Ć©pocas infinitamente anteriores al cine o a la fotografĆa, lo que no sĆ³lo es debido a la estrecha dependencia de la tĆ©cnica de estas Ćŗltimas. Por eso se sigue leyendo a los clĆ”sicos. No porque nos hablen de un mundo pretĆ©rito, sino al contrario, porque nos hablan del mundo de hoy. Entonces, la pregunta serĆa: Āæsucede lo mismo con la filosofĆa, cuya pretensiĆ³n es precisamente hablarnos de nuestro ser en el mundo? ĀæEnvejece a medida que pasa el tiempo? A primera vista dirĆamos que sucede lo mismo que con la literatura. No hay mĆ”s que pensar en PlatĆ³n. Pero, Āæy en los demĆ”s casos? ĀæQuiĆ©n lee hoy a Spinoza, a Kant, a Heidegger? Sirva esta digresiĆ³n de preĆ”mbulo al comentario del reciente libro de Hannah Arendt publicado en nuestro paĆs, Ensayos de comprensiĆ³n, 1930-1954.
1930-1954 son las fechas entre las que Hannah Arendt escribiĆ³ estos textos. AƱos fecundos en acontecimientos tanto histĆ³ricos como biogrĆ”ficos, cuyo rastro podemos seguir fĆ”cilmente en ellos. El tĆtulo del libro es obra de su editor americano, Jerome Kohn, Ćŗltimo ayudante de Arendt en la New School for Social Research, y no es otra cosa que el subtĆtulo de uno de los ensayos que contiene el volumen: De la naturaleza del totalitarismo. Ensayo de comprensiĆ³n (Hannah Arendt trabajaba desde 1945 en una de sus obras capitales, Los orĆgenes del totalitarismo). De modo que lo que en Ćŗltima instancia se trata de comprender en estos ensayos es la naturaleza del totalitarismo, que marcĆ³, gravĆ³ tal vez fuera mĆ”s exacto decir, precisamente aquel perĆodo de aƱos, y cuyas secuelas perduran todavĆa hoy en Europa, y naturalmente fuera de ella. Y habrĆa que preguntarse ahora si las nuevas formas de totalitarismo emergentes son sĆ³lo secuelas de aquellas que analizara Hannah Arendt, o fenĆ³menos completamente distintos, aunque su raĆz sea la misma. Porque hoy el caldo de cultivo es otro, hoy las circunstancias son otras, y no siempre es cierto que la historia se repita. La historia que aparentemente se repite es siempre otra historia, como son otros sus protagonistas, sean activos o pasivos, y precisamente por eso resulta casi siempre impredecible, aunque sea previsible.
Los textos reunidos en estos ensayos de comprensiĆ³n pertenecen pues a distintos momentos histĆ³ricos y biogrĆ”ficos, y a distintas ocasiones (reseƱas de libros, conferencias, efemĆ©rides, comentarios, artĆculos de fondo, etc.) En ellos el lector de Arendt va a encontrar nombres y temas familiares, que la autora desarrollarĆa en otros libros suyos. A Heidegger, Jaspers, Kierkegaard o Kafka estĆ”n dedicados algunos. En otros nos habla en cambio de āel problema alemĆ”nā, de la culpa, del fascismo y del comunismo, de la religiĆ³n o de los intelectuales. Temas, como se sabe, sobre los que Arendt no dejĆ³ nunca de reflexionar. Pero todos tienen ese denominador comĆŗn que tan bien expresa y compendia el tĆtulo, todos son en el fondo ensayos de comprensiĆ³n, o ensayos āsobre las dificultades de comprensiĆ³nā, como reza el subtĆtulo de otro de ellos. Y lo primero que hay que decir de este libro, es que nos ayuda efectivamente a comprender aquellos aƱos, como nos ayuda tambiĆ©n a comprender lo que vino despuĆ©s, que finalmente desembocĆ³ en este mundo nuestro de hoy tan difĆcil de comprender. O tan fĆ”cil, segĆŗn se mire. De modo que no puede decirse precisamente que los textos de Hannah Arendt hayan envejecido, sino mĆ”s bien todo lo contrario. Baste un ejemplo. El tema de la emancipaciĆ³n femenina, a casi 75 aƱos de distancia, sigue planteĆ”ndose hoy prĆ”cticamente en los mismos tĆ©rminos en que los planteaba ella. Pero Ć©ste no es, ni mucho menos, el Ćŗnico ejemplo, y ni siquiera es Ć©sta la principal virtud de este sugestivo y profundo libro, aunque algunas de sus esperanzas se hayan visto frustradas y hoy nos puedan parecer ingenuas, como por ejemplo su fe ciega en el espĆritu pacificador de los Estados Unidos, comprensible, por lo demĆ”s, en los aƱos en que fueron escritos los textos. La principal virtud, digĆ”moslo sin rodeos, es que Hannah Arendt nos da quĆ© pensar en un mundo en que el pensamiento es cada vez menos necesario, tiene cada vez menos influencia, y ha perdido prĆ”cticamente todo su prestigio. Y nos da quĆ© pensar precisamente en todo eso, en cĆ³mo todo eso ha sido posible y en lo que podemos esperar y no esperar en adelante. La reflexiĆ³n de Hannah Arendt no es una reflexiĆ³n filosĆ³fica, como ella misma nos recuerda en tantas ocasiones. āYo no pertenezco al cĆrculo de los filĆ³sofos. Mi profesiĆ³n, si puede hablarse de algo asĆ, es la teorĆa polĆticaā, dice en la entrevista que abre estos ensayos. Arendt era consciente de que sĆ³lo con la filosofĆa poco se podĆa hacer por el mundo. La suya es pues una reflexiĆ³n polĆtica. O mĆ”s exactamente una reflexiĆ³n que reivindica la polĆtica, a la vez que una polĆtica que reivindica la reflexiĆ³n. ReflexiĆ³n sobre el mundo y los acontecimientos que lo transforman, sobre la voluntad del hombre y su relaciĆ³n con la libertad, sobre la conciencia y la pĆ©rdida de conciencia, sobre la responsabilidad y la indiferencia, el pensamiento y la acciĆ³n, o los peligros que entraƱa un progreso incontrolado. De todas estas cosas tratan estos Ensayos de comprensiĆ³n. Todas ellas temas polĆticos de primera magnitud sin duda, aunque hoy la polĆtica ya no se ocupe demasiado de ellas, preocupada como estĆ” exclusiva y obsesivamente por un Ćŗnico tema: el poder. ~
(Madrid, 1950) es crĆtico literario y traductor. En 2006 publicĆ³ el libro de relatos Esto no puede acabar asĆ (Huerga y Fierro).