Estar nepantla al norte

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Richard Ford

Canadรก

Traducciรณn de Jesรบs Zulaika

Barcelona, Anagrama, 2013, 510 pp.

“Nos fuimos al amanecer, en lรญnea recta hacia las montaรฑas de Saskatchewan, un territorio que a Kit le parecรญa mรกgico y mรกs allรก de la ley”, nos dice Holly hacia el final de Badlands (1973), รณpera prima y primer fresco norteamericano del cineasta Terrence Malick, cuando la pareja involucrada en una serie de asesinatos encuentra su callejรณn sin salida en el paisaje inabarcable de las malas tierras de Montana, mรกs allรก de los callejones y los patios traseros en los que comienza su fatรญdico romance. Trรกnsfugas del sueรฑo americano, los personajes de Malick se encuentran a la deriva y con la brรบjula emocional apuntando hacia el norte de Estados Unidos, hacia la frontera y lo que se extiende mรกs allรก de esa lรญnea imaginaria: Canadรก.

A Dell Parsons le ocurre algo similar, aunque el criminal no sea รฉl sino sus padres, sรบbitos y malogrados asaltantes de un banco, cuyo robo llevarรก a la disoluciรณn de su pequeรฑa y aislada familia de cuatro, situada de igual modo al margen del รฉxito y de los frutos de la tierra prometida.

Cuando, despuรฉs del asalto y el inevitable encarcelamiento de sus padres, Dell y su hermana gemela Berner quedan en calidad de abandonados, vivir en Montana deja de ser una posibilidad. Cada uno de los hermanos escapa a su manera: mientras ella se fuga hacia el sur, a รฉl se lo llevan al norte, a ese norte apenas imaginado y al que le falta una pieza, el rompecabezas armado por el padre criminal, para siempre inacabado y por siempre tendido en la mesa de un hogar que no serรก mรกs.

Tal es el punto de partida de Canadรก, la novela mรกs reciente de Richard Ford, una obra de realismo puro y duro que a veces se antoja un tratado sobre las decisiones de peso y el inevitable trรกnsito hacia la madurez. Ubicรกndose de nueva cuenta en un terreno familiar –pensemos en Incendios (1990), novela breve o relato amplio en el que una familia de tres se disuelve, rodeada de incendios forestales, tambiรฉn narrada por un adolescente en el momento exacto de su rito de paso–, Ford deposita en la voz de Dell la experiencia inasible del fracaso estadounidense, es decir, la imposibilidad de permanecer allรญ, en ese lugar en el que se nos ofrece todo, siempre y cuando sepamos desentraรฑar las reglas del juego.

En su huida de Montana, llevado al norte por una amiga de su madre, Dell se asoma por la ventanilla del coche y reflexiona: “Aquello era Canadรก. Nada lo distinguรญa de donde aรบn estรกbamos. El mismo cielo. La misma luz del dรญa. El mismo aire. Pero diferente. ¿Cรณmo era posible que me estuviera dirigiendo allรญ?” Su vida, de pronto, comienza de nuevo, para siempre dividida en dos: antes y despuรฉs del asalto de sus padres a un banco. Y de esa manera divide Ford su propia novela, en sendos y amplios apartados que luego se antojan un par de novelas desencontradas, aunque complementarias.

Mientras que la primera parte de Canadรก ocurre en la casa de los Parsons en Montana y narra, de manera acumulativa y digresiva, los largos antes y durante, luego el sรบbito despuรฉs del asalto al banco por parte de los padres de Dell y Berner, la segunda se transforma en un argumento a la Dickens, en la que un buen salvaje –es decir: un inocente– encuentra su lugar en el nuevo mundo a donde lo ha arrojado la circunstancia.

Concluida su trilogรญa dedicada a Frank Bascombe –la reuniรณn de El periodista deportivo (1986), El dรญa de la Independencia (1995) y Acciรณn de gracias (2006), que en la ediciรณn de la Everyman’s Library cuenta con 1,322 pรกginas–, Ford lleva su exploraciรณn de la vida en Estados Unidos a travรฉs del realismo a los linderos de la alegorรญa o de la especulaciรณn existencial, es decir, a plantearse una pregunta (¿quรฉ significa no vivir en Estados Unidos?), y trazar una larga respuesta (Canadรก).

Alรฉrgico a la psicologรญa –desde muy temprano en Canadรก se nos advierte: “Pero culpar a los padres de las dificultades de tu propia vida al final no te lleva a ninguna parte”–, Ford encuentra en la ficciรณn el derrotero perfecto de la realidad, asรญ como el vehรญculo pertinente para convertir las ideas en sucesos, tanto o mรกs elocuentes que la divagaciรณn filosรณfica. Pragmรกtico en su concepciรณn de la literatura, nuestro autor deposita en sus personajes y en el caso particular de Dell el concepto del self-made man, quintaesencia del carรกcter estadounidense.

Parangรณn aparte, pensemos en Oraciรณn por Owen (1989), de John Irving, novela cuyo protagonista tambiรฉn ha escapado a Canadรก, no nada mรกs por objeciรณn de conciencia –John, el narrador en la novela de Irving, alcanza la mayorรญa de edad durante la guerra de Vietnam y se convierte en un “expatriado voluntario”–, sino en un intento por lidiar con la memoria de su madre y la peculiar manera en la que perdiรณ la vida. Ademรกs de un lugar situado mรกs allรก de la ley, Canadรก aparece en el imaginario estadounidense como un sitio allende el recuerdo, o bien, para “estar nepantla”, es decir, entre un lugar (emocional y/o fรญsico) y otro.

En su traslado de territorio o de terruรฑo, Dell es la semilla que comienza a germinar a un lado de la frontera y es trasplantada para madurar –es decir: florecer y dar frutos– al otro, independientemente de la circunstancia que lo llevรณ a sufrir dicha mudanza. Esta interpretaciรณn, sin embargo, bien podrรญa ser anulada con cada lectura de Canadรก, una de esas grandes novelas estadounidenses en las que las metรกforas no existen ni son necesarias.

Pero no claudiquemos tan pronto en nuestro afรกn interpretativo. Que Richard Ford haya titulado Canadรก a su novela mรกs reciente me parece, de pronto, una gran crรญtica (sin dejar de ser una celebraciรณn) al paรญs que lo contiene: Estados Unidos. Y de pronto se antoja colocarla en el estante en el que yace Moby Dick, de Herman Melville, pues tal es la maestrรญa y la naturaleza que emana de sus pรกginas: lo clรกsico estadounidense. ~

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David Miklos (San Antonio, Texas, 1970) es escritor y editor. Dirige la revista de historia internacional Istor de la Divisiรณn de Historia del CIDE, en donde se desempeรฑa como profesor asociado y coordinador del Seminario de Historia y Ficciรณn. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2008. Es autor de los libros La piel muerta, La gente extraรฑa, La hermana falsa, La vida en Trieste, Brama, El abrazo de Cthulhu, No tendrรกs rostro, Dorada, Miramar y La pampa imposible.


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